CONTEXTO Y FUNCIONALIDAD DE LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA

CONTEXT AND FUNCTIONALITY OF STONY SCULPTURE REPRESENTATIONS FROM POLLENTIA

Santiago MORENO PÉREZ

Resumen
Una vez concluida una primera fase de la investigación sobre la totalidad los materiales escultóricos procedentes de la ciudad romana de Pollentia (Alcudia, Mallorca), centrada únicamente en aquellos realizados en soporte pétreo, se presentan a continuación los resultados del estudio ambiental de los mismos. Este estudio aporta aspectos inéditos en la historiografía de la ciudad, como la distribución urbana de las esculturas, así como ciertos datos sobre el uso de estas, tanto en contextos públicos como privados.

Palabras clave
Pollentia, distribución y funcionalidad de esculturas pétreas.

Abstract
Once concluded research´s primary phase about all the sculptural material originated in Pollentia´s roman city (Alcudia, Mallorca), focus on those made of stone, on this paper we show their environmental study. It represent a new contribution to Pollentia´s historiography, such as sculpture´s urban distribution and also information about their use wheter in public or wheter in private contexts.

Key words
Pollentia, distribution and stony sculture´s functionality.


INTRODUCCIÓN

Para el presente trabajo se han inventariado veintitrés piezas, incorporando ocho a la última recopilación efectuada (PREVOSTI y RAFEL 1983:57-76), que por distintos motivos habían permanecido inéditas, procedentes de hallazgos fortuitos y antiguas excavaciones, o intervenciones arqueológicas recientes. Si bien el aumento de piezas no ha sido muy elevado, se ha procedido al análisis individualizado de cada pieza, ya que tan sólo nueve contaban con estudios especializados, y se han determinado las circunstancias del hallazgo, al menos topográficas, de una serie de ellas que carecían aún de esta documentación. Estos últimos datos se han extraído principalmente de documentos y manuscritos inéditos de R. Isasi donados al Museo de Mallorca, donde figuran, además de los hallazgos efectuados por su equipo en las importantes excavaciones de los años 20 y 30 (el 47,8% del material recopilado), en gran parte inéditas, referencias y dibujos de otros anteriores. En la fig. 1 se muestra un plano del yacimiento donde figura la numeración establecida para las piezas, y la localización topográfica de los hallazgos escultóricos conocidos, un total de diecinueve piezas, con lo cual el 82,6% del material es susceptible de un estudio ambiental ligado a los resultados arqueológicos.

Las esculturas estudiadas (52,17% retratos y estatuas icónicas, 34,79% estatuas ideales, 13,04% indeterminadas) se utilizaron durante las primeras fases detectadas en la ciudad, desde mediados del s. I a.C., en consonancia con el nivel cronoestratigráfico I del foro, correspondiente a la primera fase urbanizadora de la ciudad, hasta el nivel III, contextualizado en la primera mitad del s. III d.C. No se han conservado materiales de este tipo producidos en épocas posteriores al incendio de la segunda mitad de este s. III, confirmadas arqueológicamente en los niveles IV-VII del foro (ORFILA et al. 1999:102, ORFILA 2000:131-32).


LOS MONUMENTOS ESCULTÓRICOS DEL FORO

La reconstrucción de los programas escultóricos del foro y espacios públicos adyacentes no puede realizarse con exactitud actualmente, constituyendo los resultados obtenidos una aproximación parcial sobre la identificación de ciertas estatuas emplazadas en este espacio, y sobre ciertas pautas generales en el uso de estas. Entre las razones que impiden establecer una reconstrucción más precisa, destaca, en primer lugar, que el foro se encuentra actualmente en proceso de excavación, resultando aún incompleto el conocimiento que de él se tiene (ORFILA et al. 2005) (fig.2). En segundo lugar, la exclusión de los materiales en soporte metálico, de gran importancia en estos programas, y actualmente en estudio. En tercer lugar, el mal estado de conservación de los restos de este espacio, afectado por un incendio de carácter violento en la segunda mitad del s. III, desmantelado con una fase de fortificación datada a posteriori de la segunda mitad del s. V., una necrópolis que afectó a la mayor parte de los complejos y estructuras a partir del s. VI, y el acarreo y reutilización de la mayor parte de los materiales hasta entrado el s. XX.

