ESTUDIO DE LA MADRAZA DE GRANADA A PARTIR DEL REGISTRO ARQUEOLÓGICO Y DE LAS METODOLOGÍAS UTILIZADAS EN LA INTERVENCIÓN DEL 2006

STUDY OF THE MADRASAH OF GRANADA IN THE LIGHT OF THE MATERIAL CULTURE AND OF SCIENTIFIC METHODS USED IN THE INTERVENTION OF 2006

Luca MATTEI

Resumen
Se presenta un amplio estudio de la Madraza Yusufyya de Granada a través de los datos que se han obtenido en la intervención arqueológica realizada en el año 2006-2007. Su estudio ha requerido una prospección geofísica previa a la excavación arqueológica que al mismo tiempo ha conllevado un análisis mural de las mayoría de las estructuras emergentes.

Palabras clave
Madraza, Granada, época nazarí, arqueología medieval, urbanismo.

Abstract
In this paper a wide study of the Madrasah Yusufiyya of Granada is presented in the light of the archaeological intervention carried out between the years 2006-7. There was a geophysical survey prior the archaeological dig. At the same time, a wall stratigraphy was performed in most of the emergent structures.

Key words
Madrasah, Granada, Nasrid period, medieval archaeology, urbanism,


INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se exponen los resultados de la intervención arqueológica que se ha efectuado en la Madraza de Granada bajo la dirección del catedrático D. Antonio Malpica Cuello, para permitir la realización de un proyecto de recuperación del edificio, dirigido por el arquitecto D. Pedro Salmerón Escobar, y tutelado por la Universidad de Granada. La intervención arqueológica, por primera vez, ha investigado y llevado a cabo un análisis más o menos completo tanto del edificio como del espacio en el que se edificó la Madraza Yusufiyya, llamada así en honor a su constructor, el rey nazarí Yūsuf I. De ese modo, se relacionaron los restos arquitectónicos existentes en superficie con aquellos otros que se han documentados durante la excavación.

Los objetivos principales que se han prefijado en este estudio han sido, en primer lugar, obtener una idea, lo más precisa posible del edificio originario de la Madraza intentando reconstruir su planimetría. En segundo lugar, pero no menos importante del anterior, aportar nuevos datos útiles para conocer más a fondo el proceso evolutivo de la zona urbana donde se edificó la Madraza, visto sus características peculiares, y habiendo sido el punto neurálgico de la medina en la época nazarí y lugar elegido para la construcción de la mezquita aljama a mediados del siglo XI.


CONTEXTO HISTÓRICO

La ciudad de Granada, es un yacimiento arqueológico que aún está lejos de desvelar de forma rotunda y clara su orígenes en la época antigua, aunque es innegable la existencia de un núcleo de importancia aún por limitar y definir de época ibérica y romana en la colina del Albaicín. También nos resulta un tema complejo los orígenes y fundación de la ciudad medieval de Granada, debido a los escasos datos que se poseen sobre el tema, tanto procedentes de las fuentes escritas, como de los restos exhumados a través de las excavaciones arqueológicas. No obstante, se ha hecho un análisis exhaustivo de los datos arqueológicos publicados hasta el momento dando una interpretación de partida (MALPICA CUELLO 2000).

Algunos autores, desde antiguo, han querido ver una continuidad entre la ciudad romano-visigoda y la medieval, manteniéndose una población importante, aunque fuera ésta de una confesión religiosa distinta a la cristiana, en concreto la judía. Al-Rāzī en el siglo X se refiere a Granada del siguiente modo: «E el otro es el castillo de Granada, el que llaman Villa de Judíos; e esta es la mas antigua villa que en termino de Elibera ha; e poblaron la los judios» (CATALÁN Y DE ANDRÉS 1974: 26).

