ARQUEOLOGÍA Y GÉNERO EN EL SÁHARA OCCIDENTAL

ARCHAEOLOGY AND GENDER IN WESTERN SAHARA

Elia QUESADA MARTÍNEZ

Resumen
Los resultados de la prospección realizada en 2002 en el conjunto arqueológico de Erqueyez (Sáhara Occidental), dirigida por el Dr. Francisco Carrión Méndez, profesor titular del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, revelaron una larga ocupación del yacimiento, desde el Paleolítico Inferior, y proporcionaron un análisis de sus pinturas rupestres, asignadas en mayoría a la Prehistoria Reciente. Trascendiendo las meras descripciones estilísticas y formales de estas imágenes, y para obtener una aproximación a la organización socio-económica de estas comunidades prehistóricas, se propone su interpretación desde la Perspectiva de Género como categoría de análisis socio-cultural.

Palabras clave
Sáhara Occidental, Prehistoria Reciente, pinturas rupestres, género, organización socio-económica.

Abstract
The results of the fieldworks season conducted in 2002 by the Dr. Francisco Carrión Méndez, Prehistory and Archaelogy Department´s teacher at University of Granada, in Erqueyez archaeological complex (Western Sahara), revealed a long ocupation of the site since the Lower Paleolithic, and supplied an analysis of the rock paintings, most of them in association with the Late Prehistory period. Here it is proposed an interpretation from the Gender Perspetive, like a socio-cultural category of analysis, with the aim of getting an aproximation to the socio-economic organization of these comunities, beyond the stylistic and formal descriptions of the images.

Key words
Western Sahara, Late Prehistory, rock paintings, gender, socio-economic organization.


INTRODUCCIÓN

Este artículo resume un estudio preliminar e introductorio a la investigación arqueológica de género en la Prehistoria del Sáhara Occidental, en base al proyecto desarrollado por la Universidad de Granada (2002) en el complejo arqueológico de Erqueyez, bajo dirección de los doctores del departamento de Prehistoria y Arqueología, Francisco Carrión Méndez y Pedro Aguayo de Hoyos.

Desde la perspectiva de género, como categoría de análisis para el conocimiento de la organización socio-económica de las sociedades prehistóricas del Sahara Occidental, se plantea el estudio iconográfico de las pinturas rupestres aquí presentes, entendidas como una de las evidencias materiales más importante de la ideología de estos grupos humanos que comenzaron a desarrollarse a inicios del Holoceno. Desde una perspectiva materialista, se han considerado los lugares con este tipo de representaciones como emplazamientos al margen de la vida cotidiana, en los que tenían lugar actividades político-ideológicas y donde se mostraba, mediante figuraciones, una serie de conocimientos, valores y normas. Aunque un estudio exhaustivo de estas imágenes requiere la consideración de las actividades y representaciones tanto femeninas como masculinas, así como de figuras indeterminadas sexualmente, este trabajo incide en el papel de la mujer como base para futuros análisis de género más completos.


METODOLOGÍA

Se ha establecido un marco contextual interdisciplinar que permita trascender las descripciones y clasificaciones estilísticas de las representaciones, y aproximarnos a la ideología de estas sociedades prehistóricas como reflejo de su estructura socioeconómica (RAMOS et al. 2002).

En principio, se ha analizado el estado actual y problemática de la investigación arqueológica en la Prehistoria del Sahara Occidental y en la perspectiva de género, como categoría de análisis dentro de esta disciplina. El sesgo en las investigaciones arqueológicas del territorio, condicionado por factores históricos y medioambientales, junto con la relativa juventud de los estudios de género, hacen casi inexistentes este tipo de estudios en la zona (FERNÁNDEZ MARTÍNEZ 2001).

Por otro lado, el estudio de los cambios climáticos de comienzos del Holoceno (10 000 BP), de las características del medio físico en el que se desenvolvían estas sociedades de la Prehistoria Reciente, y su relación con los diferentes períodos de ocupación que muestra el complejo arqueológico, permite el análisis de los diferentes procesos de adaptación y su repercusión en la dinámica socioeconómica de las comunidades prehistóricas saharianas. El contexto histórico, determinado por la secuencia lítica tecnológica del Norte de África, permite trabajar con cronologías relativas y analizar las estrategias de supervivencia de los diferentes grupos (FERNÁNDEZ MARTÍNEZ 1996).