Así, los materiales escultóricos recuperados en este espacio resultan escasos, tan sólo siete piezas, además de presentar un alto grado de fragmentación, llegando a casos extremos como el grupo de pequeños fragmentos recuperados en 2006 (nº23, lam.IV). En esta misma situación se encuentra el fragmento de estatua icónica (nº8, lam.II) recuperado al S inmediato del Templete II (ARRIBAS y TARRADELL 1987:125).

Por este motivo, resulta necesario recurrir a otras evidencias, principalmente epigráficas y arquitectónicas, sobre la existencia y distribución de estos monumentos.

Pautas generales

- Utilización en los distintos ámbitos forenses de representaciones escultóricas con dos funcionalidades diferentes. Por un lado, estatuas de culto religioso, sacralizadas, representando a divinidades, como sería el caso de las estatuas de Júpiter, Juno y Minerva emplazadas en el Capitolio desde su edificación en los años 70-60 a.C. (ORFILA et al. 1999, 2006), de las cuales no han quedado restos, o la estatua, también perdida, de un emperador divinizado instalada en el complejo conocido como Templete I, un aedes dedicado al culto imperial (ZUCCA 1998:199). Y por otro, y de un modo destacado, representaciones de carácter honorífico por medio de estatuas-retrato. A su vez, estas estatuas homenajean a miembros de las dinastías imperiales, mostrando la adhesión de la ciudad al régimen central, o a miembros de las elites y notables locales, como medio de autoperpetuar su influencia y prestigio, así como el de su familia, en la comunidad.

- Se han constatado diferentes tipos de estructuras y elementos sustentantes para estatuas en función de la identidad de los personajes homenajeados. Pedestales paralelepípedos, en ocasiones conservando evidencias sobre su tipología tripartita (CIBal nº26,nº27) compuesta por cuerpo central; o neto, coronamiento y basamento, dedicados a los magistrados locales, sin que se hallan conservado pedestales de este tipo dedicados a emperadores. Se trata, en todos los casos, de hallazgos antiguos y fortuitos en la finca de Camp d´en França, cuatro de ellos asociados al ámbito forense en anteriores estudios (ZUCCA 1998, nº12,13,14,15, GARCÍA RIAZA y SÁNCHEZ LEÓN 2000:82). Todos los netos presentan características bastante homogéneas, aproximadamente 1 m de alto, 60 cm. de ancho, y otros 60 cm. de grosor, y estaban destinados a sostener imágenes pedestres de tamaño natural.

Por otra parte, se ha conservado un lote de placas epigráficas fragmentarias, realizadas en distintos materiales pétreos, de entre 2 y 5 cm. de grosor, que revestían pedestales de obra. Los pedestales de este tipo conservados están realizados mediante una superposición de bloques pétreos rectangulares, configurando una planta cuadrangular, y unas dimensiones variables, aunque superiores en todos los casos a los pedestales paralelepípedos comentados, llegando a casos verdaderamente monumentales, como el pedestal de 2 m. de grosor en planta, que se tratará más adelante. Estas estructuras sostenían estatuas dedicadas, mayoritariamente, a distintos emperadores y familiares (Ocho epígrafes conservados, una buena parte de ellos recuperados en el cuadro E-15 del foro), y, de modo secundario, algún ejemplar relacionado con notables locales (cuatro epígrafes). Entre estos últimos, destacan el dedicado al duumviro A. Sempronius (SÁNCHEZ LEÓN y GARCÍA RIAZA 2002), y otros dos duumviros anónimos (SÁNCHEZ LEÓN y GARCÍA RIAZA 2004:333-335), los tres epígrafes de procedencia forense y con grosores similares a los antes mencionados.

- En tercer lugar, se ha observado una jerarquización de las dimensiones de las estatuas. Dimensiones naturales para personajes locales, y superiores al natural para las representaciones imperiales. Esta determinación, seguramente oficial, queda reflejada en las dimensiones de los pedestales mencionados, y en los propios fragmentos escultóricos conservados, que aunque no tan numerosos como para establecer generalizaciones, cumplen en todos los casos la pauta propuesta.

