LAS INDUSTRIAS LÍTICAS DE LA CUEVA DE LAS VENTANAS DE PÍÑAR (GRANADA) DESDE EL PALEOLÍTICO SUPERIOR A LA EDAD DEL COBRE

THE LITHIC INDUSTRIES OF CUEVA DE LAS VENTANAS OF PÍÑAR (GRANADA) FROM UPPER PALEOLITHIC TO COPPER AGE

Carlos SÁNCHEZ-TARIFA


Resumen
La Cueva de Las Ventanas de Píñar (Granada, Andalucía) es un yacimiento arqueológico en gruta que fue excavado durante el siglo pasado. En 1.996 se llevó a cabo una intervención arqueológica obteniendo una gran cantidad de piezas líticas y materiales arqueológicos. Estos materiales están descontextualizados comprendiendo un período desde el Paleolítico Medio a la Edad del Cobre.
El material lítico ha sido analizado desde el punto de vista tecno-tipológico obteniendo resultados importantes: la mayor parte del material lítico pertenece, principalmente, al período solutrense (Paleolítico Superior). Este estudio se ha visto limitado porque una cantidad importante de material lítico retocado ha desaparecido debido a los expolios. Por ello no hemos incluido características relevantes tales como índices técnicos y otros procesos cuantitativos.

Palabra clave
Paleolítico Medio, Paleolítico Superior en Granada, Solutrense, Neolítico, Edad del Cobre.

Abstract
Las Ventanas Cave in Píñar (Granada, Andalucía) is a archaeological settlement in cave that was excavated during the last century. In 1996 was carried out a new excavation obtaining a great quantity of stone tools and others archaeological materials. These materials have not context or stratigraphic location belonging from the Middle Paleolithic to Copper Age.
The lithic production has been analyzed from a techno-tipological point of view obtaining a important result: the stone tools belong mainly to the solutrean period in the Upper Paleolithic. There are great constraints in the study of the stone tools because an important quantity with signals of retouch is not present due to despoils. Therefore we do not include relevant characteristics like technical indexes and other quantitative tools.

Key Words
Middle Palaeolithic, Upper Palaeolithic in Granada, Solutrean, Neolithic, Copper Age.
 

SITUACIÓN DEL YACIMIENTO

La Cueva de las Ventanas se encuentra enclavada dentro de los Montes Orientales, comarca situada al norte de la provincia de Granada que presenta un relieve en forma de sierras bajas y campiñas que le proporcionan su personalidad geográfica. La región de Píñar, y en general los Montes Orientales ocupan una posición intermedia entre cuatro grandes unidades tectónicas (Azema et al., 1979): la depresión de Loja-Granada al Oeste, las sierras jiennenses del Subbético medio al Norte, la depresión de Guadix-Baza-Huéscar al Este y Sierra Harana al Sur. Esta posición intermedia y la alineación de los principales accidentes estructurales en sentido Sur-Oeste o Este-Oeste convierten a este sector en la comunicación natural entre ambas depresiones y por tanto en un segmento central del Surco Intrabético.

Tanto la Cueva de las Ventanas como la de Carigüela, que están separadas una de otra por apenas 500 m., se abren en el escarpe producido por la falla de Píñar en el límite norte del olistolito que forma el monte del Castillo (Lám.1). Esta estructura es un gran bloque alargado de unas 50 hectáreas de superficie, más ancha en el extremo occidental que en el oriental, siendo sustituido por pequeños olistolitos alineados a lo largo de la falla. Los materiales del olistolito principal son una sucesión de calizas con sílex, calizas blancas con fósiles, calizas oolíticas y calizas rojas (Vega, 1988). El karst de Píñar es de naturaleza compleja pese a tratarse en teoría de un sistema confinado por la estructura de bloque independiente que presenta el olistolito. Esta complejidad puede hacerse extensiva también al régimen de alimentación, puesto que si en líneas generales puede considerarse de tipo pluvial, tampoco se debe olvidar su papel como colector de parte de las aguas que bajan desde el sur del escarpe calcáreo.





El actual nivel de base del sistema kárstico de Píñar es la Fuente de la Zarza, lugar en el que también se han documentado restos líticos del Paleolítico Medio.. Se encuentra situado a 100 metros sobre el actual cauce del río y a causa de un pliegue y de la fracturación de las calizas actúa como colector de todas las aguas que drenan el monte del Castillo. Esta surgencia tiene agua todo el año y se sitúa en el contacto entre las calizas y un nivel arcilloso inferior.

