DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2000, 20, 553-598.

Francisco Javier RODRÍGUEZ ALCÁZAR; Rosa María MEDINA DOMÉNECH; Jesús SÁNCHEZ CAZORLA (eds.). Ciencia, tecnología y sociedad: contribuciones para una cultura de la paz, Granada, Universidad de Granada/Instituto de la Paz y los Conflictos [Colección Eirene], 1997, 370 pp. ISBN: 84-338-2370-.

La reflexión acerca de las relaciones de la ciencia y la tecnología con las sociedades en las que se producen no es un fenómeno nuevo. Mientras que en filosofía de la ciencia y sociología del conocimiento científico los análisis contextuales comenzaron a generalizarse hace unos veinte años, otras comunidades como la de los historiadores de la ciencia llevan bastante más tiempo preguntándose qué puede tener que ver la ciencia con las necesidades, preocupaciones, anhelos y enfermedades sociales. En los últimos tiempos, la aparición de «ciencia, tecnología y sociedad» (CTS) como campo disciplinar ha reunido muy diversos tipos de especialistas en ciencia y tecnología que, desde sus particulares tradiciones (filosofía, sociología, historia, teoría política, ética, educación...), habían ido enfocando su trabajo hacia un objetivo susceptible de ser interpretado de modos diversos: el de explorar las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. Se trata ésta de una tarea que el sentido común dicta como urgente en un mundo crecientemente dominado por el desarrollo científico-tecnológico, y en el que la tecnología aparece como la principal mediadora de las transformaciones más revolucionarias que se avecinan (la revolución de la información, la revolución de la biotecnología...). Renunciar a analizar las relaciones de la ciencia y la tecnología con la sociedad sería entonces renunciar a analizar las claves de nuestras sociedades contemporáneas.

Sin embargo, la cristalización de «ciencia, tecnología y sociedad» como ámbito de estudio no ha llevado asociada una homogeneización de objetivos, intereses, enfoques y contenidos; un estado de cosas que no debería percibirse necesariamente como preocupante. Como se nos dice en uno de los artículos de este libro (López Cerezo y Luján López), no se trata tanto de imponer un consenso forzado como de promover un disenso constructivo, algo de lo que dan fe la pluralidad de enfoques adoptados en los textos que se recogen en este volumen.

El punto de partida es el de la investigación sobre la paz, una paz que Sánchez Cazorla define de un modo amplio como el «proceso que permite ir promoviendo y facilitando la satisfacción de las necesidades humanas básicas» (p. 16). Así caracterizada la paz, a la ciencia y la tecnología les corresponde un importante papel en su consecución. En efecto, la ciencia y la tecnología han sido a menudo definidas por su capacidad de dar satisfacción a necesidades humanas, básicas o percibidas, de conocer y controlar, de mejorar las condiciones de vida o explicar los secretos del universo. A partir del núcleo común que Sánchez Cazorla expone en el artículo inicial, se despliega un heterogéneo arsenal de análisis que constituyen en conjunto una excelente introducción a la diversidad de temas y enfoques que se engloban habitualmente bajo la etiqueta de CTS.

Los ensayos que constituyen la primera parte del libro sientan las bases teóricas de los análisis CTS cubriendo de un modo bastante exhaustivo el campo de cuestiones suscitadas al pensar la ciencia y la tecnología como productos y procesos sociales. La viabilidad y pertinencia de los enfoques CTS pasa por una argumentación a favor del carácter situado de la ciencia y la tecnología. Rodríguez Alcázar y Sánchez Millán contribuyen a esta fundamentación criticando, desde la filosofía, los mitos de la neutralidad de la ciencia y de una racionalidad científica libre de valores. La contribución de López Cerezo y Luján López insiste sobre este punto tomando como foco de análisis la ubicuidad de la controversia: controversias dentro de la ciencia y controversias acerca de la ciencia, cuyos mecanismos de resolución transcienden el estrecho ámbito de la racionalidad entendida al modo tradicional.

Junto a estas cuestiones básicas encontramos un cuidadoso tratamiento de otros aspectos menos habituales en los textos de CTS, aunque de crucial relevancia. Así, los estudios de retórica aplicados a los textos científicos, como argumenta Medina Doménech, son un potente instrumento para mostrar cómo se constituyen y sostienen los mitos de la neutralidad y la autonomía de la empresa científico-tecnológica. Del mismo modo, si hay algún lugar privilegia-do desde el que argumentar la necesidad de contextualización del estudio de la ciencia, éste es sin duda el de una historia de la ciencia en la que se evite el presentismo y la linealidad forzada. El artículo de Moreno Rodríguez ejemplifica la importancia del material histórico para ilustrar las relaciones CTS. Un aspecto especialmente interesante es el que liga a la ciencia y la tecnología con cuestiones de género: Ortiz Gómez plantea cómo los análisis de género exploran algunas cuestiones cruciales en el campo CTS, tanto históricas, como sociológicas y epistemológicas. El bloque inicial se cierra con una reflexión acerca de la presentación de la ciencia y la tecnología al público no experto. Butler analiza la imagen de la ciencia y la tecnología que se transmite en los museos de ciencia, abogando por una visión menos triunfalista y más social-mente orientada de la que habitualmente destilan estos escaparates privilegia-dos de los avances científico-tecnológicos.

Desde enfoques muy diversos y en cierto modo complementarios, estos ensayos muestran la fecundidad de un tratamiento multidisciplinar de las relaciones ciencia-tecnología-sociedad, y suponen además una muestra de lo injustificadas de muchas de las críticas que desde los marcos disciplinares tradicionales se vierten contra el estudio social de la ciencia y la tecnología. Lejos de tratarse de propuestas teóricas insensatas, en las que se defiende osadamente el carácter socialmente construido de la ciencia y la tecnología a través de procesos de negociación entre intereses diversos, todos los autores tienen un cuidado especial en matizar sus posturas ofreciendo versiones sutiles de la impronta social en los productos de la ciencia y la tecnología, evitando un relativismo radical que no sería una estrategia ventajosa para los objetivos de CTS.

Esta actitud de contención del radicalismo epistemológico también anima la serie de artículos recogidos en la segunda parte del libro, donde se analizan diversos procesos tecnológicos bajo la propuesta compartida de promover la participación pública en su desarrollo. Se trata de temas de actualidad que recorren las tecnologías de uso militar (Sützl), de la información (Agar), las biotecnologías (Moreno, Iáñez y Porras) y la transferencia tecnológica a los países periféricos (Santander). Si bien los temas escogidos suponen una selección de las controversias recientes más relevantes, la exclusiva atención a procesos tecnológicos produce quizá cierto desequilibrio en relación con la primera parte teórica, que se había centrado básicamente en la reflexión sobre el fenómeno científico. La estrecha interdependencia de la ciencia y la tecnología contemporáneas, sin embargo, suavizan esta asimetría de tal modo que las bases teóricas defendidas en la primera parte pueden observarse aquí en funcionamiento y se utilizan para defender la participación de los no expertos en procesos que actúan sobre nuestras formas de vida; sin olvidar que son, a su vez, procesos socialmente mediados, algo que habitualmente tiende a dejar-se de lado cuando la discusión deriva hacia los «efectos» o las «revoluciones tecnológicas», como nos recuerda Jon Agar en el ensayo sobre las tecnologías de la información.

Se trata, en definitiva, de un libro plural y sugerente, que constituye una excelente introducción a los temas CTS y enriquece considerablemente el todavía escaso panorama bibliográfico en castellano sobre uno de los temas claves de nuestro mundo contemporáneo.

MARTA I. GONZÁLEZ GARCÍA Universidad Carlos III