- Al margen de la instalación de estatuas sacralizadas en sus respectivos complejos religiosos, existe también una jerarquización del espacio privilegiado, o destacado, a favor de las representaciones imperiales honoríficas. En relación con las placas epigráficas dedicadas a emperadores, se han conservado tres pedestales de obra en su emplazamiento originario. Uno de ellos se situaba a escasa distancia (1 m. aproximadamente) del extremo sur oeste del Capitolio, en el cuadro E-15, de 1,30 m. de anchura y 1,20 de grosor (fig.2). Otro de dimensiones superiores, conocido como estructura nº 2, y afectado directamente por dos sepulturas tardías talladas en él, se conserva únicamente en su tramo inferior, cuyas dimensiones son 2,10 m. de anchura por 2 m. de grosor. Se encuentra en el cuadro E-14, al suroeste de la escalinata de acceso al Capitolio, y en función de sus dimensiones se plantea la hipótesis de que sostuviera una estatua sedente (fig 2). Un tercer pedestal de obra se sitúa en el cuadro I-11, inmediatamente al sur del Templete I, en el espacio entre este edificio y el Capitolio (fig.2). Se conserva su tramo inferior con unas dimensiones de 70 cm. de anchura y 50 cm. de grosor, aunque la restitución de sus dimensiones originales indican unos 70 cm. de anchura por 1,35 m. de grosor (DOENGUES 2005:18). Además de estos espacios al aire libre en torno a los principales complejos religiosos, existirían estatuas honoríficas de emperadores en otros espacios públicos aún sin excavar, como la basílica de la ciudad, edificios en los que las imágenes imperiales tenían gran incidencia, y que con bastante probabilidad tuvo que existir en Pollentia.

Las estatuas de magistrados y notables locales presentan una distribución más confusa, con ubicación destacada en función del prestigio de los personajes, estrechamente relacionado con la calidad de los pedestales y las estatuas (MELCHOR GIL 1994:175-177), como por ejemplo, el pedestal marmóreo dedicado a Vivio Nigelioni (CIBal nº27), reelegido dos veces para el cargo de duumviro, único entre los conservados por la suntuosidad del material empleado. La ocupación de los emplazamientos más destacados por estatuas de emperadores, y, por otro lado, la dinámica habitual seguida en numerosos foros estudiados, sugieren un emplazamiento de estos monumentos en espacios secundarios con respecto a las imágenes de emperadores.

Autorrepresentación escultórica de las elites locales

Existe, entre las distintas evidencias conservadas, una concentración de retratos particulares de carácter honorífico en época tardorrepublicana y hacia el cambio de era, reflejado en los materiales escultóricos. El testimonio más temprano lo constituye una estatua femenina acéfala del tipo pudicitia (nº 6, lam.I), variante braccio nuevo (PINKWARDT 1973:149-160), hallada en un sector aún sin reexcavar, inmediatamente al S de la zona conocida del foro, dentro de la finca Can Reines, en las excavaciones de 1927, cuyos cortes se cubrieron después de la campaña. Está realizada en un taller local con piedra caliza, y datada en función de su iconografía, sus rasgos estilísticos y la técnica empleada en su producción, entre los años 40-30 a.C. El tipo, que cae en desuso a comienzos de Era, tuvo un especial desarrollo, dentro de Hispania, en las capitales conventuales costeras de la provincia tarraconense, aunque asociada a contextos funerarios, constatándose ejemplares en Tarraco (KOPPEL 1985a, nº99) y en Carthago Nova (NOGUERA 1991, nº15). La estatua, que indica una temprana costumbre en la representación escultórica honorífica de las elites locales, representa, en función de su datación y de su iconografía, habitualmente asociada a mujeres de edad avanzada (BIEBER 1959:338), a una dama perteneciente a las primeras, tal vez primera, generaciones de colonos de la ciudad.

Otro retrato honorífico, que representa a un varón de edad avanzada (nº 10, lam.III), se instaló en este espacio hacia el cambio de Era. El retrato, hallado en un sector indeterminado del foro en 1926, posee los rasgos característicos del denominado estilo del segundo triunvirato (SCHWEITZER 1948:120ss.), aún dentro de la tradición retratística republicana. El retrato ha sido comparado en repetidas ocasiones con otro procedente de Barcino que responde a la misma tipología y cronología (BLANCO FREIJEIRO 1981:130). A juzgar por el sistema de despiece, y el tratamiento de la parte posterior, produciendo una superficie adecuada para el ensamblaje de piezas, puede plantearse la hipótesis de que el retrato perteneciera a una estatua velada, representando a un ciudadano que desempeñó un cargo sacerdotal en época de Augusto.