La cueva más importante del sistema kárstico de Píñar es sin duda la de las Ventanas (Lám.2), también conocida por los nombres de Ventanilla y Cueva de la Campana por algunas formaciones de su interior que recuerdan esta forma, cavidad de unos 1200 metros de recorrido conocido de los que sólo la mitad han sido explorados arqueológicamente. Se localiza al Este del pueblo de Píñar, a unos 900 metros por la carretera que atravesando el pueblo lleva al anejo de Bogarre, junto a la intersección de las coordenadas UTM 4.144.000 - 462.000 dentro de la hoja 196-40 de Iznalloz. Recibe el nombre de Cueva de las Ventanas por sus tres bocas de acceso. Las dos situadas más al Este se encuentran elevadas varios metros sobre el nivel actual del suelo. Normalmente se accedía por la tercera boca mediante una rampa artificial construida en piedra seca.




HISTORIA ARQUEOLÓGICA DE LA CUEVA DE LAS VENTANAS

Las referencias más antiguas con relación a la Cueva de las Ventanas datan del S. XIX. Se habla de ella por sus grandes dimensiones, por la búsqueda de mineral en su interior y por su utilización como redil para el ganado (Montells y Nadal, 1841; Puig y Larraz, 1896), pero no es hasta el año 1.916 cuando se tienen noticias desde el punto de vista arqueológico a cargo de Hugo Obermaier. Comenta que según los lugareños, en el interior había un cementerio neolítico que habría sido destruido y saqueado hacía muchos años y que se puede identificar con los restos óseos, líticos y cerámicos aparecidos en la sala de los Desprendimientos (Área C, Zona 11). Según comenta, no encontró indicio alguno de restos paleolíticos (Obermaier, 1934), pero lo más probable es que no identificara bien los restos líticos del paleolítico superior. En el año 1.954 Jean Christian Spahni realizó una intervención arqueológica, pero la abandonó al no encontrar los resto paleolíticos que buscaba y trasladó la excavación a la Cueva de la Carigüela donde se produjo el hallazgo de parte de los restos óseos de un niño de homo neandertalensis. A partir de este momento, se abandonan las intervenciones arqueológicas en la Cueva de las Ventanas y se centrarán en la Cueva de la Carigüela, dejando a la primera de lado, y convirtiéndose en un centro importante de clandestinos y expoliadores hasta que en 1.996 se comienza un seguimiento arqueológico para recuperar el material descontextualizado a cargo de José Antonio Riquelme Cantal, dando como resultado una ingente cantidad de material arqueológico y faunístico variado de períodos comprendidos desde el paleolítico hasta la edad contemporánea.

Como consecuencia de los expolios, los niveles arqueológicos fueron destruidos, mezclando materiales de diversos períodos, por lo que hubo que realizar, desde el punto de vista arqueológico, una lectura horizontal de la cavidad para tratar de poner en orden, en la medida de lo posible, el material arqueológico que iba apareciendo, siendo necesaria la zonificación del interior de la cueva. De este modo, la cueva quedó dividida en 18 zona agrupándose a su vez en 4 áreas: A, B, C y D. En las 10 primeras zonas se enmarcaría el área de habitación (A). La zona 11 (B), que está delimitada por un pasillo angosto, representaría un ámbito intermedio entre el área de habitación y el de enterramiento, en el que han aparecido restos de enterramiento. El espacio comprendido entre la zona 12 y la 17 sería el de enterramiento (C) que ocupa todo el interior de la cueva. Por último hemos delimitado un espacio diferente, adyacente al espacio de habitación, ya que, aunque está dentro de este último espacio, presenta un carácter marginal con relación a la gran sala por estar ubicado en la parte interior de un lateral (D). (Lám.3)