Madīnat Garnāta, aunque tuvo sus orígenes en la colina del actual barrio del Albaicín, estuvo vertebrada desde época muy temprana por el curso del río Darro. El área llana que rodeaba el Albaicín se fue ocupando paulatinamente, aunque con cierta celeridad ya desde el siglo XI (MALPICA CUELLO 1994), cuando se realiza la construcción de la mezquita aljama por la dinastía zirí recién llegada. Efectivamente, los textos que existen sobre el surgimiento de la ciudad de Granada, ponen de manifiesto que ésta es una ciudad creada por una nueva dinastía, la zirí, que en el siglo XI se establece en un nuevo núcleo, como demuestra el conocido texto de las Memorias del rey Abd Allāh (LEVI-PROVENÇAL Y GARCIA GOMEZ 2005). En estas memorias, queda también de manifiesto cómo la fundación de la nueva ciudad es fruto de un pacto entre habitantes y poder político. El nuevo poder se ofrecía como garante de una sociedad justa, acorde con el Islam, para lo cual aseguraba a los habitantes que procedería correctamente, sin cargarlos de impuestos y dejándoles la posibilidad de organizarse para la defensa.

En los siglos posteriores, la ciudad de Granada fue creciendo y complicando su trama urbana, extendiéndose desde la ladera del Albaicín hasta la zona llana. Sigue teniendo como eje vertebrado de este desarrollo topográfico el curso del río Darro, aunque el área a la derecha del río experimentó en un primer momento un mayor grado de urbanización en relación a la otra orilla del río, que se irá ocupando con mayor consistencia a partir del siglo XIII.

En época nazarí nos encontramos ante una ciudad extensa y compleja, formada por una alcazaba en la parte alta del Albaicín, que viene sustituida por una nueva sede del poder en la colina frontera, al otro lado del río Darro, desde la primera época del reino nazarí, la Alhambra. La madīna se configura amplia y estructurada, con un núcleo central, diversos barrios con diferentes funciones y varios arrabales externos. El área central de la madīna, donde se ubicaba la mezquita sufre una profunda transformación, especialmente en los reinados centrales de Yūsuf I (1333-1354) y Muḥammad V (1354-1359/1362-1391).

Esa zona era una de las más dinámicas de la ciudad, dado que se concentraban funciones de diversos carácteres y que incluían los temas religiosos, comerciales, judiciales, económicos, educativos, etc.

En este espacio se encuentra la alcaicería –al-qaysāriyya–, dedicada a la venta de las mercancías más prestigiosas (sedas, oro, paños, lino). Su calle más ancha cruzaba el río Darro a través de al-qanṭara al-Ŷadīda, donde al otro lado se situaba el fundaq Ŷadīd, la alhóndiga nueva levantada en el siglo XIV, al igual que el citado puente, y destinada al almacén y alojamiento de los mercaderes. Con toda probabilidad, el poder eligió sus construcciones para dar solución al intenso crecimiento de las actividades económicas y artesanales en esta época.

Es aquí donde se edifica la Madraza por el primer ministro del rey Yūsuf I, Ridwān. Esta fundación queda reflejada en la biografía que presenta Ibn al-Jātīb de este importante personaje de la corte nazarí en su Ihāta y traducida por Cabanelas: “Fundó la madraza de Granada, donde aún no existía, le asignó rentas, estableció en ella viviendas permanentes [para los estudiantes] y nadie le aventajó en favorecerla; llegó a ser única por su esplendor, encanto, elegancia y grandeza y llevó a ella el agua del waqf abasteciéndola con carácter permanente” (CABANELAS 1989: 29-30).

El término madrasa o madraza, plural medersa, expresa una institución musulmana que viene a designar un colegio o centro de enseñanza superior, dedicado esencialmente a los conocimientos de Teología y Derecho. A lo largo de los siglos, la sociedad musulmana vive un gran desarrollo a nivel científico y cultural, y surge la necesidad de construir instituciones educativas que fueran independientes de la mezquita mayor. Sin dejar de difundir la doctrina musulmana, se trasmitieron otros conocimientos como teología, filosofía, lengua o literatura. Podía funcionar, al mismo tiempo, como posada o albergue de estudiantes foráneos. Esta dualidad de centro de estudio y residencia, y todo ello girando en torno a la religión, tendrá un valor determinante en su configuración que perduraría hasta la llegada de los castellanos.