El periodo álgido de representaciones escultóricas honoríficas, según la evidencia epigráfica de los pedestales paralelepípedos mencionados, es a finales del s. I d.C., y principalmente la primera mitad del s. II d.C., según las dataciones propuestas por Curchin (1983, nº827,828,829). Todos los epígrafes, excepto el de Flavia Paulina (CIBal nº29), se dedican a magistrados pertenecientes a la tribu Velina (C. Catullo, CIBal nº25; D. Modesto, CIBal nº26; V. Nigelioni, CIBal nº27), reflejando el intenso acaparamiento de las magistraturas locales, al menos, durante este periodo. En todos los casos, se trata de dedicaciones evergéticas realizadas por familiares y allegados, en las cuales la intervención del senado local se limita a la autorización del monumento y la asignación del espacio a ocupar por el mismo, tal como consta en la fórmula LDDD, conservada en todos. Las estatuas eran togadas o veladas en función de los cargos desempeñados.

No existen evidencias epigráficas o escultóricas conservadas sobre las estatuas honoríficas particulares más allá del s. II d. C.

ESTATUAS DE EMPERADORES

Las estatuas imperiales están repartidas entre los tres primeros siglos de nuestra Era, con especial concentración en el periodo julio-claudio y en el s. III d.C, siendo la de Galieno (254-268) la última dedicación conservada.

Existen evidencias sobre las estatuas de la dinastía julio-claudia en la placa epigráfica dedicada a Druso o Germánio (ZUCCA 1998, nº9). Las evidencias escultóricas se presentan por un importante grupo de estatuas que hemos clasificado como Grupo B, asociado hipotéticamente al foro en anteriores estudios, según criterios iconográficos y funcionales (BALIL 1986:226-227, VENY 2005). El grupo se compone de tres piezas con idéntico origen de producción, una estatua femenina tipo gran herculanesa (nº 5, lam.I), un togado capite velato (nº 4, lam.I), y un thoracato (nº 2, lam.I), en las cuales se aprecian idénticos rasgos técnicos, estilísticos, material empleado y dimensiones. Las estatuas se reutilizaron como cimentación de una estructura tardía al S (unos 150 m.) de la zona conocida del foro (fig.1). Se trata de un grupo escultórico dinástico de época julio-claudia, cuyas estatuas alcanzaban los 2 m. de altura, aproximadamente. La datación del grupo se ha realizado en función de la estatua togada, perteneciente al tipo Aa de H. R. Goette (1990:22ss.), cuyos principales paralelos se fechan en época augustea, como el togado del Museo Nacional de Palermo (BONACASA 1964:134), o el procedente de Ilipa (GARCÍA Y BELLIDO 1949, nº208). Esta misma cronología temprana ha sido recientemente propuesta para el grupo (GARRIGUET 2001, nº19,20,21), sin que pueda excluirse, como proponemos, una datación extensible hasta mediados de la centuria. También en este Grupo B se incluye la conocida cabeza de Augusto velado (nº 1, lam.IV), tipo Actium (ZANKER 1973:13ss.), fechada hacia el cambio de Era.

La gran cohesión de las tres primeras piezas mencionadas, indica que se trata de un grupo destinado al mismo contexto público, difícil de determinar debido a la reutilización tardía de las estatuas. En este sentido, destaca el hallazgo en los años 30 de unas supuestas termas en Can Costa (ISASI 1939:117-12), no lejos del lugar donde aparecieron las estatuas, espacio susceptible de albergar imágenes de emperadores. También resultan destacados los abundantes ciclos dinásticos julio-claudios emplazados en basílicas tarraconennses, como los estudiados en Tarraco, donde aparecieron una cabeza velada de Augusto y cinco estatuas icónicas fechadas en el primer cuarto del s. I d.C. (KOPPEL 1985b:841-856), Sagunto, según la evidencia epigráfica (ARANEGUI 1990:245-247), y recientemente en Segobriga (NOGUERA et al. 2005:53-61), de la que proceden siete estatuas imperiales de la misma cronología, entre las que figura una estatua thoracata, valorizando el carácter militar de los emperadores en este tipo de edificios civiles.