MATERIAL LÍTICO

Como ya hemos mencionado más arriba, la Cueva de la Ventanas, desde el punto de vista arqueológico, ha sufrido un proceso de degradación, por factores antrópicos desde un período bastante temprano hasta nuestros días, debido, fundamentalmente, a la acción del expolio. En este proceso, no sólo ha desaparecido material arqueológico para ocupar lugar en vitrinas de coleccionistas, sino que ha habido una dislocación en los niveles arqueológicos que ha originado que el material, en este caso lítico de diferentes períodos prehistóricos, se haya mezclado de manera que, por ejemplo, piezas correspondientes al Paleolítico Superior, adscritas al Solutrense, se sitúen junto a piezas de la Edad del Cobre. Por ello, el agrupar en períodos el material lítico ha presentado más problemas que el que pueda presentar un conjunto lítico de estratigrafía estable, ya que nos hemos basado únicamente en el análisis tecno-tipológico de las piezas para darles una cronología acertada. Hay que decir que se le ha dado cronología a aquellas piezas de las que con certeza hemos podido deducir su período, por lo que parte de ellas, fundamentalmente lascas, no las hemos asociado a ningún período concreto. Además, no se han realizado índices técnicos del material al no tener ningún sentido, ya que, además de lo expuesto anteriormente, ha debido de “desaparecer” por acción de los expoliadores gran cantidad de material en buen estado, por lo que los resultados serían inapropiados y faltos de rigor objetivo.

A partir de aquí, se expondrá una síntesis del estudio tecno-tipológico del Trabajo de Investigación defendido por el autor del artículo (Sánchez-Tarifa, 2001).

Características técnicas del material lítico

El total del conjunto lítico estudiado está compuesto por 1.328 piezas, todas ellas de sílex, de las cuales 165 están retocadas, lo que supone un 12.4% del total de la industria frente a 1.163 piezas que componen el resto del material lítico con un 87.6%.

Hay 488 piezas con alteraciones que representan el 36.7 %. La alteración con mayor porcentaje es la química con 257 piezas que representan el 52.8 % del total de las alteraciones. Le siguen por orden de mayor a menor la alteración térmica con 148 piezas que representan el 30.4 %, la alteración mecánica con 47 piezas que representan el 9.6 %, el tratamiento térmico con 32 piezas que representan el 6.6 %, lustre con 2 piezas que representan el 0.4 % y, por último hay evidencias de lustre de cereal en 1 pieza que representa el 0.2 % del total de las alteraciones. Como hecho anecdótico, hay que decir que aparece, entre el material lítico, una pieza muy singular denominada piedra de fusil, utilizada en un período muy reciente, (aproximadamente desde la segunda mitad del S. XVII hasta la primera mitad del S.XIX). (Martínez Fernández et al. 1994: 44-49)

En cuanto a los productos de talla y soportes las cantidades y porcentajes son los siguientes: lascas con 715 piezas representan el 57.8 %, hojas prismáticas con 303 piezas representan el 24.5 %, hojas no prismáticas 103 piezas representan el 8.3 % y núcleos con 116 representan el 9.3 %.

De aquellos productos de talla de los que se ha podido determinar la cronología, 5 piezas que representan el 1.0 % son Musterienses, 399 piezas que representan el 80.0 % son del Paleolítico Superior, de las cuales 11 piezas que representan el 2.2 % presentan un carácter tecno-tipológico puramente Solutrenses. 3 piezas que representan el 0.6 % son de la Prehistoria Reciente sin poder determinar con más exactitud su cronología, 57 piezas que representan el 11.4 % son Neolíticas y 24 piezas que representan el 4.8 % son de la Edad de Cobre.

Características técnicas del material retocado

El conjunto está compuesto por un total de 165 piezas retocadas que representan el 12.4 % del total del conjunto lítico de la cueva, de las cuales 51 piezas que representan el 30.9% presentan algún tipo de alteración. La alteración con mayor porcentaje es la química con 27 piezas que representa el 52.9 % del total de las alteraciones. Le siguen por orden de mayor a menor el tratamiento térmico con 10 piezas que representan el 19.6 %, la Alteración mecánica con 6 piezas que representan el 11.8 %, la alteración térmica con 5 piezas que representan el 9.8 %, lustre con 2 piezas que representan el 3.9 % y lustre de cereal con 1 pieza que representa el 2.0 % del total de las alteraciones.

En cuanto a los productos de talla las cantidades y porcentajes son los siguientes. Lascas con 85 piezas representan el 52.8 %, hojas prismáticas con 59 piezas representan el 36.6 % y hojas no prismáticas con 17 piezas que representan el 10.6 %.

