LA CIUDAD DE ALMUÑÉCAR: EN EL TRÁNSITO DEL MUNDO NAZARÍ AL CASTELLANO

THE CITY OF ALMUÑÉCAR: FROM NASRID KINGDOM TO CASTILIAN CONQUEST

Carlos Alberto TOQUERO PÉREZ*

Resumen
El territorio de Almuñécar constituye un área con fértiles tierras para el cultivo, el mar para la pesca, y todo ello rodeado por unas cordilleras montañosas que la protegen con las fortalezas que circundan toda la costa en época nazarí. Dado este territorio, se procedió a la recopilación, ordenación y evaluación de la información existentes a nuestro alcance referentes a la ciudad de Almuñécar sobre su urbanismo y evolución a lo largo del período nazarí hasta su conquista por parte de los castellanos y al análisis arqueológico bajo el reconocimiento superficial del territorio de Almuñécar.

Palabras Clave
Almuñécar, Urbanismo, Poblamiento, Época Nazarí, Conquista, Castellanos

Abstract
The territory of Almuñécar is made up of an area of fertile land for crops, close to the sea for fishing, and all of it is surrounded by mountains ranges that protect this territory, and with fortresses all round the coast in the Nasrid age. We started to collect, arrange and evaluate all the existing information that we could obtain refers to the city of Almuñécar and an its town planning and evaluation during the Nasrid period until its conquest by the Castilians, as well as the archaeological survey of the territory of Almuñécar.

Key Word
Almuñécar, Town Planning, Population, Nasrid Age, Conquest, Castilian


INTRODUCCIÓN

Debido a que Almuñécar ha estado ocupado por los nazaríes hasta 1489, y como una ciudad de cierta importancia en el Reino Nazarí nos parecía necesario ahondar en el estudio del espacio urbano y del territorio más próximo de la ciudad de Almuñécar para comprender la evolución que ha sufrido la ciudad desde la época nazrí hasta su posterior conquista por parte de los Reyes Católicos y su nueva organización tras la repoblación sufrida a partir de 1491. Así lo ponen de manifiesto algunos trabajos más recientes sobre el poblamiento y los procesos repobladores, desde la arqueología del paisaje se abordan los estudios de zonas como Loja (JIMÉNEZ PUERTAS 2002), la costa de Granada (MALPICA CUELLO y VERDÚ CANO 2008; MALPICA CUELLO 1984; MALPICA CUELLO 1996; TRILLO SAN JOSÉ 1999).

1. Objetivos Generales

Como punto de partida esbozaremos unos objetivos generales. Dichos objetivos que nos hemos planteado han sido: analizar los cambios sufridos por la ciudad y la sociedad a raíz de la conquista castellana, ver la progresión de la ciudad tras la conquista y situar los edificios más emblemáticos en un plano utilizando como base el Libro de Repartimientos de Almuñécar.

2. Metodología

La metodología empleada para la realización de nuestro trabajo se ha basado en los medios que teníamos a nuestro alcance. Por un lado, comenzamos con las lecturas e interpretaciones de las fuentes escritas junto con el análisis de la literatura que ha tratado este tema. Una vez analizados la documentación pasamos al reconocimiento del territorio a investigar mediante una prospección general, en el cuál también se realizó un reportaje fotográfico. Una vez acabado el análisis del terreno pasamos al laboratorio para trabajar con la información sacada y darle un tratamiento informático con diversos programas: gvSIG, Gimp, SigPac, Modelo Digital del Terreno de Andalucía, etc.


SITUACIÓN Y MEDIO FÍSICO

Almuñécar se sitúa al sur de la provincia de Granada, a unos 36º 44´ 8,26´´ de latitud norte y 3º 41´ 23,51´´ de longitud oeste. El actual término municipal de Almuñécar limita con los municipios de Jete y Otívar por el norte, Ítrabo y Salobreña al este, al oeste con Nerja y al sur con el mar Mediterráneo. Jete y Otívar formaba parte del alfoz sexitano, Salobreña era una ciudad al igual que Almuñécar (Fig. 1).