La clasificación estilística de estas pinturas rupestres se ha relacionado con la evolución morfológica de otros conjuntos del Sáhara Central, como Tassili N´Ajjer (Argelia) y Acacus (Libia), aunque en ninguno de los dos casos se han podido establecer cronologías absolutas, ni asociar las imágenes con los restos de cultura material o con los túmulos funerarios circundantes (JULIVERT 2003; CARRIÓN et al. 2003; BROOKS et al. 2003, 2006).

La metodología arqueológica para el estudio del género plantea la necesidad de sexuar el pasado, es decir, analizar los trabajos “productivos” de ambos sexos contemplando una posible división del trabajo en función de los mismos, y de las relaciones sociales que se generaron entre ambos (ESCORIZA MATEU 2002; SANAHUJA YLL 2002 ). En este trabajo se parte del análisis iconográfico y formal de uno de los abrigos de Erqueyez, el taffoni o abrigo nº 16, Los cazadores/as de elefantes.

Además, la importante continuidad de la organización de cazadores-recolectores en el continente africano, ha permitido el estudio de sociedades con un desarrollo socioeconómico primitivo similar al prehistórico, pero siempre teniendo en cuenta la distancia espacio-temporal existente, y los diversos factores que han influido en las sociedades primitivas modernas alterando sus modos de vida, sobre todo desde época colonial a la actualidad.

Finalmente, se han abordado cuestiones como la división sexual del trabajo por sexo/edad y la posible identidad desarrollada por estos grupos (colectiva e individual), se han analizado las actividades representadas por mujeres en Los cazadores/as de elefantes, comparándolas con otras escenas del yacimiento, para aproximarnos al papel femenino en el ámbito económico y social de estas sociedades prehistóricas (ENGELSTAD 1991; WYLIE 1992; TÉLLEZ INFANTES 2001; HERNANDO A. 2002; SÁNCHEZ ROMERO 2005 (ed); QUEROL 2006; CRUZ BERROCAL 2007).


ANÁLISIS FORMAL DEL TAFFONI Nº 16 DE ERQUEYEZ

El abrigo o taffoni nº 16 se ubica en la parte oriental del macizo (Fig. 1), donde se encuentran la mayoría de las pinturas, y en él se representan varias escenas de caza de elefante, algunas superpuestas y otras en continuidad escenográfica. Las características formales y la claridad narrativa de sus imágenes ofrecen mayores posibilidades de interpretación que el resto de paneles, en los que las superposiciones dificultan la identificación de motivos.

Las dimensiones del abrigo: Longitud: 1.720 cm, Profundidad: 350 cm., Altura: 300 cm.

Los motivos se organizan en varios paneles, o conjuntos de figuras, distribuidos en torno a dos escenas principales de caza de elefantes, en un discurso narrativo que podríamos dividir en tres niveles horizontales (inferior, medio y superior) para facilitar su descripción (Fig. 2).

La técnica empleada es la tinta plana, aparentemente de origen mineral (óxidos de hierro y manganeso), y los colores varían entre ocres, anaranjados y negro. Destacan algunos indicios de bicromía en algunas gacelas, y en general las figuras se representan en una vista lateral absoluta, de perfil.

El tratamiento digital de las imágenes se ha realizado a través de varios programas, que permiten la aplicación de filtros para definir parte de la morfología de los motivos representados, recuperando su pigmentación sobre la superficie del abrigo.

3.1. Descripción de las escenas y superposiciones

En un principio, se distinguen dos escenas principales de caza de elefantes en función de las cuales se organiza todo un grupo de figuras que participan directa o indirectamente en la actividad cinegética. De hecho son pocas las que parecen ajenas a la acción representada en los paneles.