De la segunda mitad del s. II d.C. se ha conservado una placa epigráfica, de las características antes mencionadas, dedicada a Lucio Vero (ARRIBAS y TARRADELL 1987:131). En 2005 se recuperó en el foro un fragmento de estatua con indumentaria militar (nº 3, lam.II), perteneciente a la parte inferior de un faldellín, de un retrato imperial de dimensiones superiores al natural, que por los recursos técnicos y estilísticos de producción ha sido fechado, preliminarmente, en época antoniniana o Severa. El hallazgo se produjo en el sector E del foro, cuadros F-7 y F-8, que se encuentra todavía en proceso de excavación y estudio, formando parte del nivel de derrumbe de un muro (UE6438) realizado con posterioridad al s. III d.C., perteneciente a un edificio de grandes dimensiones que parece haber tenido fases anteriores. En una de estas fases, y entre los materiales de un nivel de circulación de cronología aún sin determinar (UE6580), se halló el pequeño grupo de fragmentos (nº 23, lam. IV) aludido anteriormente, pertenecientes a una estatua indeterminada, de dimensiones, al menos, naturales.

Las representaciones imperiales del s. III en el foro están indicadas por seis fragmentos de placas epigráficas, entre las que abundan las dedicaciones a los licinios imperiales. Entre estas, se cuentan una a Valeriano o Galieno, otra también atribuida a los licinios imperiales (GARCÍA RIAZA y SÁNCHEZ LEÓN 2000:198), y un tercero, en este caso recuperado en un área indeterminada de la ciudad, dedicada a Maximino (ZUCCA 1998, nº10). Además, existe otra ofrecida a un emperador de esta centuria, posiblemente de la dinastía severa (SÁNCHEZ LEÓN y GARCÍA RIAZA 2004, nº3). Es durante esta centuria cuando se constata el carácter oficial de las dedicaciones, y la financiación de los monumentos por parte del senado local, mediante la fórmula R(es) P(ublica) POLL(entina), conservada en dos epígrafes: una lápida dedicada a Galieno y su hijo Salonino (GARCÍA RIAZA y SÁNCHEZ LEÓN 2000:197), y otra dedicada a un emperador anónimo, de época medio o bajo imperial (CIBal nº24).

Existen otros dos fragmentos escultóricos pertenecientes a estatuas imperiales del foro, pero que no han podido datarse debido a la falta de criterios disponibles.

Entre estos, destaca un pie de dimensiones superiores al natural (nº 9, lam.II) que, en función de su estudio iconográfico, formaba parte de un retrato divinizado o heroizado de un emperador indeterminado, inspirado en la iconografía de ciertas deidades olímpicas, que puede adscribirse al tipo schulterbausch, variantes hermes ludovisi, y richelieau, caracterizadas por la ponderación de la figura sobre la pierna izquierda (MADERNA 1988:222ss.), del mismo modo que la pieza pollentina, o la variante de Júpiter sedente que mantiene idéntica posición del pie izquierdo. De este último tipo pueden citarse las imágenes de Claudio de Villa Albali (MADERNA 1990:217-219), o la del foro de Leptis Magna (MADERNA 1988:191-92), que presenta un sistema de despiece semejante al documentado en el pie de Pollentia. De confirmarse la pertenencia del fragmento a una estatua imperial sedente, podría proponerse su instalación en el gran pedestal situado en el cuadro E14, conocido como estructura nº 2. Otra pieza monumental es un fragmento de brazo (nº 7, lam.II), recuperado en el nivel superficial de la Habitación C de las tabernae en los años 80, inédito hasta la actualidad, posiblemente relacionado con imágenes imperiales.


ESCULTURAS DOMÉSTICAS

En función de las características y las actividades desarrolladas en las viviendas, se han distinguido dos tipos de áreas residenciales: áreas con viviendas suntuosas de tipo itálico, alguna de las cuales presenta indicios de actividad comercial a través de la identificación de tabernae, y áreas donde se desarrollaron actividades artesanales y residenciales conjuntamente.

Las piezas escultóricas recuperadas en las primeras presentan, mayoritariamente, una funcionalidad decorativa, todas de reducidas dimensiones, propias de ambientes acomodados, además de piezas pétreas de culto religioso privado.

