DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2003, 23, 409-454.

Juan L. CARRILLO; Guillermo OLAGÜE. La enseñanza de la anatomía en las universidades andaluzas (1800-1850). Edición facsímil del «Resumen de Anatomía» (Sevilla, 1828) de Joaquín Sánchez-Reciente, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2001, 41 p. + 187 p. + índice. ISBN: 84-472-0622-X.

El descubrimiento y recuperación bibliográfica del Resumen de Anatomía publicado en 1828 por Joaquín Sánchez Reciente posee un interés histórico multidimensional. Al simple valor implícito que posee la recuperación de una obra casi desconocida y poco citada en los repertorios bibliográficos al uso, se añaden las circunstancias que la hicieron posible, la significación de su autor y su contenido, que nos permite, como un prisma, observar a través suyo las circunstancias de una época, en este caso oscura, de la medicina y la enseñanza universitaria en España. Porque el Resumen de Anatomía de Sánchez Reciente no tenía otra intención ni destinatario que el estudiante universitario, en un período de represión ideológica y escasa producción científica en España.
Ese trabajo de erudición bibliográfica y de contextualización histórica es el que realizan con minuciosidad y oficio Juan L. Carrillo y Guillermo Olagüe, catedráticos de historia de la medicina respectivamente en las Universidades de Sevilla y Granada, en un capítulo introductorio que titulan «La enseñanza de la anatomía en las universidades andaluzas (1800-1850)», donde dedican sendos apartados a la enseñanza anatómica en Sevilla y Granada durante la primera mitad del siglo XIX y desvelan las circunstancias académicas que hicieron posible la publicación del librito.
En ese estudio introductorio se pone de manifiesto la etapa negra que atravesaba la sociedad española y el tenebroso ambiente universitario. La propia personalidad de Sánchez Reciente no podía ser más elocuente: aupado a la docencia universitaria como «sustituto de cátedra» de anatomía durante la etapa final de Francisco Sancho Bondía, su principal mérito era la fidelidad al más rancio conservadurismo antiliberal, que le llevó incluso a delatar por liberales a profesores del claustro médico, como Gabriel Rodríguez de Vera. Pero al oscurantismo ideológico hay que añadir la falta de profesionalización de quienes, como Sánchez Reciente, servían igual para enseñar anatomía que instituciones médicas o cualquier otra disciplina, lo que era especialmente frecuente en momentos de crisis social, penuria económica y convulsión institucional. No olvidemos que el Plan Pidal de 1845 acabó con el cierre de un buen número de facultades de medicina en toda España, entre ellas las de Sevilla y Granada. Algo semejante, aunque menos traumático fue lo sucedido en Granada, desde una etapa floreciente al final de la Ilustración hasta la crisis y el hundimiento de la facultad de medicina durante el reinado de Fernando VII. En este caso, el cierre apenas se prolongó un quinquenio, pero el nivel académico y las persecuciones ideológicas no eran muy diferentes a las ocurridas en Sevilla. Por todo ello, el estudio introductorio de Carrillo y Olagüe es una magnífica antesala de lo que después encontraremos en una obra científicamente mediocre, menor y libresca, cuyo principal mérito no es otro que el de resumir unos contenidos académicos que carecen de cualquier intención pedagógica.
Con independencia de su valor histórico como testimonio de una época, ni una sola imagen ilustra las rancias descripciones de los huesos, los músculos, la adenología, la angiología, los linfáticos, los nervios, los tegumentos, los órganos del sistema nervioso, las sensaciones, las estructuras anatómicas de las cavidades torácica y abdominal, los órganos de la reproducción, el desarrollo embrionario y la organización del feto. El desarrollo del saber anatómico se presenta sin solución de continuidad, de acuerdo con el patrón expositivo clásico y con pocas intenciones didácticas que no sean la mera retención de un saber descriptivo.
El librito editado en su tamaño original en cuarto, con un tipo de papel grisáceo y los cantos de hoja en azul, posee una cuidada encuadernación artesanal en pasta a partir del ejemplar existente en la Biblioteca Pública del Estado, en Albacete, por lo que constituye un magnífico objeto bibliográfico que hará las delicias de los amantes del libro antiguo. Debemos, pues, felicitarnos por la recuperación de un texto científico muy poco conocido y por un excelente trabajo de edición, que lo pone en perfectas condiciones al servicio de personas investigadoras y bibliófilas.


JOSEP LLUÍS BARONA
Universidad de Valencia