La cacería 1. Precediendo a la primera escena de caza de elefante aparece una serie de manchas y dos antropomorfos, en principio asexuados, que portan una especie de arcos y carcajs. Una fila de formas femeninas esteatopígicas inician un recorrido a lo largo del nivel inferior, hacia la derecha del taffoni (Lám. 1). En un nivel superior, un arquero itifálico tiene contacto con una de estas figuras a través de lo que parece ser una prolongación exagerada del pene, y porta un arco de doble curvatura que dirige en dirección contraria a la fila femenina y a la escena de caza. Posteriormente, una de las mujeres sostiene una especie de lazo o cuerda unida a dos cuadrúpedos situados por encima de ella, cerca del elefante. Aquellos animales no han sido identificados, aunque podría tratarse de posibles cánidos. Tras el tratamiento de las imágenes, el otro extremo de la cuerda se divide en dos a partir del morro de uno de los cuadrúpedos, una de las partes vuelve hacia la hilera inferior, y la otra es sostenida por un antropoformo bastante deteriorado, que se encuentra frente al paquidermo. La figura, posiblemente femenina, que sujeta uno de los extremos es apenas imperceptible, aunque parece ligeramente inclinada hacia la que sostiene el principio de la cuerda.

La fila femenina recupera la dirección inicial con tres de las figuras dispuestas de nuevo hacia la derecha y, justo por encima de ellas, se representa la caza del elefante propiamente dicha. Un grupo de arqueros itifálicos apunta con arcos y flechas hacia el animal, y otro de los antropomorfos sujeta una especie de lazo grande a modo de trampa. Se identifican claramente cuatro arqueros, mientras que otras manchas más claras indican la presencia de figuras anteriores, o más deterioradas, que pudieron formar parte de la escena, o incluso componerla originalmente. Los arqueros están enfrentados al elefante y detrás aparece otro posible paquidermo, orientado en la misma dirección que ellos.

Entre el espacio ocupado por éste último animal y la siguiente hilera de figuras, existen una serie de imágenes más deterioradas, bien por tratarse de ejecuciones anteriores o por los efectos de la erosión eólica y radiación solar. Una de ellas asemeja a un antropomorfo con los brazos en jarra y la cabeza redondeada y, en un nivel inferior, un grupo de posibles arqueros en dirección al segundo elefante (Lám. 2).

De nuevo una hilera de posibles figuras femeninas, de mayor tamaño, recorren la base del abrigo hacia la derecha, una de ellas con algún tipo de instrumento. Este es el primero de tres paneles situados en disposición vertical. En el panel intermedio una gacela, posiblemente bicolor, se orienta hacia la primera escena de cacería, y por encima de ella, en el último panel, se representan tres estampaciones de manos (derechas) con las palmas dirigidas hacia otra gacela, en igual disposición que la anterior, junto a varias manchas sin identificar o posibles manos (Fig. 3 y 4).

Las imágenes continúan en la parte inferior del abrigo, con un grupo de manchas de pequeño tamaño y el comienzo de otra hilera de figuras, posiblemente femeninas. Éstas presentan rasgos más estilizados que en la cacería 1, pero comparten el encontrarse en conexión con un arquero de pene exagerado, aunque en este caso el grupo entero se orienta hacia la izquierda. Una gacela o antílope aparece en diagonal entre el referido arquero y otros tres análogos, también itifálicos, que dirigen sus arcos hacia un tercer elefante bajo ellos (Lám. 3). En un nivel superior, una gacela o antílope y un arquero itifálico (bajo ella) están en la cima de la composición, orientados hacia la derecha.

En la cacería 2 se distingue un mayor número de superposiciones. Detrás del elefante hay una serie de imágenes que parecen de ejecución posterior: un cuadrúpedo y varias figuras, entre ellas un antropomorfo con arco de doble curvatura, se encuentran frente al animal, seguidos de un bóvido (más realista) con una especie de cuerda, que sale de la parte interior trasera del animal, y un pequeño cuadrúpedo, posiblemente una especie de cánido o hiena (Fig. 2). Finalmente, un grupo de figuras en corro abierto, bien representado en la profundidad del plano, rodean a tres figuras más pequeñas dispuestas en un círculo aparente (Lám. 4). Tienen un carácter más esquemático que el resto de representaciones femeninas del abrigo, y es difícil sexuarlas con fiabilidad, aunque su actitud de danza, los tocados, y la probable presencia de individuos infantiles, pueden resultar significativos en su identificación como mujeres (Fig. 4b).

3.1.1. Observaciones

Según la técnica y estilos, así como el tipo de fauna representada, estas imágenes podrían relacionarse con los primeros períodos de la Prehistoria Reciente de Erqueyez. Aunque están presentes las superposiciones, parece haberse respetado la composición original de las representaciones durante las diferentes fases de ocupación del abrigo, manteniéndose las escenas de caza de elefantes.