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Fig. 1: Territorio de Almuñécar con los accidentes geográficos que lo circundan.

Por lo que se refiere al medio físico, el territorio de Almuñécar se sitúa dentro del conjunto de las Cordilleras Béticas, con lo que constituye la cadena más occidental del ámbito peri-mediterráneo. Situada en las zonas internas de las Cordilleras Béticas, dentro del complejo Alpujárride. Los materiales son de naturaleza predominantemente carbonatada y metapelítica, aunque existen intercalaciones de niveles cuarcíticos. El contacto del conjunto bético con el mar determina una costa abrupta, exceptuando las zonas de desembocadura de los ríos (SÁNCHEZ CONTRERAS 2000:14-17; BOSQUE MAUREL Y FERRER RODRÍGUEZ 1999:39-86).

A esta situación hay que sumarle el clima de la región. Almuñécar se caracteriza por una acusada indigencia de precipitaciones anuales, produciéndose en otoño, invierno y primavera. El promedio de lluvia es de 400 litros, muy irregular, con años muy secos con menos de 250 litros y otros muy lluviosos por encima de los 600 litros (SÁNCHEZ CONTRERAS 2000:16-20).


ALMUÑÉCAR A TRAVÉS DE LA DOCUMENTACIÓN ESCRITA

La información que poseemos de Almuñécar para la época árabe es muy escasa o sólo ha llegado hasta nosotros una pequeña parte. Sobre todo hay que destacar las fuentes castellanas generadas tras la conquista del Reino Nazarí.

Para la etapa árabe se pueden mencionar algunos autores árabes que mencionan a Almuñécar describiéndola como ciudad, lugar fortificado o como puerto. Para verlo mejor pondremos unos ejemplos de ello, tal como menciona Abd Allah, realiza una serie de reformas en Almuñécar para irse allí tal y como podemos ver (LEVI-PROVENÇAL y GARCÍA GÓMEZ 1980:223):

“… hice más preparativos por si vencía el rey cristiano, y fue pensar en reforzar Almuñécar, para estar, en caso necesario, junto al mar, cerca de los musulmanes, y poder defenderme desde ella en lo posible, hasta verme obligado a cruzar el mar y salvar la vida, con mis seres queridos y los restos de mis riquezas. Fortifiqué, pués, dicha plaza en la forma que es harto notoria”

Al-Himyari señala a Almuñécar como un fondeadero de verano y que la domina un castillo inexpugnable con arrabal, mezquita y un bazar (MAESTRO GONZÁLEZ 1963: 372-374).

En cuanto a los primeros registros cristianos, también nos dan información referente al territorio y los bienes que se reparten entre los nuevos pobladores, así como documentos de carácter fiscal. Entre estos documentos podemos citar las Capitulaciones para la entrega de Almuñécar (GARRIDO ATIENZA 1910:190-191), el Libro de Repartimientos de Almuñécar (CALERO PALACIOS 1984:401-533) (Fig. 2) y el Libro de bienes moriscos del Partido de Motril, Almuñécar y Salobreña. Bienes vendidos de 1575 (A.H.P.Gr. Libro 6711; 168 Cd 6711 Motril).

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Fig. 2: Detalle Libro de Repartimiento de Almuñécar; Archivo Diputación de Granada

 

A partir del conocimiento y de la exégesis de las fuentes podemos llegar a conocer restos arqueológicos que han podido pasar desapercibidos. Pero lo ideal para todo tipo de investigación es la combinación entre la documentación escrita y la arqueología. Siempre desde un punto de vista crítico. Como muy bien nos lo indica Jorge Eiroa, la solución consistiría en cotejar la información que nos aportan ambos estudios, arqueológico y documental (EIROA RODRÍGUEZ 2004:113-127).