Una serie de fragmentos escultóricos proceden de las excavaciones en los años 30 en el sector de Can Mostel, o Can Pi (ISASI 1939:228-29,302), cuyos resultados se publicaron sólo parcialmente (LLABRÉS e ISASI 1934, ARRIBAS 1983:35-46), limitando la información existente. En este sentido, el análisis iconográfico y funcional de estos materiales confirma el carácter residencial del sector, sugerido anteriormente por sus excavadores:

- Una pequeña cabeza infantil (9,7 cm. de altura) perteneciente a una estatuilla que representa a un personaje mitológico indeterminado (nº 15, lam.V), como satirillos, erotes, o simples niños idealizados, muy habituales en la ornamentación de espacios exteriores, como jardines, vidriarium, o peristilos, se recuperó en 1931 entre los restos de una casa provista de un suntuoso peristilo, donde seguramente se emplazó. Aunque no se ha detectado el modelo en concreto seguido por la pieza, debido a los escasos elementos conservados, puede aludirse a una serie de piezas pompeyanas, iconográfica y funcionalmente análogas, como la estatuilla de un niño o satirillo de 29 cm. recuperado en el vidriarium de la Casa de Camilo, o el amorcillo procedente del peristilo de la Casa de la Fortuna (DWYER 1982:66,76-77). La escasa porción de la estatuilla conservada impide conocer la relación de ésta con un depósito de almacenaje de agua, posiblemente una fontana o ninfeo privado, en un extremo del peristilo, ya que estas estatuillas eran a menudo utilizadas como estatua-fuente, provistas de un surtidor hidráulico, o como decoración de estas estructuras. Sobre estas estatuas relacionadas con estructuras hidráulicas pueden mencionarse otros ejemplos pompeyanos recuperados en la mencionada Casa de Camilo: la estatuilla de un niño rematando una liebre, iconografía muy habitual entre los restos escultóricos domésticos pompeyanos, utilizada como surtidor de fuente, y el amorcillo sedente (25 cm. de altura) utilizado como ornamento de fuente, y que recuerda bastante a la pieza pollentina (DWYER 1982:62-63,67). Esculturas de este tipo se utilizaron también en Hispania, pudiendo mencionarse varios ejemplos procedentes del sector costero de la provincia tarraconenese (GARCÍA y BELLIDO 1949:308, AAVV 1990:85-86)

- Otra pieza puramente ornamental, recuperado en 1935, en el límite de las fincas de Can Mostel y Can Costa (fig.1, a escasa distancia de la casa con peristilo comentada) es un pequeño herma (nº 19, lam.IV) que según la clasificación establecida por C. Ruckert (1998:189), representa al dios Pan en su variante barbada. La pieza, realizada en mármol amarillento numídico (giallo antico) de origen tunecino, se utilizó seguramente, en función de los cortes practicados en la parte posterior, como decoración de algún tipo de elemento mobiliario, como pilastrillas, lampadarios, trapezophora, o monopodia (MOSS 1989:408-09, 427)

- También de este mismo sector, recuperada junto a la pieza anterior, procede una estatuilla conservada hasta las rodillas (9,2 cm.) representando un Erote (nº 18, lam.V) portando un cofre cerrado, que formaba parte de un grupo escultórico presidido por la desaparecida estatua de la diosa Venus. Las representaciones de distintas tipologías de Venus acompañada de uno o dos erotes son abundantes en época romana (REINACH 1897:320-29,334), y aunque no es posible determinar la tipología de la diosa, parece claro que estaba flanqueada por este y otro Erote, actualmente desaparecido, ya que en caso de acompañarse de uno éste se sitúa por regla general a su izquierda, al contrario que la pieza estudiada. El grupo escultórico se utilizó, seguramente, para el culto religioso privado, tal vez en alguna estructura tipo larario, a juzgar por las pequeñas dimensiones que tuvo el grupo.

A falta de indicaciones cronológicas sobre los restos domésticos de Can Mostel, la cronología propuesta para estas tres piezas indican su uso en estas viviendas a partir del s. II d.C.

Otra figurilla claramente decorativa, en este caso perteneciente a un área residencial indeterminada, es la cabeza infantil (nº16, lam.V) derivada de un conocido modelo helenístico atribuido por Plinio a Boeto de Calcedonia (HN 34,84), que representa un niño desnudo, sedente, y en actitud lúdica, incluido en una tendencia denominada “barroco helenístico” (KLEIN 1921), y que tuvo numerosas variantes en época romana. Se trata de una pieza de escasa calidad, fechada en función de sus rasgos estilísticos en los años 40 del s. I d. C.