Respecto al contenido de la cacería 1, las mujeres denotan una actitud más activa, dentro de la dinámica global, que en la segunda escena. En ambas, no obstante, se repite la composición del arquero itifálico de pene exagerado en contacto con la fila esteatopígica, justo antes de la acción de caza. Las figuras femeninas se estilizan de una a otra escena y la morfología del arquero también es diferente (Fig. 5 y 6).

Las representaciones de itifálicos y mujeres esteatopígicas han sido objeto de múltiples teorías simbólicas, aunque también cuentan con algunas interpretaciones en base a referencias etnográficas. El fenómeno de la esteatopigia, fisiológicamente hablando, se define por la acumulación de grasas en determinadas partes del cuerpo humano, sobre todo en las nalgas, como un proceso de adaptación a la alternancia entre períodos de prosperidad y otros de escasez. Por otro lado, además de un estado de gravidez, este tipo de representaciones podrían indicar la presencia de un tipo de etnia determinada, de acuerdo a los diferentes estereotipos femeninos de cada cultura, reflejada en la variedad morfológica de las figuras del yacimiento. La representación del pene erecto de los itifálicos, abundantes en el neolítico antiguo sahariano, podría responder al uso de protectores o vainas de origen vegetal, como se ha documentado en algunas tribus. Pero, atendiendo a un posible carácter simbólico, se debe tener en cuenta que en este período, en todo el Sáhara, existe una relativa disposición a la expresión gráfica de la sexualidad masculina y femenina, más o menos realista y genuina de estas manifestaciones (SOLEILHAVOUP 2003, 2007).

En cuanto a los instrumentos que aparecen en las composiciones, destacan los arcos, simples o de doble curvatura (sólo dos de ellos), y los lazos o algún tipo de trampas para los animales. Los supuestos arcos y carcajs que porta el primer grupo de antropomorfos no están realmente definidos, pudiendo tratarse de otro tipo de instrumento con una función diferente, por ejemplo para la recolección.

Otro tipo de motivos, las estampaciones de manos, tienen un significado totalmente desconocido, aunque han sido interpretadas como marcadores territoriales, signos propiciatorios para la caza o relacionadas con ritos de iniciación. Éstas estampaciones no son muy habituales en el Sáhara Central, pero en Erqueyez incluso se ha documentado un pie (SOLER i SUBILS 2004). Algunas de estas manos son de pequeño tamaño, como las registradas en el abrigo cercano a Los cazadores/as de elefantes, lo que pone de relieve la presencia de individuos jóvenes o niños. La fauna de gran tamaño es protagonista en este abrigo, se representan al menos tres elefantes (uno de ellos poco visible), y varias gacelas o antílopes, junto con algún bóvido posiblemente posterior.

A destacar es la intención aparente, en varias escenas del abrigo, de representar un efecto de profundidad en el plano. Por la distribución en franjas horizontales interactuantes, las escenas de caza adquieren un volumen casi tridimensional remarcado por los diferentes tamaños de las figuras.

3.2. Estado de conservación

La desaparición de algunos motivos por los efectos de la erosión eólica afecta sobre todo al sector este del macizo, producida por el ametrallamiento de partículas sobre las paredes del taffoni. También los efectos de la radiación solar en los pigmentos produce un efecto de difuminado en las figuras más expuestas a la luz solar, aunque este fenómeno se acusa más en el sector oeste.

En algunas zonas del abrigo, aparecen manchas de color blanco (carbonato cálcico, Ca2O3), rojo (óxido de hierro, Fe2O3) y negro (manganeso, Mg3O2), fruto de las precipitaciones de épocas anteriores que han afectado a las pinturas borrando parte de las mismas. Las descamaciones laminares no han afectado, de momento, directamente a las imágenes. Aunque éste fenómeno está presente por otras zonas del taffoni a consecuencia de la escasa humedad y el exceso de aridez en las paredes, que provoca el desprendimiento de las finas capas de arenisca.

Dentro del delicado estado generalizado de las pinturas rupestres de Erqueyez, Los cazadores/as de elefantes mantienen un nivel aceptable de conservación, aunque los procesos de degradación mencionados actúan rápidamente sobre las frágiles superficies de la roca arenisca. Los expolios y graffitis realizados por visitantes, y el propio personal de la MINURSO, amenazan aún más el equilibrio de este complejo rupestre (CARRIÓN et al. 2003; BROOKS 2005; SOLER et al. 2006).


