DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2006, 26, 323-366.
Jean-Louis GUEREÑA. La prostitución en la España contemporánea, Marcial
Pons, Ediciones de Historia S. A., Madrid, 2003, 472 pp. ISBN:
84-95379-62-7.
No es frecuente, dada la atención que en la actualidad se presta por
parte de la Historia Local a objetos de estudio tan acotados como el que
nos ocupa, que una monografía especializada abarque un eje temático a nivel
nacional y en un marco cronológico tan dilatado. Ha de ser por tanto bienvenida
una obra que contempla desde una visión de conjunto el fenómeno
de la prostitución en la España contemporánea.
El libro de Jean-Louis Guereña permite la aproximación al estudio de
la actividad prostitucional desde una triple perspectiva: la Historia del Derecho,
de la Medicina y de las Mujeres, en definitiva desde la Historia Social,
paradigma historiográfico que incorpora cada vez más objetos de estudio
como el de la Historia de la Sexualidad en el que igualmente cabe integrar
la prostitución.
Cronológicamente, el estudio se centra en la época contemporánea, si
bien es de agradecer las referencias a situaciones anteriores —desde las toleradas
mancebías medievales hasta las medidas abolicionistas en la época de
Felipe IV—, que permiten un adecuado punto de partida para el desarrollo
cronológico que constituye el enfoque dado al principal vector de la obra,
la reglamentación de la actividad prostitucional.
El autor sitúa las primeras sensibilidades sobre la necesidad de regular
la prostitución a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Ello le da pie
a detenerse en destacadas figuras del pensamiento ilustrado, como el Conde
de Cabarrús, pionero en unas propuestas que serán asumidas por algunos
de los más conocidos reformadores del liberalismo como Pablo Montesinos,
introductor en España de la pedagogía de Pestalozzi e impulsor de la educación
popular, concretamente de la de las mujeres y los niños.
La primera reglamentación de la prostitución, llevada a cabo durante
el reinado de Isabel II, no es ajena a las discusiones habidas en las academias
de Medicina de las principales ciudades españolas a raíz de la consulta
efectuada en 1844 por la Junta Suprema de Sanidad. El acceso al debate
suscitado entre la clase médica permite al autor establecer el vínculo entre
la regulación de la prostitución y la profilaxis de las enfermedades venéreas,
una perspectiva que no excluye la consideración de los aspectos estrictamente
penales, abordados desde el análisis de las medidas represivas, encaminadas
fundamentalmente a reducir la visibilidad de las prostitutas en el marco
urbano —contenidas en los distintos reglamentos policiales y en el Código
Penal de 1848—.
Los dos capítulos centrales del libro, dedicados casi exclusivamente a
la reglamentación, contienen detalladísimos análisis de los reglamentos y
normativas de las principales poblaciones españolas. Sin embargo, el autor
no se detiene en la mera descripción de los textos legales y administrativos
—ciertamente exhaustiva—, sino que en el caso de algunas ciudades como
Zaragoza, Madrid o Cádiz sitúa el fenómeno en el contexto histórico del marco
estudiado, de forma que ambos espacios son atendidos desde la minuciosidad
de la mirada microscópica que permite la Historia Local, aproximándonos de
nuevo a semblanzas personales como la de Patricio de la Escosura o a otras
menos conocidas, pero igualmente interesantes, como las del republicano
gaditano Ramón de Cala. Se evidencia, a través de algunos de los proyectos
propuestos cómo la toma de conciencia sobre la prostitución ha de ser considerada
uno de los aspectos constitutivos del reformismo español que tiene en
las corrientes médico-higienistas una de sus más evidentes manifestaciones.
A la teoría y praxis de esta corriente de pensamiento está dedicado
el capítulo IV, que abarca desde el Sexenio hasta la II República. Durante
las últimas décadas del siglo XIX, el control de la actividad prostitucional
quedará bajo competencia municipal. El autor da a conocer más de medio
centenar de reglamentos, lo que le permite un minucioso conocimiento de
cualquiera de los aspectos de la actividad estudiada, desde la clasificación
de las prostitutas y su atención sanitaria hasta el aspecto exterior que en
algunas localidades habrían de mostrar las casas destinadas al comercio
sexual.