Otro barrio exclusivamente residencial, conocido como Sa Portella, cuenta con dos hallazgos escultóricos de carácter ideal. Se trata de un fragmento de pie desnudo (nº 20) perteneciente a una estatua que representaba a un personaje mitológico indeterminado, cuya fecha ante quem de producción y uso la ofrece su contexto estratigráfico (Nivel II de la Calle Porticada), con materiales fechados en la primera mitad del s. I d.C (ARRIBAS et al. 1973:128). Esta datación excluye su uso en la denominada Casa de los Dos Tesoros, edificada en época de Claudio, e indica su relación con la Casa Noroeste, en uso desde época tardorrepublicana, o con la Casa de la Cabeza de Bronce, con una fase de funcionalidad indeterminada en época tardorrepublicana, y vivienda con peristilo, desde época augustea.

En un pozo, vinculado a esta Casa de la Cabeza de Bronce, se recuperó en la campaña de 1948 (AMORÓS 1952:434-42) una pequeña cabeza femenina (nº13, lam.III) (cabeza y cuello: 18 cm.), con una fuerte idealización, perteneciente a una estatua de apenas 1 m. de altura, o, menos probablemente, a un busto. La pieza, anteriormente interpretada como retrato (GARCÍA Y BELLIDO 1951:57-58), representa una deidad o personaje mitológico indeterminado, que pudo funcionar indistintamente como estatuilla de culto religioso privado u ornamental. En función del peinado, derivado de los retratos tardíos de Livia tipo Diva Augusta (BARTMAN 1999:145), así como de las Agripinas, y de los rasgos estilísticos presentes en la pieza, se realizó con probabilidad en los años 30 del s. I d. C.

Al margen de estas dos piezas, de procedencia bien documentada, M. Prevosti y N. Rafel señalan el hallazgo de otras dos cabezas masculinas (1983, nº5,nº14) en esta misma Casa de la Cabeza de Bronce. No obstante, este dato no ha podido confirmarse, presentando ciertos problemas que obligan a considerar la hipótesis con precaución.

La primera es una cabeza juvenil ideal (nº 14, lam.III), de características técnicas, estilísticas y dimensiones idénticas a la cabeza ideal femenina anterior, nº 13 de este trabajo, con la que comparte el mismo origen de producción. Los rasgos iconográficos, y la concavidad ovalada que presenta en la parte superior del cráneo ( 8,5 por 6,5 cm., y 2,7 cm. de profundidad, con restos de un perno metálico en el centro) han suscitado su interpretación como representación de Mercurio, en relación con una estatua del dios de tradición praxitélica, conservada en la Galería de los Uficci (MANSUELLI 1958:nº27) que además presenta el petasos alado tallado en pieza aparte y posteriormente ensamblado al cráneo. Aunque la pieza pudo formar parte de un programa escultórico ideal privado en Sa Portella, tal vez en relación con la pieza nº 13, la inseguridad con respecto a su procedencia obliga a considerar otras posibilidades, que se tratarán más adelante.

La segunda pieza es un retrato masculino de dimensiones naturales (nº 11, lam.III), que recibe la influencia de ciertos retratos del emperador Vespasiano, como, singularmente, el conservado en el Museo de Villa Giulia (DALTROP et al. 1966:80), cuya influencia se aprecia también en un excelente paralelo del retrato pollentino conservado en el Museo Nacional Romano (FELLETI MAJ 1953, nº144). De confirmarse su procedencia de esta casa, funcionaría como retrato conmemorativo doméstico de un miembro de la familia que ocupó la vivienda en época Flavia.

A diferencia de estas áreas residenciales, con hallazgos escultóricos característicos de suntuosos programas domésticos, las áreas donde se ha detectado una combinación de actividades residenciales y artesanales (Can Basser y la llamada “Villa de Pollentia”, excavada parcialmente en 1931, que únicamente produjo hallazgos escultóricos metálicos y en barro cocido) presentan materiales escultóricos de diversa clasificación. El área de Can Basser (TARRADELL 1978:20-30), por ejemplo, presenta unos materiales escultóricos que no pueden vincularse a un contexto definido. Se trata de dos piezas actualmente desaparecidas, y que se conocen únicamente por dibujos inéditos de R. Isasi, sin que consten sus medidas u otros factores.