4. CONCLUSIONES

Los cambios climáticos que tuvieron lugar durante el Holoceno provocaron un aumento demográfico generalizado en el Sáhara, poco después del 10 000 BP (PETIT MAIRE 2002). En estos momentos se produjeron fenómenos de ajuste y adaptación a las nuevas condiciones ambientales, aumentaron los niveles de agua, el desierto redujo sus límites y se expandió el hábitat de sabana, definido por una fauna migratoria y ciclos naturales estacionales (ISSAR 2004).

El contexto histórico del macizo de Erqueyez determina la presencia de sociedades cazadoras-recolectoras que ocupaban emplazamientos estacionales cercanos a la costa o a cursos de agua, situados en abrigos al aire libre, y que practicaban ritos de inhumación, recolectaban moluscos y cazaban grandes mamíferos como elefantes, rinocerontes, jirafas y antílopes, entre otros. Se trataba de poblaciones itinerantes que desarrollaron actividades de procesado y transformación de los recursos naturales, sin llegar a una economía productora, pero que contaban con cerámica para el almacenamiento y útiles para el tratamiento de vegetales y molienda (CARRIÓN et al. 2003; BROOKS et al. 2003, 2006). Este modelo de ocupación favorecería el encuentro e intercambio cultural entre las diferentes poblaciones produciéndose flujos de movilidad con zonas más alejadas del territorio, como muestran las similitudes morfológicas y técnicas de algunas de las imágenes con las pinturas rupestres del Sáhara Central (LOTHE 1973; LE-QUELLEC 1998; GATTINARA CASTELLI 2005), aunque en Erqueyez la ejecución es más pobre y perisférica. También otros datos del registro arqueológico, como la tipología cerámica o la similitud de algunos túmulos funerarios, fundamentan estos posibles contactos con otros grupos saharianos (CREMASCHI & DiLERNIA 1999).

Si bien no podemos establecer con exactitud la cronología del abrigo de Los cazadores/as de elefantes, las características morfológicas de las figuras, la técnica y el estilo de representación nos remiten a los primeros momentos de ocupación de Erqueyez, entre un Epipaleolítico-Neolítico.

En casi todas las fases pictóricas del yacimiento, las actividades de caza se han mantenido como estrategia de supervivencia, al menos a nivel representativo. Es imposible conocer el significado real de estas manifestaciones aunque el sesgo en la fauna representada proporciona cierto carácter simbólico que lo podría relacionar con teorías totémicas o de magia simpática (SANCHIDRIÁN 2000; LEWIS- WILLIAMS 2005; McCALL 2006). Aún así, es muy probable que las representaciones respondieran a estrategias económicas, sociales o religiosas según las sociedades (OLARIA PUYOLES 2000; TÉLLEZ INFANTES 2001; HAYS-GILPIN 2004). Posiblemente el aporte diario nutricional de estos grupos consistiría en la caza de animales de menor tamaño, la pesca o a algún tipo de recolección de productos vegetales. La caza mayor se realizaría de una forma más estacional, ya que la mayoría de la gran fauna representada responde a patrones migratorios. El macizo de Erqueyez sería uno de sus lugares de paso, con abundante vegetación en las orillas de los uadis, y donde se concentraba gran parte de la vida del territorio, en momentos en los que comenzaban a intensificarse las condiciones de aridez.

En definitiva, en estos lugares de representación político-ideológica, se desarrollarían una gran variedad de actos de socialización, reunión, ritos religiosos o ceremonias por parte de las diferentes sociedades que compartieron los abrigos durante el largo período de ocupación del yacimiento. La intención con la que fueron realizadas las pinturas respondería a esta variedad social y étnica de la que hablamos.

En el taffoni nº 16 se representan varias cacerías de elefantes realizadas en diferentes fases, tal y como muestran las superposiciones. Las figuras de formas esteatopígicas o grávidas en hilera, los personajes itifálicos en contacto con ellas, y los corros de personajes aparentemente femeninos cerca de las escenas de caza, podrían reflejar el estado de abundancia concentrada estacionalmente en estos lugares, donde la posibilidad de captura de piezas grandes, que abastecieran las necesidades del grupo, tendría consecuencias en las relaciones sociales dentro del mismo. Al margen del carácter simbólico que pudieran tener las representaciones, la caza mayor, por su carácter estacional, era celebrada en estas sociedades y constituía un claro factor para la organización económica y social de las mismas.

