ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS ROMANOS DEL MUSEO PROVINCIAL DE JAÉN Y LOS VILLARES DE ANDÚJAR

ROMANS ELEMENTS ARCHITECTONICS OF THE PROVINCIAL MUSEUM OF JAEN AND LOS VILLARES DE ANDUJAR

María JIMÉNEZ DE CISNEROS MORENO

Resumen
Mediante la elaboración de un catálogo de piezas nos hemos aproximado a la arquitectura romana que se dio en la provincia de Jaén a través del estudio estilístico y morfológico de los elementos arquitectónicos depositados en el Museo provincial de Jaén y los Villares de Andújar.

Palabras clave
Arquitectura romana, provincia de Jaén, catálogo, estudio estilístico y morfológico.

Abstract
With this pieces catalogue, we have made an aproximation to the romanic arquitecture that took place at Jaen’s province. This catalogue is made by a morfologic and stylistic studying about the arquitectonics pieces from the Provincial museum of Jaén and Los Villares de Andújar .

Key words
Roman architecture, province of Jaén, catalogue, stylistic and morphological study .


INTRODUCCIÓN

El tema de la decoración arquitectónica en Hispania ha ido tomando como modelo las grandes urbs, tales como Itálica, Tarraco ó Corduba pero poco a poco pequeños núcleos dispersos por la extensa geografía española han ido adquiriendo protagonismo, confirmando la presencia de caracteres e influencias decorativas, visibles en su arquitectura. Para nuestro caso, hemos tomado como referencia a la provincia de Jaén. En primer lugar, hemos escogido el Museo Provincial de Jaén por poseer la mayor colección de piezas inéditas de toda la provincia, a lo que hemos sumado en segundo lugar, otro pequeño lote inédito procedente de los Villares de Andújar que fueron recuperados tras continuas faenas de campo durante el año 2006. El estudio de las piezas de Los Villares forma parte del proyecto de investigación “Isturgi y su territorio: la producción de terra sigillata y su difusión” siendo responsable del equipo Dña. Mª Isabel Fernández García, bajo la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Para realizar éste estudio del material decorativo y arquitectónico se realizó un catálogo de piezas. Contamos, en total, con 37 elementos arquitectónicos, entre ellos destacan basas toscanas y áticas, fustes, capiteles jónicos, corintios y corintizantes, frisos, cornisas, un pulvino, un frontón y una clave de arco. Cada pieza posee su correspondiente ficha con información sobre la procedencia originaria, las dimensiones, su localización actual, y una breve descripción general.

Establecer el grado de monumentalidad, el desarrollo de estos elementos, tanto formal como estilísticamente, así como su cronología o la funcionalidad son las principales cuestiones a las que nos hemos enfrentado y a las que se debe dar una respuesta. Para ello, debemos realizar un análisis estilístico, donde se examinan los motivos que la decoran de forma más detallada, para determinar el origen de cada pieza como ocurre sobre todo, con los capiteles, conocer el taller donde se labró, creando para ello paralelos con otras ciudades de Hispania, o a través de las dimensiones, con la cual podemos aproximarnos a la ubicación de la pieza, aunque esto ha resultado problemático dada la escasez de piezas con procedencia conocida.