Hasta aquí, hemos analizado todo el material en su conjunto. A partir de ahora, analizaremos aquel material que por su carácter tecno-tipológico se puedan adscribir a un período concreto de la prehistoria.

Características tecno-tipológicas del Musteriense

De este período se han registrado, únicamente, 5 piezas (Fig.1), todas de sílex, ubicadas en el área A o área de Habitación. Todas ellas, además de estar retocadas, han sido localizadas muy cerca de la entrada a la cavidad, por lo que se puede deducir, en un primer momento, que son piezas introducidas desde el exterior y, posiblemente, reutilizadas como herramientas por culturas posteriores. Esta interpretación no desmerece la posibilidad de la existencia de material lítico musteriense bajo las coladas existentes en el interior de la cueva. Desde el punto de vista tecnológico, todas las piezas son lascas en las que encontramos 2 talones diedros, 1 puntiforme, 1 liso y 1 facetado. Desde el punto de vista tipológico hay presentes 1 raedera simple convexa, 1 raedera con retoque bifacial, 1 lasca truncada y 2 escotaduras.





Características tecno-tipológicas del Paleolítico Superior (Solutrense)

El conjunto está compuesto por un total de 415 piezas líticas, todas de sílex, de las cuales 88 están retocadas, lo que supone un 21.2 % del total de la industria frente a 327 piezas que componen el resto del material lítico con un 78.8 %.

Desde el punto de vista tipológico, las piezas que se han podido registrar son las siguientes (Fig.2):

17 Raspadores simples sobre lámina
6 Raspadores dobles
12 Raspadores sobre lasca
1 Raspador en abanico
2 Raspadores sobre lámina retocada
3 Raspadores carenados
1 Raspador en hocico
1 Buril diedro de eje desviado
3 Buriles diedros de ángulo
1 Buril de ángulo sobre fractura
1 Cuchillo de dorso
1 Punta de Gravette
1 Elemento truncado
8 Piezas con retoque continuo sobre borde
5 Piezas con retoque continuo en ambos bordes
6 Fragmento de lámina retocada
1 Hoja de laurel
2 Piezas con muesca (solutrense)
7 Piezas con escotaduras
1 Denticulado
1 Raedera
3 Piezas astilladas 


Características tecno-tipológicas del Neolítico

El conjunto está compuesto por un total de 58 piezas líticas, todas de sílex, de las cuales 13 están retocadas, lo que supone un 22.8 % del total de la industria frente a 44 piezas que componen el resto del material lítico con un 77.2 %.

Desde el punto de vista tipológico, las piezas que se han podido registrar son las siguientes (fig.3):


 
1 Fragmento de lasca con retoque abrupto
1 Lasca con dos o más modos de retoque
1 Hoja con retoque simple
1 Escotadura simple retocada
5 Escotadura simple retocada
1 Escotadura doble retocada
1 Denticulado simple de baja modificación secundaria
1 Truncadura simple proximal
1 Truncadura simple distal
1 Astillado doble

Características tecno-tipológicas de la Edad del Cobre

El conjunto está compuesto por un total de 24 piezas, todas de sílex, de las cuales 7 están retocadas, lo que supone un 29.2 % del total de la industria frente a 17 piezas que componen el resto del material lítico con un 70.8 %.

Desde el punto de vista tipológico, las piezas que se han podido registrar son las siguientes (Fig.4):




2 Fragmento de lasca con retoque simple
1 Lasca con retoque simple
1Fragmento de hoja con retoque simple
1 Escotadura simple retocada
1 Perforador con modificación secundaria poco profunda
1 Astillado doble



Características tecnológicas de restos de talla y soportes

En este estudio, además de analizar los restos de talla y soportes, hemos incluido soportes que no son producto de talla, que no pueden identificarse como tales o que son desechos de ellos.

Este grupo de material está compuesto por un total de 190 piezas, todas de sílex, de las cuales 86 son núcleos de lasca, 41 percutores, 30 núcleos de hoja, 22 indeterminables, 5 esquirlas térmicas, 3 bloques no tallados, 1 núcleo de hoja reutilizado como percutor, 1 núcleo con extracciones de lascas y hojas y 1 núcleo indeterminado.