Para asegurar la supervivencia del grupo, esta actividad requería gran esfuerzo por gran parte de los individuos activos, bien realizando actividades complementarias, en cooperación, o especializadas según la edad y el sexo. La participación del colectivo femenino, dentro de las actividades de caza representadas, plantea la posible existencia de un tipo de sociedad donde las mujeres ostentan cierto protagonismo dentro de la actividad económica del grupo, y de una organización social no coercitiva (SANAHUJA YLL & ESCORIZA MATEU 2005, en: SÁNCHEZ ROMERO M. (ed.); KENT, S. 1998 (ed.)).

En Los cazadores/as de elefantes, las mujeres se disponen a modo de batidas alrededor de la cacería propiamente dicha. En la primera escena, una de las figuras esteatopígicas sostiene una especie de lazo o cuerda, que conecta con dos cuadrúpedos cercanos al elefante rodeado de arqueros itifálicos. La indefinición de estos animales plantea varias posibilidades. Si se tratase de antílopes o gacelas estaríamos ante una escena de caza menor, integrada en la caza de elefante, pero es probable que representen alguna especie de cánidos (presentes en el Sáhara Central hacia el 6 500 BP, lo que implicaría una participación directa del colectivo femenino en la caza mayor. Probablemente, las tareas realizadas por el colectivo femenino abarcaran un mayor número de actividades bien en cooperación con el resto del grupo o de forma especializada, como el transporte y procesado de la pieza, tratamiento de pieles y fabricación de útiles para el desarrollo de las actividades de subsistencia, entre otras.

Pero en este período, las actividades representadas en las pinturas de todo el Sáhara reflejan una gran diversificación de estrategias económicas y formas de explotación del entorno, entre las sociedades cazadoras-recolectoras, que se desarrollarán en función de los condicionamientos del medio ambiente y la disponibilidad de recursos, originándose diferentes tipos de organización social. Un amplio abanico de posibilidades que abarca desde sistemas más igualitarios, en cuanto al acceso a los recursos, supuestamente organizado en clanes, a la estratificación tribal y multitud de situaciones intermedias. La mayor o menor importancia de la caza, como principal fuente de subsistencia frente a la recolección, dependerá de la disponibilidad de recursos y, mientras en unas sociedades las mujeres participarán activamente en las actividades cinegéticas, en otras serán recolectoras especialistas o bien compaginarán más equitativamente sus funciones con el colectivo masculino (LUPO & SCHMITT 2002; KUSIMBA 2005; MABULLA 2007).

La consideración social femenina dependerá de la manera de relacionarse y de cómo entienda el género cada comunidad en particular, aunque aquél constituye una diferencia poco relevante en estas sociedades primitivas, donde la identidad del grupo, ante las necesidades de supervivencia y el escaso desarrollo tecnológico, suele estar por encima de cualquier jerarquización o estratificación social, o de género. Por ello tienden a establecerse relaciones de cooperación y explotación grupal de los recursos, la propiedad colectiva y la división de tareas complementarias en función de la edad y el sexo, así como un tipo de identidad relacional entre los miembros de la comunidad. Los sistemas de parentesco serán factor importante en la construcción de esta identidad, respondiendo a un sistema de parentesco clasificatorio, en el que la unidad social es el grupo en vez del individuo, y donde las líneas de descendencia directa y colaterales se entremezclan estableciendo lazos sociales grupales (BATE y TERRAZAS 2002; HERNANDO 2002).

El conjunto arqueológico de Erqueyez presenta niveles de ocupación continuada hasta prácticamente época histórica, y las manifestaciones que en él se encuentran responden a una gran variedad de sociedades y estrategias económicas diferentes, determinadas en parte por las variaciones medioambientales y el proceso de aridez que dio comienzo a mediados del Holoceno (DeMENOCAL 2000; BROOKS et al. 2005; BROOKS 2006). Pero el inicio de las actividades de pastoreo no implicó el completo abandono del sistema de cazador-recolector, más bien las diferentes estrategias económicas durante el neolítico sahariano se irán produciendo en función de las condiciones y recursos regionales, pudiendo coexistir sociedades de hábitos pastoriles con otras de cazadores-recolectores, incluso relacionarse entre ellas, con las influencias o intercambios culturales y tecnológicos que ello supondría (BRASS 2007).