LA CIUDAD DE ALMUÑÉCAR

1. Sistemas defensivos

Para poder comprender el urbanismo de la ciudad de Almuñécar empezaremos primero hablando de los recintos fortificados que poseía, que defendían a la ciudad de posibles ataques. Una vez visto los sistemas defensivos pasaremos a hablar de los barrios y arrabales y de todos los elementos que conforman el urbanismo de una ciudad y de la sociedad que la integra, para terminar hablando de los contornos en dónde se han de situar las necrópolis.

Almuñécar presenta dos líneas murales, una de ellas es la que se ha denominado por las fuentes como la de la Alcaçaba y se trataría de la primera cerca de Almuñécar que después se vería ampliada hasta la otra que es la que podemos decir que pertenecía a la defensa de la ciudad en época nazarí. Como muy bien se nos menciona, el recinto de la Alcaçaba conserva 10 tramos de muralla y 3 torres de las once que tenía (GÓMEZ BECERRA 1996:167-189). Desde el Castillo de San Miguel por su fachada norte, el tramo 1 se ve cortada por la calle que sube desde el Majuelo, el siguiente tramo es el número 2 y va paralelo a la factoría del Majuelo en donde nos encontramos dos torres, dobla a la izquierda hasta el comienzo de la calle Morería Alta y tira hacia arriba por la calle Torremolinos donde se conservan dos tramos que son él 3 y él 4, es decir, que corresponde con el tramo central y el tramo final de la calle, para a continuación doblar a la izquierda donde nos encontramos el sector 5 y 6 correspondiente a Eras del Castillo. En este lugar debería situarse una de las puertas de entrada al recinto. Dicha puerta estaría entre la calle Torremolinos y Clavelicos Altos. Los siguientes tramos que son el 7 y el 8 suponemos que utilizan la construcción de la Cueva de Siete Palacios para defender esa zona. A partir de ella giraría hacia el sur utilizando el desnivel del terreno para colocar la muralla. Aquí se situaría la otra puerta, conocida como la Puerta de la Alcaçaba, que por un camino comunicaba con la judería. El último tramo volvería hacia el castillo cerrando el recinto mural (Fig. 3). En cuanto a la muralla exterior, no poseemos muchos datos para saber cuál era su trazado exacto, pero podemos ver cuál era ese trazado gracias a la toponimia del lugar que todavía se conserva. El trazado de este recinto parte desde el callejón del Silencio, continuando hasta la calle Puerta de Vélez, donde nos encontramos una de las puertas de acceso a la ciudad, conocida como Puerta de Vélez. La muralla continúa por la Avenida de la Cala hasta la Carrera de la Concepción. En el norte se situaría la Puerta de Granada, el principal punto de entrada a la ciudad. Este tramo gira hacia el sur por la calle Derrumbaderos. Más adelante debió situarse en las actuales calles San José y Baja del Mar hasta encontrarse con la Puerta del Mar y desde ésta pasaría por la calle Cuesta del Carmen hasta cerrar el recinto (Fig. 3) (GÓMEZ BECERRA 1996:167-189).

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Fig. 3: Murallas; Carta de Riesgo Arqueológico.

 

La cronología de ambos recintos ha sido analizada en distintos trabajos (GÓMEZ BECERRA 1996:167-189; CALERO PALACIOS y MARTÍNEZ RUÍZ 1990:298-315). Según los datos, la muralla de la Alcaçaba se construyó entre los siglos X-XI, uno de los datos que verifican esta cronología es la cerámica emiral y califal que aparecen en el relleno de algunos lugares de la muralla, aunque esto no significa que sufriera reparaciones en época nazarí. En cuanto al otro recinto fortificado, la madina, la datación que se ha propuesto, basada en el tipo de obra utilizada para la construcción de la misma, es de época nazarí, esto no excluye que durante toda la dominación nazarita esta muralla no sufriera reparaciones.