APORTACIÓN DEL ESTUDIO DE LA INDUSTRIA LÍTICA AL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA OCUPACIÓN PREHISTÓRICA DE LA CUEVA DE LAS VENTANAS

En base a los resultados estadísticos del material lítico podemos deducir algunas hipótesis sobre el uso, ya sea doméstico y/o funerario, que daban nuestros antepasados a las diferentes áreas de la Cueva de las Ventanas, además de afirmar que la ocupación como hábitat es menor cuanto más reciente es el período cronológico.

En líneas generales la Cueva presenta dos ámbitos fundamentales de uso. Uno sería doméstico y se desarrollaría, fundamentalmente, en el área A. El otro sería funerario y se desarrollaría, en mayor o menor medida, en los áreas B, C y D, ya que en las tres áreas han aparecido restos humanos en número desigual. El área más fecunda, en cuanto a la cantidad de restos humanos, es el área C.    
         
La existencia de artefactos en la Cueva de las Ventanas se hace extensiva a casi todos los períodos prehistóricos. (Musteriense, Paleolítico Superior, Neolítico y Edad del Cobre). En cuanto al período Musteriense se pueden deducir dos cuestiones. Una, que no fuera habitada la cavidad por la escasísima presencia de material lítico de este período como consecuencia de un nivel freático bastante elevado, ya que, únicamente, contamos con 5 piezas líticas que representan el 0.4 % del total del conjunto lítico y el 1.0 % del total de los productos de talla a las que se ha podido determinar la cronología. Además, las cinco piezas están retocadas por lo que es posible que fuesen reutilizadas e introducidas posteriormente, en un momento de ocupación de la cueva por otras culturas.  La otra cuestión sería que fuese ocupada y, debido a un aumento posterior de la pluviosidad y, por consiguiente, un aumento del nivel hídrico de la cavidad, los restos de este período se quedaran sellados bajo las coladas como así lo demuestra el material lítico aparecido bajo dichas coladas en la Zona 4 y adscrito a un “Paleolítico Superior en sentido amplio” (Ruiz Bustos A. y Riquelme Cantal J.A., 1.999). Aparte se localizaron otras 18 piezas bajo las coladas en la Zona 11 que por su carácter tecnológico se adscriben también a un Paleolítico Superior (Lám.4).