El cambio en las relaciones y modos de organización social de estos grupos, originaría la emergencia de élites seminómadas o nómadas que aspiraban al control de los recursos, y al enriquecimiento, a través de la acumulación de bienes e intercambio de objetos (TAFURI et al. 2006). También las relaciones de género se verían influenciadas por esta variedad de estrategias socioeconómicas. Aunque al principio las mujeres pudieron encargarse del ganado, con el incremento de este, la ganadería se convirtió en una actividad masculina y el colectivo femenino, dedicaría progresivamente una mayor parte de su tiempo al cuidado y socialización de individuos, ya que la necesidad de fuerza de trabajo, y las mejoras en la alimentación, llevó a un considerable aumento de la población.

Pero la variedad inherente al género como construcción cultural (MARTÍN CASARES 2006) amplía aún más las posibilidades de relación entre los diferentes colectivos de un grupo, y dificulta la interpretación del registro arqueológico, a menudo escaso para este tipo de inferencias. La continuidad de la organización de cazadores-recolectores en el continente africano ha permitido el estudio de sociedades con un desarrollo socioeconómico primitivo similar al prehistórico. Contemplando la distancia espacio-temporal, estas sociedades reflejan una variedad de estrategias socioeconómicas posiblemente similar a la de tiempos prehistóricos, así como una gran flexibilidad para adaptarse a los condicionamientos del medio (KELLY 1995).


5. DISCUSIÓN

En el complejo arqueológico de Erqueyez, como en la mayoría del arte rupestre, no existen datos objetivos que relacionen las representaciones pictóricas de los abrigos con el resto de la cultura material o túmulos funerarios de los emplazamientos de la Prehistoria Reciente del Sahara Occidental. Hasta el momento, las muestras de pigmentos recogidas no presentan restos orgánicos que faciliten dataciones absolutas. En este sentido hay que establecer nuevos criterios de dataciones sobre los restos de pigmentos de origen mineral presentes en los abrigos de Erqueyez.

Por otro lado, el análisis de los restos antropológicos de los túmulos puede facilitar información, sobre todo a la hora de sexuar el pasado, sobre todo si relacionamos las estructuras tumulares con los abrigos con pinturas. Las diferencias entre enterramientos pueden aportar información sobre el estatus, linajes o afiliaciones culturales y étnicas, y éstos, como áreas de representación social, proporcionan esquemas de localización, orientación y posición de los cuerpos en función del género. Por tanto, serían necesarias nuevas intervenciones sistemáticas que permitieran registrar un mayor número de enterramientos, y relacionar las diferentes tipologías de los monumentos funerarios con la identidad social de los individuos enterrados, tanto colectiva como individual, y su papel socio-económico dentro del grupo.

El conflicto en el que se encuentra inmerso el territorio del Sahara Occidental, aún por descolonizar, y la difícil situación política del país, hacen vulnerables las estaciones arqueológicas de la zona, que a menudo se ven amenazadas por las acciones del propio personal de la misión de Naciones Unidas (MINURSO) o por expoliadores profesionales. Durante el desarrollo del conflicto armado, los abrigos sirvieron de trincheras y refugio de los distintos combatientes, dejando huellas muy agresivas en estos refugios naturales. La formación de personal autóctono de estos refugiados saharauis, en la gestión y conservación del patrimonio arqueológico del Sáhara Occidental, constituye un primer paso contra el expolio y degradación sistemática que sufren todos estos yacimientos arqueológicos.

La escasez de fondos disponibles para el desarrollo de estudios arqueológicos en territorios en conflicto, y la delicada situación de la zona provocan el sesgo actual de las investigaciones, que resultarían mucho más fructíferas con la participación conjunta de los investigadores de las universidades españolas y extranjeras que realizan diversos proyectos de investigación arqueológica en el territorio, y con el desarrollo de programas interdisciplinares, que permitieran obtener unos resultados más científicos en el estudio de la Prehistoria Reciente del Sáhara Occidental (CARRIÓN et al. 2003; BROOKS 2005; SOLER et al. 2006; SÁENZ DE BURUAGA 2006).


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