DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2004, 24, 307-358.
Agustí NIETO GALÁN; Antoni ROCA ROSELL (coords.) La Reial Acadèmia
de Ciències i Arts de Barcelona als segles XVIII y XIX. Història, ciencia i
societat, Barcelona, Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona,
Institut d’Estudis Catalans, 2000, 384 pp. ISBN: 84-393-5287-5.
Hace más de treinta años que Roger Hann diseccionaba la anatomía de la
Académie des Sciences de Paris. Desde la aparición de su estudio modélico
sobre una institución que fue a su vez modelo para otras muchas, el interés por
este tipo de análisis detallados de la estructura, la composición y el funcionamiento
de sociedades y academias científicas, pero también de instituciones de
enseñanza e investigación como universidades o facultades, se ha constituido
en uno de pilares más estables de la historia social de la ciencia. Es en esta
tradición en la que Agustí Nieto Galán y Antoni Roca i Rosell sitúan el
volumen colectivo dedicado a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona
(RACAB).
El volumen se abre con dos textos introductorios destinados a definir el
contexto cultural e institucional en el que surge la RACAB y, con ello, señalar
algunas de las claves interpretativas de la aparición de esta nueva institución en
el escenario científico y técnico de Europa, España y Cataluña y el modo en
que, en el contexto concreto de la Barcelona del último tercio del siglo XVIII,
esta enésima academia de ciencias logró definir su función y sus actividades
durante las primeras décadas de existencia. En el primero de ellos, Agustí
Nieto Galán nos ofrece varias miradas complementarias que sitúan a la RACAB
en escenarios como el de los equilibrios entre centros y periferias en Europa,
pero también dentro de cada nación, donde las periferias locales organizaban
sus propias estrategias frente a los centros dominantes política y culturalmente.
También apunta en su estudio aspectos relevantes de actividad de la RACAB,
como la importancia que en ella tuvieron las ciencias experimentales y que se
concretó en la formación de laboratorios y colecciones de física, química e
historia natural, o el modo en que la RACAB asimiló y difundió en su entorno
más inmediato el discurso sobre las aplicaciones de estas ciencias a las artes y
la agricultura, a través de varias estrategias de proyección pública en la ciudad
de Barcelona. El segundo, de Pere Grapí Vilumara, sitúa a la RACAB en la
tradición de las Academias científicas surgidas en Europa desde finales del
siglo XVII, destacando la existencia de una pluralidad de modelos institucionales
adoptados en cada contexto nacional, que hace de la singularidad del caso de
la RACAB en el territorio español una norma.
En las cuatro secciones siguientes, que constituyen el núcleo del volumen,
se alternan estudios sobre periodos concretos de la evolución de la institución
con capítulos dedicados a disciplinas, personajes o actividades concretas.
Esto confiere al volumen una considerable riqueza en los aspectos tratados
—públicos, académicos y profesores, actividades de enseñanza e investigación,
espacios e instrumentos, interacciones y negociaciones con grupos sociales,
poderes políticos e instituciones coetáneas y competidoras— pero dificulta
considerablemente algunas lecturas deseables. Por ejemplo, la que nos permita
obtener una visión global y renovada de la evolución de la institución durante
el periodo objeto de estudio. Son varios los autores que analizan los años
fundacionales de la RACAB. Manuel García Doncel, por ejemplo, nos narra el
zigzagueante camino seguido por el grupo de diecisiete socios fundadores de
lo que inicialmente fue una tertulia científica autodenominada Conferencia
Físico-Matemática Experimental, que apenas un año más tarde sería transformada
en cuerpo de expertos al servicio de la Corona y que a punto estuvo de
convertirse en institución de enseñanza científica y técnica, antes de adquirir,
en 1770, la denominación de Real Academia de Ciencias Naturales y Artes. En
el otro extremo, Antoni Roca Rosell describe la actividad de la RACAB en las
últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, cuando trató de reformular
su función dentro de comunidad científica y la sociedad catalana con acciones
como la creación de los «serveis» científicos. Pero, para todo el siglo XIX, es
el lector o lectora quien tendrá que construir su propia síntesis a través de los
trabajos que desde diferentes perspectivas centran total o parcialmente su
objeto de estudio en este periodo. Este es el caso del estudio de Fransesc Barca
Salom que nos ofrece un repaso de la labor docente de la RACAB desde sus
orígenes hasta su declive ante la aparición de las nuevas facultades de ciencias
a mediados del siglo XIX. Un rasgo distintivo del contexto en el que surge y
define su actividad la RACAB es sin duda la ausencia de una Universidad y, por
tanto, de la institución tradicionalmente encargada de la enseñanza superior.
La labor docente desempeñada por las instituciones científicas que crecieron
y compitieron en Barcelona por este espacio educativo vacío cobra una importancia
especial en este contexto.