La conquista de la ciudad de Granada por los Reyes Católicos, conllevó trasformaciones muy importantes en el callejero, síntoma de una castellanización, que convierte la ciudad islámica en cristiana (VINCENT 1993: 316). Las mezquitas fueron sustituyéndose por iglesias; los cementerios islámicos desaparecieron pronto; los baños fueron abandonándose paulatinamente hasta que se prohibió taxativamente su uso tras 1526. Se realizaron nuevas construcciones tanto en las cercanías (Capilla Real, Lonja de los Mercaderes, Catedral) como en otros sitios (Real Chancillería, Hospital Real). Las calles musulmanas, angostas, sombrías y húmedas, no se adaptaban al concepto de ciudad castellana, especialmente a partir de finales del siglo XV y principios del XVI. Las instituciones procuraron trazar nuevos espacios públicos, como en el caso de las plazas, que eran escasas y reducidas.

El edificio de la Madraza, desde el año 1500 se convirtió en sede del Concejo y Ayuntamiento de Granada, bajo la denominación de Casa del Cabildo, para lo cual se redactó la Carta Real de Merced a la Ciudad de Granada determinando la organización del Cabildo, en donde se indica “e démosle la casa del Cabildo que se acostumbrava a llamar la Madraça, con los anexos a ella” (MORENO GARZÓN 1984). Por lo que se refiere a la época moderna, contemporánea y actual, ha sido publicado un estudio exhaustivo desde un punto de visto histórico artístico el pasado año por la Universidad de Granada (CRUZ CABRERA Y GÓMEZ-MORENO CALERA 2007: 43-137).


METODOLOGÍA Y TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN

El diseño de la intervención arqueológica ha previsto el planteamiento de tres niveles distintos de análisis arqueológico y el empleo de un sistema informatizado para el almacenamiento de los datos obtenidos del registro arqueológico.

El punto de partida ha sido la realización de una prospección geofísica, a través de un radar de penetración en tierra (Ground Penetrating Radar) un sistema electromagnético para el estudio no destructivo del subsuelo y conocido de forma más común como georradar. La aplicación del GPR permite explorar de forma precisa, rápida, eficiente y no destructiva grandes áreas de interés arqueológico y generar un mapa tridimensional del subsuelo en el que es posible visualizar anomalías que indican la localización de posibles restos arqueológicos. En nuestro caso, se llevó a cabo en casi la totalidad de la superficie del edificio. Una vez tratados los datos e insertados los resultados de las diferentes anomalías en una planimetría del edificio, hemos obtenido una primera información útil (Lám. 1). La prospección geofísica se realizó en colaboración con el equipo dirigido por Rafael Gómez Martín, Catedrático de Electromagnetismo de la Universidad de Granada.

Una vez efectuada la prospección geofísica, se realizaron diferentes sondeos arqueológicos con el método estratigráfico (HARRIS 1999). En principio, se han planteado cuatro sondeos en los lugares considerados claves, de manera que permitieran dar una lectura extensa y completa del yacimiento, abarcando el mayor conocimiento posible tanto desde un punto de vista cronológico como espacial. No obstante, a lo largo de la excavación se necesitó ampliar la extensión de los ya abiertos, y trazar otros en áreas que necesitaban una aclaración debido a los resultados procedentes del desarrollo de la intervención. De tal manera, se llegó a excavar una zona de considerable importancia (Lám. 2).

Estas dos primeras fases de análisis se han complementado con un análisis estratigráfico mural según los métodos que se aplican en arqueología de la arquitectura (FRANCOVICH Y PARENTI 1988). Aunque no se pudo llevar a cabo en muchos paramentos, debido a la existencia de decoración, se ha podido en buena parte determinar la historia constructiva del edificio y sobre todo reconocer las técnicas constructivas que se emplearon en el mismo.

La combinación de las tres estrategias de investigación arqueológica, en algunos casos, ha redundado, aportando un mayor grado de conocimiento ya que el conjunto sobre el que hemos actuado es el resultado de una agregación estratigráfica, no sólo a nivel de alzado, sino también en el subsuelo.

Por último, vista la dificultad de intervenir en una excavación que ocupaba ambientes diferentes, y donde la lectura estratigráfica no podía ser continua al verse cortada varias veces por los muros del edificio actual, se ha optado por un sistema de informatización que permitiera la conexión de los elementos de diferentes sondeos. Para ello se ha utilizado la tecnología CAD, cuya extensión de los ficheros es posible volcar en un SIG, que a su vez permite asociarlo a una base de datos que contiene la información obtenida durante la intervención arqueológica.