El castillo de San Miguel forma junto con las murallas y las torres-atalayas que la rodean, un complejo sistema defensivo para proteger a la ciudad. El castillo se sitúa en lo más alto del barrio que lleva su nombre. La zona donde se situaría el catillo no estaría habitada como señalan las fuentes. A lo largo de su dilatada existencia, su uso continuado su posterior reutilización y las continuas reparaciones han afectado a la fisionomía del castillo (Fig. 4). En los últimos años se han realizado excavaciones en el Castillo sacando a la luz una mazmorra (MOLINA FAJARDO y BANNOUR AITAZZIZI 1995: inédito) y un baño y una casa (GÓMEZ BECERA 1995-1996:93-109).

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Fig. 4: Panorámica y Castillo de Almuñécar; Archivo del servicio militar del ejército

 

Para terminar con los temas defensivos, hablaremos de las torres-atalayas situadas en el cerro de Velilla y en Punta de la Mona. Estas torres situadas en estos dos promontorios servían como un complejo sistema defensivo unido con el castillo y las murallas de la ciudad. Para advertir del peligro las torres se comunicaban mediante señales de humo durante el día y fuego por la noche (MOLINA FAJARDO y GARCÍA-CONTRERAS RUÍZ 2010:62). Desde estas torres se podían controlar la ciudad y todo el territorio circundante y el mar (Fig. 5).

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Fig. 5: Control desde las torres

 

2. Urbanismo

Podemos afirmar, a la luz de los restos encontrados hasta la fecha, que el entramado urbano de la ciudad islámica se superpone al de la ciudad romana, pero esta superposición no significa que siga las mismas directrices urbanas que las de la ciudad romana, ya que para la etapa musulmana la ciudad romana de Sexi estaba en una profunda crisis. Cuando los árabes llegan a Almuñécar lo que se encuentran es una ciudad en crisis que ha ido perdiendo población y tamaño desde la crisis del Imperio Romano y, sobre todo, por la desaparición del tráfico comercial mediterráneo donde estaba inserta la propia Sexi. Los musulmanes adaptan su urbanismo y lo superponen al ya existente, pero con sus propias características. Hasta los siglos XVIII-XIX y en algunos casos hasta principios del siglo XX, y dentro de este siglo en los años cincuenta hemos podido observar que la ciudad se ha conservado con escasas modificaciones, sus trazados medievales. En nuestro caso podemos decir que es a partir del “boom” urbanístico, a comienzos de 1950, cuando ese trazado se va modificando a pasos agigantados. Previamente a esta fecha, Almuñécar se encontraba constreñida por el cultivo de la caña de azúcar. Gracias a las fotografías y parcelarios antiguos hemos podido ver ese cambio a partir de 1950.

La historiografía del urbanismo en al-Andalus ha seguido los pasos de las corrientes internacionales. Los primeros trabajos que tratan el tema andalusí son los realizados por Leopoldo Torres Balbás (TORRES BALBÁS 1971), E. Lévi-Povençal (LÉVI-PROVENÇAL y GARCÍA GÓMEZ 1980) o P. Chalmeta (CHALMETA 1994), más recientemente, entre otros muchos. A partir de esta primera aproximación al estudio del urbanismo, en el curso de las décadas, surgen nuevos enfoques acerca de la ciudad. Enfoques que tienen una relación directa con el desarrollo que se produce en España de la arqueología medieval, que es relativamente joven y que llega a nuestro país más tarde que en otras zonas de Europa. Entre los estudios más recientes, surgidos sobre todo gracias a la aplicación de la arqueología en el tema del urbanismo, empiezan a surgir obras de distintos investigadores como Sonia Gutiérrez Lloret (GUTIÉRREZ LLORET 1993:13-35), Julio Navarro Palazón (NAVARRO PALAZÓN y JIMÉNEZ CASTILLO 2004:232-267 y 2007) y Christine Mazzoli Guintard (MAZZOLI GUINTARD 2000).