EL MATERIAL Y EL TALLER

Están realizadas, en la mayoría de los casos, en piedra local, generalmente calizas. Entre todas ellas sólo destaca un fuste de pilastra realizado en mármol blanco (fig.1). Desconocemos si se trata de un mármol local o importado. Posiblemente se trate de mármol local ya que sustituyeron dignamente a los importados en aquellos casos en los que el capital invertido no permitía hacer frente a gastos elevados. Cuando en una región aparecía un mármol local capaz de competir con los materiales hasta entonces importados, se explotaba. De esta manera, poco a poco, cesaba la importación del material más exótico, cuyo empleo, a partir de entonces, se reservaba para ocasiones excepcionales, de manera que el cese de la importación de una variedad puede indicar el inicio de la explotación de un material local similar. Durante los siglos I y II llegaron a la Bética mármoles del exterior, de esta manera, ciudades como Gades, Hispalis y la misma Corduba, capital de la Baetica, tuvieron que recibir mármoles italianos y orientales en abundancia (Padilla 1998: 283-304). Esto nos confirma la idea de que la llegada de este material hacia el s. I d.C. supuso una renovación en la arquitectura, adquiriendo un nuevo aspecto, y esto se comprueba en los grandes núcleos provinciales, transformados en ciudades de mármol. ”La implantación de mármoles, supuso una ruptura con las tradiciones anteriores y cómo fue necesaria la presencia de marmorii itinerantes para complacer las nuevas demandas de la élite local, convirtiéndose los materiales arquitectónicos y decorativos en vehículos de propaganda ideológica” (BARRERA 2000:202). En resumidas cuentas, nuestro fuste de pilastra, dado su carácter marcadamente ornamental, tendría que ubicarse dentro de un periodo de auge en la construcción y ornamentación de Isturgi, ya que el empleo del mármol era un símbolo de prestigio político, social y económico. Los propietarios de las domus o villae pronto se sintieron atraídos por el lujo que suponía el mármol y, como en tantas ocasiones, fueron fieles a los modelos impuestos por las esferas del poder imperial.

Es importante resaltar la idea de que a pesar del reducido número de piezas en mármol, poseemos otras tantas que comparten la misma cronología e imitan formas y motivos realizados en mármol, pero esta vez, sobre piedra local. Es el caso de los capiteles. Claramente reconocemos en ellos una serie de elementos decorativos, así como un tipo de labra que nos recuerda a los programas ornamentales que se realizan en Roma y que tenían su mejor reflejo en la capital de la Baetica. Esto se comprueba en algunos de los capiteles, como el que se encuentra depositado en el colegio de los Padres Trinitarios de Andújar (fig.2). Sus motivos decorativos, la propia morfología de la pieza, el naturalismo que desprende, denotan ya un reflejo de los modelos que se elaboran en los talleres provinciales, y ciudades como Isturgi irán adoptando lentamente ciertos caracteres. El mármol es, por tanto, un indicador de esa llegada temprana de ciertos modelos urbanos que quieren ser plasmados por las élites del lugar, tanto a nivel oficial como privado. La edilicia pública incorpora este material como símbolo de adhesión al poder imperial, y por otro lado, los comitentes privados, a través de sus construcciones, sobre todo de carácter funerario, se suman a este nuevo lenguaje, sin privarse de manifestar sus raíces itálicas. Y aunque, en nuestro caso, la mayoría de las piezas están realizadas en piedra caliza, su uso es lógico puesto que es usada en todos los centros productores en estas primeras épocas. A esto se suma el hecho de la procedencia de estas piezas, situadas cerca de vías de comunicación terrestres que ayudarían a que las clases más pudientes pudieran poseer esta clase de ejemplares de una calidad visible, a través de talleres que copiaban los modelos de la urbs. No sólo el material nos reafirma la idea de las influencias y la luxuria propia del periodo augusteo, sino que la decoración en sí nos da una idea de la recepción temprana, en la actual provincia de Jaén, de una serie de modelos urbanos que nos recordarán, en menor grado, el programa ornamental de ciertos edificios de la urbs. A su vez presenta una gran similitud con los capiteles del teatro de Mérida, así como los de la calle Claudio Marcelo de Córdoba, tomados ambos de otro modelo, y no es otro que del Forum Adiectum de Córdoba. Pero la influencia de ésta última ciudad, nuevamente, queda patente en los capiteles corintizantes del Museo de Jáen (fig.3), ya que comparten una serie de características estilísticas y técnicas que nos recuerdan a los ejemplares de Colonia Patricia. Estamos ante piezas que han salido sin ninguna duda, de un mismo taller, el cordobés, ya que éste adoptó un papel preferente en la Baetica desde la segunda mitad del s. I d.C. Este aspecto reafirma el contacto existente entre esta ciudad con otras como Cástulo o Isturgi gracias al uso de las vías de comunicación. No cabe duda de que gracias al estudio de los materiales podemos hablar de un activo comercio, resultado de un fuerte trasiego de materiales y artesanos itinerantes, que eran los encargados de portar esos nuevos estilos, esas nuevas modas traídas directamente desde Roma y que, en ciertas piezas, sobre todo los capiteles, se hace patente.