En las operaciones de documentación gráfica, además de los dibujos de las plantas para su digitalización, se ha añadido una información gráfica georeferenciada, llamada fotollano o fotomosaico, sobre la que es posible digitalizar y analizar las diferentes acciones homogéneas individualizadas durante la excavación. Esta metodología permite elaborar una documentación que alcanza un nivel de detalle y una potencialidad de investigación muy elevadas. Su valor añadido se puede evidenciar, tanto por la inmediata lectura y mejor comprensión de los fotomosaicos tanto en el proceso de análisis y de edición (Lám. 3), como por la objetividad de los datos contenidos en ellos, que no se ven sometidos a un proceso de interpretación como en el caso de los dibujos de las plantas, sino que se presentan tal y como son.


ESTUDIO DIÁCRONICO DE LOS RESTOS ENCONTRADOS

Sin detenernos en la explicación de los restos encontrados en los diferentes sondeos, pasaremos directamente a la interpretación por períodos y fases, incluyendo en éstos, los vestigios hallados en cada sondeo. De esta forma se analizará de manera global la excavación, como si fuera una única gran cata, sin considerar las divisiones ficticias impuesta por los muros actuales del edificio.

Los resultados obtenidos en el transcurso de la excavación en los diferentes sondeos han sido de un alto interés arqueológico, histórico y científico, hallándose restos anteriores a la construcción de la Madraza. Se han podido documentar tres períodos diferentes desde la época medieval a la contemporánea pasando por la moderna.

En el periodo medieval se inscriben cuatro fases diferentes que correspondientes a tres dinastías islámicas que han dejado su huella en la ciudad de Granada a partir de la Baja Edad Media:

- la primera fase se refiere a la Zirí y corresponde al siglo XI;

- una segunda Almohade correspondiente a la segunda mitad del siglo XII y primera parte del XIII;

- una tercera que enfoca la primera etapa Nazarí y que se sitúa en la segunda mitad del XIII y primera mitad del XIV;

- una última que testimonia la segunda etapa Nazarí, y que engloba desde la construcción de la Madraza por orden de Yūsuf I en el 1349, hasta el final del siglo XV con la conquista castellana por parte de los Reyes Católicos.

En la época moderna hemos diferenciado tres fases diferentes:

- la primera se identifica con la entrada de los cristianos en Granada y se extiende desde el principios del siglo XVI hasta la mitad del siglo XVII;

- la segunda corresponde a la segunda mitad del siglo XVII y primer cuarto del XVIII

- la tercera está asociada a las grandes reformas, de época barroca, que afectaron al edificio en la tercera década del siglo XVIII y que han dado orígenes a la configuración que mantiene aún hoy en día, perdurando en el tiempo.

La época contemporánea ha sido documentada en dos fases principales:

- la primera corresponde al final del siglo XIX y primera mitad del XX cuando el edificio pasa a manos privadas;

- la otra a la segunda mitad del XX.

Período medieval

Los restos arqueológicos más antiguos que se han hallados en la excavación, datados en el siglo XI, se apoyaban directamente sobre la matriz geológica. Ésta, por su composición de árido medio y fino, parece estar formada por las arenas del río Darro, muy próximo al solar.

En la zona ocupada por el oratorio, en la misma matriz geológica, se encontraban enterrados dos individuos (CF 1 y CF 2), ambos en posición primaria, decúbito lateral derecho. Los enterramientos se ven afectados y cortados por una estructura que se ha adscrito al siglo XI y por lo tanto resultan anteriores. Se intentó dar una cronología a través de análisis químico de C14, pero no ha sido posible por estar afectados por la intensa humedad del edificio. Lo que es cierto, es que no parecen tener las características propias de sepulturas romanas y tardorromanas (ROMÁN PUNZÓN 2004), mientras que por su posición parecen ser de época islámica, con toda probabilidad antes de la creación de Madīnat Garnāta.