Los lectores pueden también ayudarse en esta tarea con la lectura de los
capítulos dedicados a estudiar la actividad de las diferentes «direcciones» que
conformaron la RACAB. Agustí Camós lo hace para la de Historia Natural
hasta mediados del siglo XIX, mediante un trabajo basado en la biografía de
los académicos adscritos a la Dirección de historia natural y en su actividad
científica y profesional dentro y fuera de la RACAB. Desde una perspectiva
similar, aunque en este caso limitado a la segunda mitad del siglo XVIII,
Pasqual Bernat estudia la dirección de agricultura. Una dirección que surgió
en parte como una imposición de la corona al incluirla en los estatutos de la
nueva Real Academia de Ciencias Naturales y Artes, tal y como fue establecida
en 1770, pero que fue rápidamente apropiada por el grupo de académicos que
la compusieron, para integrarla en su propia estrategia de promoción social y
para desarrollar desde ella una intensa tarea que Bernat analiza a través del
fondo de memorias, dictámenes e informes todavía conservado. Complementando
en el tiempo los dos textos anteriores, Joseph Maria Camarasa traza la
evolución de las actividades desarrolladas en el seno de la RACAB dentro de
un área, la botánica, trasversal en muchos aspectos a las direcciones de historia
natural y de agricultura.
Los coordinadores de este volumen destacan en esta colección de trabajos
la voluntad de hacer avanzar los estudios sobre la academia de ciencias de
Barcelona desde allí donde se detuvieron esfuerzos anteriores como el de
Josep Iglèsies en los años sesenta. Y lo consiguen, sobre todo, al integrar la
abundante historiografía que desde entonces ha cambiado el modo de abordar
el estudio de la «anatomía» y la «fisiología» de las instituciones científicas y de
las Academias en particular. Pero el propio volumen deja constancia de la
importante tarea que queda por realizar. En el último capítulo, Rosa María
Sarabia expone de forma esquemática el contenido del enorme fondo documental
de la RACAB. A las fuentes normativas y administrativas, fundamentales
para adentrarse en la organización, financiación y funcionamiento de la institución,
se une una extensa y rica colección de memorias, trabajos, informes y
dictámenes, que dan cuenta de la variada actividad de sus miembros en un
amplio abanico de cuestiones científicas y técnicas. Una documentación que,
sin embargo, las contribuciones a este volumen apenas han comenzado a
utilizar de manera sistemática, tal y como pone de manifiesto la lectura transversal
de las notas a pié de página. La presencia mayoritaria de fuentes normativas,
reproducidas incluso en los apéndices documentales del volumen y de
algunos capítulos, contrastan con la escasa relevancia de algunas series documentales
especialmente importantes.
Entre los documentos conservados hay series tan valiosas como los registros
de inscripción, certificados y diplomas de los alumnos asistentes a los
cursos, que permitirían un estudio de las funciones y las percepciones de la
Academia a través del perfil de sus públicos asistentes. Aparte de algunos datos
cuantitativos ofrecidos por Barca Salom, el único trabajo realizado desde esta
perspectiva es el de Lluís Gassiot i Matas en el que, a partir de fuentes
indirectas, pues no se conservan registros para esos cursos, se estudia el perfil
del público asistentes a los cursos de Tomás Cerdá al frente de la cátedra de
matemáticas del Seminario de Nobles de Cordelles. El objetivo es analizar la
influencia que este autor pudo tener en la formación de la Conferencia de
Física Experimental, germen de la futura RACAB. Más éxito han tenido los
documentos y expedientes de los miembros de la academia, fuentes tradicionales
para los estudios prosopográficos, ineludibles en el análisis de instituciones
científicas. Son varias las contribuciones que hacen uso de estas fuentes
para ofrecernos noticias biográficas o listas y tablas de los miembros de alguna
de las direcciones o clases, pero pocos los que las analizan desde una perspectiva
comparada que desvele el perfil social, profesional o científico de los
académicos a lo largo de periodos más o menos largos. Alvar Martínez y José
Pardo Tomás se hacen eco de la necesidad de este tipo de estudios al mencionar
el reducido pero significativo grupo de miembros de la RACAB que lo
fueron también de la Academia Médico Práctica de Barcelona. El trabajo se
centra, sin embargo, en uno de ellos, Jaume Bonells, y en el doble papel
mediador que éste médico del duque de Alba tuvo entre la voluntad de un
gobierno central interesado en fomentar pero también controlar la actividad
de instituciones ilustradas como las fundadas en Barcelona y los intereses
locales de los grupos profesionales y sociales que las impulsaron, por un lado,
y entre las propias instituciones locales, en este caso el de las dos academias,
médica una y científica la otra, en su afán por definir su espacio dentro de una
importante ciudad privada de Universidad. Quizás el trabajo que mejor recoge
esta aproximación y que mayor uso hace de las fuentes documentales conservadas
sea el de Carles Puig-Pla sobre los primeros socios artistas de la RACAB,
las normas establecidas para su admisión y el perfil del grupo que finalmente
constituyeron en el seno de la Academia, hasta 1824. Podríamos citar como
último ejemplo el escaso tratamiento que han recibido las fuentes materiales
que la Academia atesora. Quizás la información sobre las colecciones de histo
ria natural que Camarasa ofrece en su capítulo sobre la botánica en la RACAB
sean las únicas referencias a los instrumentos, máquinas y colecciones que
conformaron la cultura material de esta institución.
Sirva este último comentario final para reivindicar la importancia que la
recuperación, catalogación y difusión de estas colecciones tiene para el estudio
de las actividades desarrolladas por instituciones como las Academias científicas.
Los coordinadores de este volumen y los autores de los estudios que lo
componen nos lo han mostrado a través de sus referencias y les animamos a
que dediquen a ello los próximos trabajos sobre esta institución.
ANTONIO GARCÍA BELMAR
Universitat d’ Alacant