Un ejemplo de estas nuevas teorías es la propuesta por Julio Navarro Palazón y Pedro Jiménez Castillo, un modelo teórico de cuatro fases por las que según ellos ha ido pasando la ciudad, ya que ésta es un ente vivo en constante cambio debido a las transformaciones que sufre la sociedad y la economía de subsistencia. Para los autores, la primera fase sería la de la propia constitución. Para el caso peninsular puede suponer un problema debido a que no todas las ciudades son ciudades ex novo, cuando llegan los árabes a la Península existen ciudades que están en una profunda crisis pero que todavía subsistían. Por lo que hacen es aclimatarse a ese nuevo lugar que con el paso del tiempo se irá transformando al gusto de los nuevos pobladores. Por lo que ambos autores también tienen en cuenta el tema de las nuevas ciudades ex novo. Una segunda fase es la de expansión de la ciudad y las dos últimas fases son el de saturación y el desbordamiento. (NAVARRO PALAZÓN y JIMÉNEZ CASTILLO 2007). Otra visión acerca del urbanismo es la que expone que hay que entender la relación que existe entre la dicotomía ciudad-campo (TRILLO SAN JOSÉ 2006:307-342).

Cada sociedad intenta imponer tras su llegada a un lugar su propia manera de construir, con los rasgos que fueron adquiridos en el lugar de donde proceden y que tras la instalación de esta nueva sociedad en otro lugar, ya sea por conquista o por asimilación en un primer momento, utilizando las estructuras preexistentes, empiezan a aplicar esta nueva técnica aprendida en su lugar de origen. Con el paso del tiempo el resto de la sociedad asimilada aplicará, supuestamente, estas nuevas técnicas en su vida diaria, pero dentro de esta nueva sociedad los primeros en ponerlo en práctica son las clases altas, pues supone un modo de ostentación y dignificación dentro de la nueva sociedad. Las nuevas formas de estructurar una ciudad responden a las necesidades de cada sociedad. La ordenación y la estructuración del territorio son distintas en cada época y contexto histórico, porque las necesidades ya no son las mismas en una época que en otra. Con la llegada de una civilización, ésta puede mantener las ciudades preexistentes cambiando su estructura con el paso del tiempo o pueden crear ciudades ex novo, para justificarse como el nuevo poder en esa zona, en la cual esta ciudad ex novo se construirá siguiendo los patrones constructivos que predominan en la tierra de los recién llegados.

Volviendo ya al tema que nos ocupa, Almuñécar poseía dos arrabales: Lojuela y Almeuz, situados ambos muy lejanos del casco urbano ya que el terreno que los separa debió de ser importante para el cultivo (Fig. 6).

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Fig. 6: Lojuela y Almeuz

 

Dentro del recinto fortificado nos encontramos con cuatro barrios que son: colaçión de Santiago, colaçión de Santa María, Judería y Morería (Fig. 7). Santiago se convertirá en el barrio comercial dada su proximidad al puerto y porque en ella se encontraban la mayor parte de los comercios (horno, pescadería, carnicería, aduana del azúcar, etc.). Santa María se convertirá en el barrio residencial por excelencia dada la cantidad de viviendas que se encuentran allí, como muy bien se puede ver en el Libro de Repartimientos de Almuñécar. La judería debió de tener cierto poder dada la cantidad de judíos que salen de allí (LADERO QUESADA 2010:277-295; LADERO QUESADA 1993:293-309; LADERO QUESADA 2008:555-580; MALPICA CUELLO 1983:95-112) (Tab. 1).

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Fig. 7: Barrios

 

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Tab. 1: Salida de los judíos de Almuñécar; Ladero Quesada, M.A. “De nuevo sobre los judíos granadinos al tiempo de su expulsión”

 

Por lo que se refiere a los contornos de la ciudad, es allí donde se sitúan las necrópolis y las casas de recreo. Por lo que a necrópolis se refiere hemos localizado dos necrópolis en Almuñécar. La necróplis musulmana que se sitúa en las cercanías de la puerta de Granada y el honsario judío que se localizaría en las proximidades de la puerta de Vélez. Las necrópolis se sitúan a las afueras de la ciudad conforme a la tradición islámica (LÉVI-PROVENÇAL y GARCÍA GÓMEZ 1948) (Fig. 8).