En el Paleolítico Superior, la Cueva tuvo una utilización de cierta entidad motivada, posiblemente, por un descenso drástico del nivel freático, ya que abundan las piezas líticas de este período. Parece que la utilización fundamental de la cavidad estaba destinada a su habitabilidad, ya que aparecen en un porcentaje alto los artefactos líticos asociados al Paleolítico Superior con relación a lo que hemos denominado área A o espacio de habitación. En esta misma área, y concretamente en la zona 4, hay un relleno que muestra asociados los restos de pequeños mamíferos con piezas de industria lítica pertenecientes al Paleolítico Superior en sentido amplio (Ruiz Bustos, A. y Riquelme Cantal, J.A., 1999) como ya hemos mencionado más arriba. En el área B, la asociación es menos intensa abundando, en un porcentaje alto, las hojas. La mayoría del material lítico se localizó bajo una colada que se rebajó para hacer accesible el paso hacia el interior. Si el uso de la cavidad en este período fue fundamentalmente de habitación y partimos del supuesto, como algunos investigadores proponen, que el material lítico de esta área fue arrastrado del interior hacia fuera por el agua, posiblemente la Cueva estuviese abierta hacia el exterior en el área C (espacio de uso funerario), concretamente en la Sala de los Desprendimientos, y por ello aparezca el material, anteriormente mencionado y asociado al área A (espacio de habitación), en un área diferente. Las evidencias del análisis lítico, de momento y con los datos que disponemos, no confirmaría esta hipótesis, ya que en el interior de la cavidad y, concretamente en la Sala de los Desprendimientos, el material lítico recuperado es muy escaso con relación al área A, aunque hay más núcleos de los que cabría esperar en la zona C. Esto nos podría hacer suponer que los núcleos se tallaran en el área C, pero, existe una asociación débil entre las lascas y esa área, por lo que no se inició la talla de núcleos en dicho espacio y, por lo tanto hay que desechar que sea un espacio de habitación. Además, los núcleos, tanto de hojas como de lascas, que se recogieron del área C sólo se distribuyen en la zona 17. Esta zona está bastante alejada de la Sala de los Despredimientos, no llegando la luz natural a dicha zona en el caso de que la Cueva tuviese una abertura por la sala anteriormente mencionada. La zona 17, además de presentar una rampa de unos 30m. de longitud y 11m. de desnivel entre la parte más baja situada en el contacto con la zona 16 y la más elevada con la zona 3 y zona 18, está lindando, por la parte superior, con el área A, que fue donde se recuperaron el resto de los núcleos excepto uno que se localizó en el área D. La explicación a tan enigmática presencia de los núcleos en la empinada cuesta nos la dieron algunos vecinos del lugar al asegurar que en sus escarceos por la Cueva se dedicaban, entre otros menesteres, a derribar con “piedras” las abundantes estalactitas que se hallan en dicha zona, por lo que, en principio, se puede deducir que dichos núcleos proceden del Área A. Esta deducción puede servir para los percutores, ya que aparecen en gran número en dicha Zona (16 percutores que da el 39.9 % del total de los percutores de la cavidad) y, que sin duda, fueron utilizados como “piedras”. Si hubiese habido una entrada en el área C, los productos de talla serían fundamentalmente lascas, habiendo un mayor porcentaje de éstas con relación a las hojas, no sólo allí, sino también en el pasillo situado en el área B debido al arrastre acuífero, por lo que, en un principio, hay que pensar que las piezas líticas halladas en dicha área B, fundamentalmente hojas, o bien, se llevaron a la zona en cuestión como ajuar funerario y, posteriormente se sellara dicha zona por la colada, o bien, se llevaran al interior de la Cueva por la misma razón anterior (área C o espacio de uso funerario) y las aguas las arrastraran hacia el área B quedando bajo la colada. De todas formas, no se descarta la hipótesis de la existencia de una entrada a la Cueva por el área C, aunque es necesario realizar estudios especializados de tipo geológico para poder confirmar o descartar la existencia de esta entrada. En el Paleolítico Superior la ocupación del área C fue bastante limitada, lo que indica que se usó poco como lugar de uso funerario, al menos, de enterramientos que poseyeran ajuar lítico.

Tanto por los resultados del estudio tecnológico como por los del estudio tipológico, este conjunto lítico se asocia a un Solutrense sin poder definir con más exactitud, debido a los problemas de descontextualización más arriba mencionados, las diferentes subfases dentro de este período, aunque podría ser que estuviésemos hablando de un conjunto que perteneciese a un Solutrense Medio (Pleno) e, incluso, quizás a un Solutrense Superior (Evolucionado). Desde el punto de vista tipológico, hay piezas afines a estas subfases dentro de este período como son una hoja de laurel, dos puntas escotadas, un alto porcentaje de raspadores y buriles entre otros. Además, presenta una gran semejanza, desde el punto de vista tecnológico y tipológico, con la industria Solutrense del Sudeste peninsular y, más concretamente, con el material lítico de Cueva Ambrosio (Vélez Blanco, Almería).

Durante la Prehistoria Reciente hay un cambio progresivo y significativo en el uso de la cueva. En el Neolítico, el área A o espació de habitación, presenta una ocupación débil con relación al período anterior, aunque es considerable el uso que se da en el área C. Teniendo en cuenta la presencia, en esta área, de restos humanos (Riquelme, 2002:30) es lógico pensar que el material lítico recuperado fuese destinado como ajuar funerario, al ser éste un espacio de enterramiento. Por todo ello podemos deducir que en el Neolítico, la Cueva de las Ventanas, tendría dos usos fundamentales. Uno doméstico y otro funerario. El doméstico no sería tan acusado como en el Paleolítico Superior por lo que cabría pensar que cerca de la Cueva existiese un asentamiento Neolítico en cueva más estable (p.e. Cueva de la Carigüela).

Con relación a lo anteriormente expuesto, podría ser, o bien, que en el Neolítico Inicial la cueva tuviese un uso doméstico en el que los enterramientos fuesen escasos y que, conforme avanzara el período en cuestión hacia un Neolítico Medio y Final el uso de la cavidad fuese transformándose, quizás por cuestiones de habitabilidad de la Cueva, hacia un carácter funerario en detrimento del doméstico, o bien, que a lo largo de todo el Neolítico se usara la cavidad con una finalidad dual, aunque en determinados períodos más húmedos se abandonara de manera temporal favoreciendo, probablemente, el uso de la Cueva de la Carigüela, aunque manteniéndose el área C de la Cueva de las Ventanas como espacio de enterramiento.

