El fenómeno de la violencia doméstica, también denominado maltrato familiar, es, hoy en día, uno de los problemas sociales que ha adquirido mayor dimensión y reclamo, como consecuencia de su magnitud tanto cualitativa como cuantitativa, necesitada de especiales actuaciones diseminadas en múltiples perspectivas interdisciplinares.

Uno de los problemas más comunes observados en la práctica son las informaciones que, sobre el tema, se presentan, en muchas ocasiones contradictorias y faltas de estudios globales que orienten con rigor y escrupulosidad científica los innumerables datos utilizados, y que, en determinados supuestos, distorsionan situaciones que son necesarias de afrontar con todas las garantías de credibilidad que exige una cuestión de estas dolorosas características. No es fácil concretar con claridad las medidas, actuaciones,  estadísticas, etc, divulgadas sobre esta materia, sobre las que concurren especiales sensibilidades. Así, no es infrecuente contemplar cierto confusionismo en las calificaciones que de las conductas violentas se hacen en los  medios de comunicación e incluso por determinadas asociaciones.

El punto de partida necesario para comenzar esta investigación gira en torno al concepto de criminología acotado. La criminología es una ciencia de reciente estudio en España, pese a que sus orígenes se remontan, incluso, siglos atrás. Por ello, la obtención de una definición puede resultar una tarea compleja, no obstante, si hay que considerar una como punto central del modelo criminológico español, y desde luego que marque las pautas de esta investigación, es la referida por García-Pablos, quien la define como «ciencia empírica e interdisciplinaria, que se ocupa del estudio del crimen, de la persona del infractor, la víctima y el control social del comportamiento delictivo, y trata de suministrar una información válida, contrastada, sobre la génesis, dinámica y variables principales del crimen –contemplado éste como problema individual y como problema social-, así como sobre los programas de prevención eficaz del mismo y técnicas de intervención positiva en el hombre delincuente»[1].

Es por ello que se ha creído necesario dividir el presente trabajo en cuatro apartados principales (delito, delincuente, víctima y medios de control social) con el único fin de obtener un mayor acercamiento a cada uno de los puntos básicos de la definición aportada y conjugarla con sus manifestaciones concretas en el delito de violencia habitual en el ámbito doméstico.

Estas bases son las puertas que abren la investigación sobre el fenómeno de la violencia doméstica. Es esencialmente un estudio criminológico, pero apoyado por el necesario análisis dogmático del correspondiente tipo penal. De uno y otro se han de derivar concretas propuestas político-criminales, que permitan un mayor acercamiento del Derecho Penal al problema concreto, así como un mejor conocimiento de las figuras del delincuente, de la víctima y de los medios de control social existentes.