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Fig. 8: Necrópolis

 

CONCLUSIONES

Tras analizar la información recopilada podemos llegar a una serie de conclusiones, que pasamos a detallar.

Después de la conquista asistimos a un cambio de poblamiento que lleva aparejado un reparto de las posesiones de los vencidos y el mantenimiento de una población mudéjar fuera de los muros de la ciudad. Dicho cambio de poblamiento también afecta, como es evidente, a la ordenación del territorio. Las alquerías de su distrito sufren transformaciones, produciéndose a lo largo del período mudéjar y la primera época morisca una sensible reducción de los núcleos poblados.

Por lo que se puede observar, asistimos a un cambio en el urbanismo de la ciudad, no en sus primeros años tras la conquista, sino más bien, en aquellos en los que hay repartos de los bienes de los vencidos que parten allende luego de su conversión forzosa.

Se ha podido reconstruir en parte el tamaño de la ciudad, que disponía de dos recintos fortificados, el de la madina y el de la Alcazaba, gracias a las excavaciones realizadas en los últimos años, a los vestigios que todavía hoy siguen en pie, a las fuentes escritas y a los topónimos que aún se conservan en ciertas partes de Almuñécar.

Con esta documentación también se ha conseguido sacar la división en barrios que poseía la ciudad y la organización del entramado urbano a grandes rasgos.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que estamos ante una ciudad de cierta importancia en el entramado del poblamiento y territorial nazarí, pues el puerto de Almuñécar se puede considerar incluso el puerto de la capital y en categoría nos encontramos ante el tercer puerto en importancia por detrás de Málaga y Almería, como así lo atestiguan los documentos escritos, especialmente las referencias de los viajeros.

Cabe destacar la presencia de una importante comunidad judía, que aparece en el mismo Libro de Repartimiento. Por tanto, estaba presente en fechas inmediatamente anteriores a la conquista, aunque no sepamos desde cuándo con exactitud. Hay que suponer que estuviese operativa en cuanto tal mucho antes, posiblemente en fechas precedentes a la formación de reino nazarí. Pero este extremo no se puede comprobar por el momento. Todo indica que su papel de intermediarios era fundamental, que servían para extraer mercancías de los mercados locales y del urbano y reexpedirlas a un comercio exterior, de peso en el Mediterráneo. Su relación con los mercaderes extranjeros, presentes en la colonia genovesa que es mencionada en el mismo Libro de Repartimiento, es un hecho, como lo es la que mantenían con los propios cristianos, antes y después de la conquista de la ciudad. La propia estructura urbana lo refleja, ya que hay una judería, con su sinagoga, y casas de mercaderes italianos, además de una «aduana del azúcar» en manos de los genoveses. Es una prueba incontestable del peso de tales hombres y de su influencia en la vida sexitana.

Aun es posible percibir en la ciudad actual huellas de su pasado islámico, como aparecen restos de la presencia romana. Ahora bien, mientras esta no se ha integrado en el conjunto urbano, aquel sigue presente en la misma organización de la propia estructura poblacional. Esta se mantuvo inalterada desde época musulmana hasta prácticamente fechas recientes, en las que se ve cómo la ciudad ha crecido. Dicho crecimiento se produce a partir de los años 50 del siglo XX a consecuencia del boom urbanístico, y más concretamente a partir de los 70 este fenómeno alcanza mayor importancia. La primera expansión es exterior al mismo núcleo, pero posteriormente alcanza también a este, alterando de esta manera la fisionomía del entramado urbano de época nazarí y esparciéndose hacia la zona que antaño estuvo ocupada por cultivos de caña de azúcar. Todo este proceso ha dado lugar a alteraciones del registro arqueológico tanto a nivel superficial como del subsuelo.


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* Universidad de Granada. karls@correo.ugr.es y karlstoquero@hotmail.com