El estudio de la prostitución durante el siglo XIX, aunque es preferentemente
abordado desde fuentes administrativas y jurídicas, se completa
desde su representación en la literatura del siglo XIX, tanto en el género
costumbrista como, ya durante la Restauración, en el Naturalismo, corriente
en la que el tema es abordado desde una preocupación social y médica.
El recurso a las fuentes literarias supone otra mirada que enriquece
ampliamente el conocimiento del tema al permitir una visión más intimista
que acerca al lector al universo cotidiano de la prostituta, a sus espacios
—gráficamente descritos en varios de los testimonios aportados— y al mundo
de la clientela, que puede ser definido a partir de unos perfiles en los que
se reconocen unos valores y unos comportamientos. En definitiva, categorías
todas ubicables en el estudio de las mentalidades y por consiguiente en el
ámbito de la Historia Social.
En los dos últimos capítulos se aborda desde el débil movimiento abolicionista
que culmina en el decreto de 1935 hasta el momento actual, en
el que, según expone el autor, la actividad prostitucional constituye un caso
único en Europa en lo que a su visibilidad en la oferta se refiere.
En esta última etapa, el fenómeno de la prostitución es abordado, en
relación a los anteriores capítulos, desde una menor dependencia de fuentes
primarias, suplidas ahora, en lo que a la guerra civil se refiere, por la exhaustiva
utilización de referencias bibliográficas procedentes de la historiografía
feminista y de la literatura testimonial como es la conocida obra de Mika
Echebehére.
Tanto en la zona republicana como en la franquista, las enfermedades
venéreas y su propagación entre los combatientes fueron una constante
preocupación, su atención fue asumida por los gobiernos de la República y
de Franco, pero también por organizaciones políticas y sindicales que en el
caso de la anarcofeminista Mujeres Libres llegaron a plantear lo que ha sido
el más innovador y emancipatorio de los proyectos de reeducación social de
las prostitutas, los conocidos «Liberatorios de Prostitución».
El análisis de la prostitución durante el franquismo se centra en la actividad
del Patronato de Protección a la Mujer, constituido en 1942, cuyos
informes sobre la Moralidad Pública son una de las principales fuentes para
su estudio, y en los efectos de los Decretos-Leyes de 1956, que marcan el
fin de la prostitución tolerada.
La envergadura de una obra como la reseñada es el resultado del manejo
de un ingente volumen de fuentes de muy diversa naturaleza. A los ya referidos
documentos administrativos, normativas y reglamentaciones consultadas
en archivos locales y provinciales, a las colecciones de decretos y ordenes
de carácter general, a los informes oficiales y a las fuentes hemerográficas
hay que añadir la rigurosa utilización de fuentes tan concretas para el tema
como las custodiadas en los archivos de las Academias de Medicina de las
ciudades estudiadas, mientras que las memorias personales de autoridades
militares y políticas con implicación en el tema —valgan como ejemplo, las
muy utilizadas de Antonio Guerola, gobernador, entre otras, de la provincia
de Málaga en los años centrales del siglo XIX— aportan visiones que como
las ya referidas representaciones literarias ponen al descubierto los espacios
y los aspectos más desconocidos de la Historia.
La literatura médica y las abundantes referencias a obras de carácter
científico publicadas constituyen otro de los soportes de la investigación,
apoyada por otra parte en una bibliografía que viene a ser una puesta al
día de la producción historiográfica sobre un tema, analizada por el autor
en «De historia prostitutionis. La prostitución en la España contemporánea»,
publicado en la revista Ayer, 1997, 25 (Pobreza, Beneficencia y Política Social).
Una bibliografía de obligada consulta para cualquiera de los aspectos tratados,
independientemente de que la solidez de la investigación la convierten en
una imprescindible referencia que ha de ser tenida en cuenta en los estudios
de Historia de las Mujeres y en los de Historia Social.
LUCÍA PRIETO BORREGO
Universidad de Málaga