PROCEDENCIA Y CRONOLOGÍA

El porcentaje de piezas con origen conocido, escasamente supera a la media y, aunque estamos ante un lote de piezas muy heterogéneo, la valoración general es que, si bien la mayor concentración de fragmentos pertenece al barrio de la Magdalena de Jaén, el Museo cuenta con un amplio repertorio de elementos provenientes de núcleos dispersos de toda la provincia, como Peal de Becerro, La Guardia, Mancha real o Quesada, entre otros. En cuanto a Los Villares, la mayoría aparecieron de forma fortuita mientras se realizaban las labores de campo, a los que hay que sumar tres piezas depositadas en el Colegio de los Padres Trinitarios de Andújar.

Gracias a su catalogación y análisis estilístico se puede llegar a determinar la cronología de las piezas. De una manera amplia, podemos enmarcarlas en un periodo que abarcaría la primera mitad del siglo II a.C. hasta el s. III d.C., subrayando la época imperial por poseer el mayor número de piezas adscritas a éste periodo. Es cierto que carecemos de piezas datadas hacia época flavia o severiana; sin embargo, nos han confirmado la intensa actividad edilicia que se dio en centros destacados, siendo en mayor número, los ejemplares catalogados en la ciudad de Jaén.


DIMENSIONES Y ESTADO DE LAS PIEZAS

En cuanto a las dimensiones, son bastante similares, puesto que no hay ninguna pieza que destaque por su monumentalidad. Tan solo destaca un fuste acanalado depositado en el Museo Provincial de Jaén de 2’50 m. (fig.4), y un capitel jónico de cuatro volutas hallado en Cerro Alcalá (fig.5). El estado de las piezas, en general, es bueno, aunque algunas de ellas se encuentran en peor estado por haber estado expuestas en los jardines del Museo y, por tanto, sujetas a las inclemencias del tiempo durante demasiados años.


UBICACIÓN ORIGINARIA

De una manera muy global nuestras piezas se podrían dividir en dos grupos dependiendo del lugar donde han sido halladas, por las dimensiones o por los propios motivos decorativos que poseen. Por un lado, los enmarcados en ámbito doméstico, y por otro, el funerario. El primer grupo está formado por un importante lote de piezas procedentes del barrio de la Magdalena, en pleno casco histórico de Jaén. Nos referimos a los capiteles corintizantes, los cuales se dispondrían en casas y responderían básicamente a una función ornamental. Todos son de pequeño tamaño y dirigidos a una clase media que las utilizaría como decoración de interiores o en jardines y peristilos. En cuanto a las piezas de ámbito funerario destacamos dos cornisas; en primer lugar, la hallada en Los Villares de Andújar. Algunos poseen ciertas peculiaridades como la cornisa de Los Villares (fig.6), donde nos llama la atención la exclusividad de esta pieza en relación con la ubicación de la decoración. Se trata de un síntoma de “localismo” o, tal vez, fue resultado del gusto particular de quien la mandó labrar, por otro lado, una cornisa, ya estudiada con anterioridad por Beltrán y Baena del Alcázar (fig.7), decorada por una máscara báquica y que se adapta muy bien a los esquemas hallados en la Baetica, como en Castulo o Colonia Salaria. A esto se une un friso de roleos acantiformes, del que salen pequeños tallos que desprenden elementos de la naturaleza con un claro simbolismo funerario. Asimismo, destaca un pulvino (fig. 8), que formaría parte de ese nutrido grupo de pulvinos, hallados en la provincia de Jaén, con carácter funerario, y que en su día coronaron los típicos mausoleos romanos en forma de altar. Por último, destacamos un frontón reutilizado con posterioridad como arco de medio punto y que está decorado por dos máscaras báquicas de gran expresividad (fig.9). Se trata de Baco y el dios Pan ambos muy ligados en su simbología a la inmortalidad de las almas que garantiza la protección del difunto; de ahí que, nuevamente, adscribamos esta pieza al ámbito funerario.