Fase zirí (siglo XI)

Esta fase está documentada por la presencia de tres muros de tapial paralelos que cruzan en dirección norte-sur el solar de la Madraza así como por una acequia realizada en tapial que después de un quiebro en ángulo recto sigue su camino paralelo a los tres muros.

El muro más potente está construido con tapial de calicanto. Su espesor alcanza los 80 cm y se conserva por una longitud superior a los 23 m y por un altura de más de 1m. Relacionado con este muro estaba la zanja realizada para la construcción de su cimiento, que cortaba las dos sepulturas descritas anteriormente y que contenía cerámica del siglo XI. Paralelo a este muro, en su lado oriental, se descubrió otro, siempre realizado con la misma técnica constructiva pero de anchura ligeramente inferior. La peculiaridad de este muro era que se interrumpía en dos puntos, presentando en los terminales de los cajones dos jambas construidas con piedra de arenisca pertenecientes a una puerta.

En el lado occidental, y a muy poca distancia del muro más espeso, se hallaba otro de tapial de cal y canto, de menor anchura, y cuya función parecía ser contraterrera, formando una cámara de aire que aislaba de la humedad.

Fase almohade (2ª mitad siglo XII - 1º tercio siglo XIII)

De esta fase se han encontrado restos de época muy temprana, que quizá se puedan remontar hasta época almorávide. Se trata de una prensa, con toda probabilidad de aceite, que se halla en la parte oriental del acequia, y a la cual estaban asociadas una serie de canalizaciones. En la parte ocupada por el oratorio, se aprecia cómo el potente muro de tapial se rompe para dar paso a un lugar de tránsito realizado con un empedrado sobre el que se podía circular. Éste daba acceso a un patio donde se encontraba un pequeño horno de cocina. El patio lindaba en su parte septentrional con un muro de ladrillo, en cuyo otro lado se hallaba un suelo realizado de ladrillo que se apoyaba en el muro de tapial, reaprovechando parte de esta estructura que ya debía estar en desuso. Con seguridad era un espacio cerrado, visto el considerable derrumbe de tejas hallado encima de él. La cerámica asociada a estos niveles nos deja bien claro que estamos en plena época almohade.

1ª Fase nazarí (2º tercio siglo XIII - 1ª mitad siglo XIV)

Esta primera etapa nazarí queda manifestada por diversas evidencias. En primer lugar se observa, en la zona actual del oratorio, la reducción del patio que se ha descrito en la fase anterior. De hecho, se anula el horno de cocina, y se construye por encima de él y del empedrado del patio, dos nuevos suelos de ladrillos delimitados por dos escalones realizados en ladrillos y la base de un pilar. Se reforma también el adarve de acceso a este espacio, evidenciándose una reparación en el mismo.

También en la parte oriental de la acequia, donde se sitúa la prensa, se ven modificaciones. Ésta última, deja de utilizarse y se construye un empedrado que en mínima parte la cubre. El empedrado, según la cerámica asociada, se ha datado en la primera parte del siglo XIII, pudiendo haber sido realizado a caballo entre las épocas almohade y nazarí, pero siendo probablemente utilizado a lo largo de la segunda. Con toda seguridad este espacio debía pertenecer a un patio, aunque cabe la posibilidad de que sea una plazoleta o una calle.

2ª Fase nazarí – Madraza - (2ª mitad siglo XIV - siglo X)

Esta fase es la que corresponde al período comprendido entre la construcción del edificio de la Madraza, la antigua escuela coránica del siglo XIV, mandada edificar por Yūsuf I en el año 1349 (ACIÉN ALMANSA 1995: 337-339), y la conquista por parte de los Reyes Católicos.