En la Edad del Cobre, el poco material lítico recuperado en el área A hace pensar que no se utilizara como espacio de habitación, aunque quizá se utilizara como refugio nocturno o para evitar las inclemencias climáticas. De hecho, tradicionalmente se ha pensado que el asentamiento se ubicaba en las mismas puertas de la Cueva, es decir, en la Haza de Ocón, por lo que su poca utilización como lugar de habitación está justificado. (Con relación a la situación del asentamiento, estudios recientes lo sitúan en la parte superior del escarpe, aunque esta hipótesis exige llevar a cabo varios análisis para que sea confirmada o refutada). En cuanto al área B no hay suficientes muestras líticas de este período por lo que debemos suponer que era un área de paso hacia el interior de la cavidad, aunque al encontrarse restos humanos en las oquedades laterales del pasillo podría haber servido al igual que en el Neolítico como espacio de enterramiento, quizás marginal, o bien que se comenzara a enterrar en esta área y una vez saturada se enterrara en el área C. Tanto en el área C como en el área D el recuento de piezas es bajo, aunque porcentualmente es significativo. Al hallarse restos humanos en estas áreas tendríamos que hablar, al igual que ocurría en el Neolítico, de un espacio ampliamente utilizado como lugar de enterramiento. Las hojas prismáticas aparecen en un porcentaje alto en el área C y D con relación a otros productos de talla lo que indica que, posiblemente, se usaran estos productos de talla como elementos de ajuar funerario.

Concluyendo podríamos decir que hay dos espacios claramente delimitados. Uno es el área A que lo hemos identificado como espacio de habitación y, el otro es el área C identificado como espacio funerario. El área B sería un espacio de tránsito entre el área A y el área C, aunque se utilizaría esporádicamente como lugar de enterramiento. El área D, en un principio la asociábamos al área A o espacio de habitación debido a su proximidad pero, según los datos estadísticos, está bastante más asociada al área C o espacio de enterramiento que al de habitación, teniendo, posiblemente, alguna función en el rito funerario. Esta interpretación sería confirmada por la documentación de restos de ocre en un porcentaje alto de piezas dentro del área D (este procentaje sería del 32.37% del total de las piezas del área D). En definitiva podemos decir que la cueva ha tenido un proceso de utilización que va desde un uso doméstico donde los grupos cazadores-recolectores nómadas del Paleolítico Superior la usarían periódicamente como lugar de cobijo y estancia limitada, pasando por los pobladores del Neolítico que hicieron un uso mixto de la cavidad al usarla como lugar de habitación y de enterramiento, hasta llegar a la Edad del Cobre donde sólo se utilizó como lugar de enterramiento, aunque no se descartan otros usos como puede ser el de redil para animales, descartando que fuese usada como lugar de habitación. En definitiva, vemos como, según van sedentarizándose las diferentes culturas prehistóricas, el uso de la Cueva va cambiando y pasa de ser un lugar de habitación a un lugar de uso funerario.


AGRADECIMIENTOS

Los resultados de este trabajo forman parte de los estudios realizados a los materiales arqueológicos recuperados en la intervención arqueológica de la Cueva de Las Ventanas durante los años 1997, 1998 y 1999 dirigida por el Dr. José Antonio Riquelme Cantal (Departamento de Prehistoria, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Granada), a quien quiero agradecer mi participación como miembro del equipo de investigación y por quien fue posible su realización. Asimismo quiero agradecer al Dr. José Antonio Esquivel Guerrero (Profesor titular del Departamento de Prehistoria, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Granada), su desinteresada ayuda tanto profesional, en lo concerniente a las cuestiones estadísticas, como personal, y al Dr. Gabriel Martínez Fernández (Profesor titular del Departamento de Prehistoria, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Granada), por sus consejos y revisión del material lítico. Además quiero agradecer al Ayuntamiento de Píñar en la persona de su alcalde, Jerónimo Hurtado Alifa, por facilitar mi labor como arqueólogo y tener siempre las puertas abiertas para recibirme.


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