En resumidas cuentas, todos estos elementos arquitectónicos tienen una nota en común, la gran calidad que, por lo general, tienen las piezas de la región del Alto Guadalquivir, y es que éste tipo de arquitectura funeraria no es más que el resultado de esa adaptación de formas y estilos que satisfacían el gusto de los itálicos llegados con el proceso de promoción jurídica de las ciudades de la zona. Se aprecia en todos ellos un claro deseo de perpetuar la eternidad en sus formas y en su decoración por parte de los difuntos que mandaron realizarlos. En cuanto a su decoración, convergen distintos motivos, ya sean vegetales o figurados, y todos ellos son portadores de un significado concreto, que será distinto dependiendo del contexto donde aparezcan. Los motivos vegetales, las referencias a Baco, son indicadores de esa obsesión por sobrevivir a la muerte a través de un recuerdo perpetuado en un epitafio duradero. No dejan de ser un claro ejemplo de esa sistematización de los monumenta funerarios dispersados por toda la región del Alto Guadalquivir y que, de forma magistral, estudiaron Beltrán y Baena. La problemática reside en la descontextualización de la mayoría de las piezas, aunque tras su análisis y estudio morfológico, la mayoría han sido adscritas al ámbito funerario. Por el tipo de decoración, están muy relacionadas con piezas de ámbito público y oficial. Pero también es cierto que los particulares siguen modelos usados en la arquitectura oficial y pública para realizar sus tumbas, sobre todo, al usar ciertos motivos como los roleos o las guirnaldas. Lo normal fue siempre procurarse un monumento a la altura de la moda, la posición social y los medios económicos, por cuanto el mundo funerario se erige en Roma como espacio privilegiado de auto representación, al tiempo que el uso de la piedra pasa a serlo de eternidad (Rosetti 1999:232ss).


CONCLUSIONES

Los ejemplos de elementos arquitectónicos aquí presentados, nos han brindado la oportunidad de acercarnos a la realidad urbana de la provincia de Jaén mediante su análisis estilístico y decorativo, obteniendo una serie de premisas globales para obtener información cronológica, tipológica y funcional sobre los posibles edificios de carácter público y privado, así como los propios monumentos funerarios, esparcidos por toda la provincia. Con respecto a su calidad y a su cuantía no podemos igualarlos al nivel de Itálica o Córduba, pero sí podemos englobarlos en ese importante “entorno” que rodeaba a estos grandes núcleos y que recibían influencias directas de Roma en cuanto a estilos y motivos decorativos. Todos estos aspectos morfológicos son los que vemos reflejados en algunos de nuestros elementos, y son producto de esa estrecha relación entre Córdoba y núcleos de la Bética. No cabe duda de que las grandes capitales provinciales hispanas toman el foro de Augusto como modelo, sobre la base de su propia capacidad. Es lo que ocurre en el foro de Mérida, de Tarragona o de Córdoba, lugar en este último donde es apreciable, en el templo de la calle Claudio Marcelo que copia los programas decorativos del Templo de Apolo Soriano (Roma). Incluso se ha teorizado sobre la posibilidad de que estuvieran realizados por las mimas manos (MÁRQUEZ 2000:108-109).

Ahora, son las futuras campañas arqueológicas las que nos deben ayudar a recuperar más información, las que nos amplíen la visión que tenemos en la actualidad y, con ello, se podrán desarrollar más investigaciones sobre el urbanismo de esta provincia, dándole protagonismo a aquellas ciudades que han sido olvidadas en el tiempo. De esta manera, estaremos más cerca de entender nuestro pasado.


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