Las evidencias arqueológicas han permitido afirmar que el conjunto de la Madraza se articulaba alrededor de un patio con alberca (Lám. 4), cuya existencia se supone al ser citado en las fuentes del siglo XVII (HENRÍQUEZ DE JONQUERA 1987: 76-77), y que coincide en buena parte con el actual. Los restos de la alberca, pusieron de manifiesto el suelo, las cuatros paredes, su entrada de agua y rebosadero y los dos andenes separados por un pequeño escalón decorativo. La alberca estaba rodeada por un muro enterrado de mampostería encintada, que además de dar solidez a las estructuras, permitía el descanso sobre el mismo de pilares o columnas que estaban presentes alrededor de la alberca y delimitaban el patio. Desde éste, por el lado sur se pasaba al dicho oratorio, cuyo análisis estratigráfico mural corroboró su adscripción al siglo XIV por la técnica constructiva empleada y por sus zanjas de cimentación. De particular interés es la reducción de la puerta de acceso al oratorio que en su origen era más ancha de la actual y que estaba protegida en su exterior por un pequeño porche. El oratorio es de forma cuadrada y en su costado oriental existía un pequeño jardín tripartito con dos pabellones laterales a los que se accedía a través del pórtico este. Siempre a este lado, se desarrollaba una gran crujía a la que se ingresaba desde el patio y que con toda probabilidad funcionaba como lugar de enseñanza. También se encontraron restos de la entrada al conjunto, un muro de mampostería encintada que se apoyaba sobre el potente muro de tapial del siglo XI. El nuevo muro, que tenía inclinación diferente respeto al primero, definía el espacio del zaguán que era de pequeñas dimensiones y conectaba el exterior del edificio con el patio.

Período moderno

1ª Fase cristiana (siglo XVI - 1ª mitad siglo XVII)

La primera fase de la época moderna se queda enmarcada dentro del período justamente posterior a la conquista de Granada por los Reyes Católicos, cuando la Madraza se convierte en sede del cabildo municipal. En esa época, por lo que afecta al edificio, no se denotan cambios sustanciales, sino pequeñas modificaciones que no cambian su estructura funcional. Es el caso del desplazamiento del rebosadero originario de la alberca, ahora sustituido por otro realizado con atanores de grandes dimensiones. Más evidente fue la nueva pavimentación realizada con un empedrado en damero de piedra y canto de color blanco y gris oscuro, que se extendía en toda el área del patio actual rodeando la alberca y anulando el escalón presente en época nazarí.

También en la parte ocupada por el jardín, se rompen los dos muros que lo delimitan, para adosarles dos pilares y crear un nuevo suelo en el pabellón meridional que flanqueaba el espacio central ajardinado.

Pero en el exterior del área ocupada por el solar de la Madraza, es decir, en el lado oriental de la acequia, se documenta la edificación de un único gran complejo, formado por un patio, una alberca y los sistemas hidráulicos asociados, que debían pertenecer a una vivienda privada.

2ª Fase cristiana (final siglo XVII – primeras décadas XVIII)

En esta fase se da inicio al proceso de grandes reformas que van a acontecer en el siglo posterior. A caballo entre los dos siglos, comienzan las rehabilitaciones del conjunto, que en una primera etapa tendrán lugar en la zona del patio. Se anula totalmente la alberca para construir encima de ella un nuevo sistema de desagüe asociado a un empedrado que presentaba decoraciones de carácter geométrico. Éste, a diferencia del anterior empedrado, no ocupa la zona donde se sitúan los pórticos septentrional y occidental actuales, de modo que genera una sustancial reducción del área destinada al patio. Es posible que este reajuste sea debido a la reedificación de la sala denominada «Caballeros XXIV», que desde este momento va a ocupar la segunda planta del edificio en la esquina noroeste, necesitando un soporte en la planta inferior, justo sobre el espacio que quedó reducido.

Última fase moderna

La etapa descrita anteriormente es la primera de los cambios radicales que sufre el edificio y que, en buena medida, son los que dan a la Madraza la configuración presente, con un patio de forma ligeramente rectangular y columnas de piedra de Sierra Elvira. Algunos de estos cambios están documentados por las fuentes escritas (OLMEDO SÁNCHEZ 2002: 90-94) y se remontan a la tercera década del siglo XVIII.

A nivel arqueológico, se exhumaron muchas de las potentes zarpas que sujetan los muros actuales y los restos pertenecientes al sistema construido para aislar de la humedad la sala capitular baja. Se trata de un empalomado construido totalmente en ladrillos, formado por una serie de canalizaciones y de pequeños soportes que tenían la misma función de pilares y que servían para sujetar el suelo de la sala. Hay que destacar que la entrada a esta estancia se realizaba a través de un vano abierto en la pared oriental de la sala del oratorio, donde ahora se ubica la ventana geminada; vano individualizado en la parte inferior del muro de mampostería encintada del oratorio, en el estudio estratigráfico mural.

Período contemporáneo

Esta última fase es la que se adscribe al período en que la Madraza pasa a ser propiedad particular, es decir, a partir del último cuarto del siglo XIX hasta el siglo XX. Las evidencias más representativas pertenecientes a este periodo son los pilares construidos con grandes cantos y mortero muy rico en cal, que se han edificado para la elevación de una segunda planta. Ésta se edificó sobre la dicha sala baja con la ayuda de cuatro pilares portantes, mientras que en el oratorio no se llevó a cabo ninguna transformación debida al descubrimiento de las yeserías islámicas encaladas en la primera época castellana y que ocasionó la restauración de las mismas. También se llevaron a cabo diversas reformas que afectaban a los sistemas de desagüe, pero que no aportaban grandes datos al estudio de la evolución del complejo.


CONCLUSIONES

Se puede concluir que la intervención arqueológica en la Madraza ha sido de gran interés, no tanto por lo que se refiere al evolución del edificio en sí mismo, como por las informaciones que aporta para la reconstrucción de los procesos de transformación del área urbana donde se ubica.

Gracias a la integración de los datos arqueológicos, la prospección geofísica y, en menor medida, a las fuentes escritas, se ha podido reconstruir una hipotética planta de la Madraza, basada sobre fundamentos reales (Lám. 4). En el citado apartado de la segunda fase nazarí, se puede seguir de forma detallada su proceso de identificación.

Por lo que se refiere al desarrollo urbano de la zona, se ha corroborado algunos datos supuestos previos a la excavación, y se han añadido otros que eran desconocidos.

Una de las sorpresas más interesantes ha sido el hallazgo de un gran conjunto constructivo de época zirí. Éste, por su envergadura, cronología y situación topográfica en la parte llana, debió pertenecer al poder estatal, que se apropia de esta área nada más llegar a Granada y donde se edificó, poco más tarde, la mezquita aljama. No se puede precisar qué era exactamente este edificio, pero hay varios datos que pueden coincidir y favorecer la formulación de una hipótesis. En primer lugar, la presencia del muro contraterrero que indicaría un espacio doméstico, confirmado también por la cerámica asociada, que es de uso doméstico y de buena factura; en segundo lugar la presencia de la acequia que parece indicarnos que esta zona debió estar destinada a uso agrícola; y por último las fuentes, que citan que en la zona de Bibarrambla el Rey Badis poseía una almunia (LEVI-PROVENÇAL Y GARCIA GOMEZ 2005: 120). Todo ello nos conduce a adscribir estos restos a la citada almunia.

En los siglos posteriores, un periodo que incluye las épocas almorávide, almohade y parte del reinado nazarí, hasta que no se construye el edificio de la Madraza, las evidencias arqueológicas han corroborado lo que ya se sospechaba: un abandono de esta zona como uso agrícola, tendiendo a un aumento del crecimiento urbano, provocado por la expansión de la ciudad en esta zona próxima a la Mezquita Mayor. Un área que generaba un intenso tráfico de personas y mercancías, conexas con las actividades litúrgicas y comerciales.

Algunas de estas viviendas, y de modo particular, las que se encontraban en el actual solar de la Madraza, debían ser aún del poder estatal a mediados del siglo XIV, con lo que no fué difícil construir allí la Madraza, insertándola dentro del proyecto urbano de gran envergadura empujado y realizado por Yūsuf I y Muḥammad V, citado anteriormente.

La intervención arqueológica, respalda lo que ya se pensaba también para la época castellana, es decir una profunda trasformación en el callejero. Ésta, se puede advertir en la parte exterior del conjunto del edificio, ahora sede del cabildo municipal, donde el espacio que antes estaba ocupado por una calle se ve sustituido por una vivienda particular.

Por último, se documentó lo que ya era evidente: la gran reestructuración del edificio en las primeras décadas del siglo XVIII, que cambia el aspecto del mismo tanto desde un punto de vista funcional y de distribución de los espacios, como puramente estético, configurando su aspecto plenamente barroco.


BIBLIOGRAFÍA

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