Esta limitación de datos a impedido la clasificación de un fragmento de cabeza (nº 22, lam.IV) hallado en 1933 (ISASI 1939:62-63), que presenta signos de reutilización indeterminada. La otra pieza, hallada fortuitamente en el s. XIX, es un pie femenino (ISASI S/F:124-25) que a juzgar por el sistema de despiece dibujado, perteneció a una estatua de, al menos, dimensiones naturales (nº21, lam.IV). Además, la iconografía de la sandalia tiene su mejor paralelo en un fragmento broncíneo de dimensiones naturales procedente del foro de Volúbilis (BOUBE-PICOT 1969, nº157,nº159), quizás indicando que se trate de una estatua icónica o una imagen de divinidad instalada en el foro, en cuyo caso se trataría de una intrusión de materiales forenses en este sector, que se encuentra a poca distancia (Fig.1) de la parte conocida del foro.


ESCULTURAS FUNERARIAS

A excepción de varios fragmentos de una estatua de Eros, desechada en un pozo en el entorno de la necrópolis de Can Fanals, de los que se tratará más adelante, no se han documentado hallazgos escultóricos en las distintas necrópolis de la ciudad (ARRIBAS et al. 1973:26-28). Existen, no obstante, algunas hipótesis sobre el uso de diversos tipos de representaciones escultóricas funerarias.

Las estatuas-retrato pedestres de tamaño natural, y carácter funerario, están documentadas a través del desaparecido pedestal dedicado a F. Pontico por deseo testamentario (CIBal nº28, Q. FLAVIO PONTICO EX TESTAMENTO IPSIVS). Se trataba de un pedestal paralelepípedo, de características semejantes a los cuatro honoríficos anteriormente mencionados, pero que carece de fórmula oficial que indique la autorización y la concesión de espacio público otorgados por el senado local (MAYER 1991:176), lo cual implica su uso en un espacio privado, muy posiblemente instalado en una necrópolis, expuesto a los viandantes.

El busto-retrato representando a un muchacho de unos catorce o quince años de edad (nº 12, lam.IV), hallado en un sector indeterminado de Pollentia en el s. XIX, pudo instalarse, como monumento funerario en una necrópolis, en el s. I d.C. (datación de GARCÍA Y BELLIDO 1951, nº4). Bustos representando muchachos difuntos de esta edad se han recuperado en contextos funerarios de varias ciudades hispanas, como Emerita, de donde pueden mencionarse un muchacho de época neroniana (NOGALES 1997, nº24), y la joven liberta Procula (NOGALES 2002:237), o una cabeza de Valentia (SEGUÍ et al. 2001:119-132), que constituye un buen paralelo de la pieza pollentina. La hipótesis de García y Bellido, consistente en identificar al joven como pancraciasta, confirma en cierto modo el carácter funerario del retrato, en conexión con el epígrafe funerario pollentino, dedicado por sus admiradores al pancraciasta C. Atico (CIBal nº30), fallecido en la palestra, a edad desconocida.


OTRAS ESCULTURAS

La falta de garantías en cuanto al lugar de hallazgo de las piezas nº 11 y 14, comentadas en la sección dedicada a las esculturas de Sa Portella, plantea otras posibles funcionalidades que deben tenerse en cuenta. El retrato de época flavia pudo funcionar con carácter conmemorativo, bien en la propia domus del individuo, bien en un monumento funerario destinado a una necrópolis, como los anteriormente comentados, o en un contexto público-honorífico, como sería el caso de la desaparecida estatua de V. Nigelioni (CIBal nº27) instalada en el foro a finales del s. I d.C.

En cuanto a la cabeza de Mercurio, además de la posibilidad de formar parte de un programa escultórico en las viviendas de Sa Portella, pudo tratarse de una dedicación pública, a juzgar por la importancia del culto a este dios en Pollentia, reflejada en el elevado número de representaciones figurativas conservadas: cuatro figuritas broncíneas del dios (Museo de Mallorca: nº inv.4436, 28094, M.A.N.: 27/64/3, 27/74/4), y otras dos, actualmente en paradero desconocido (VENTAYOL 1927:44,49). Además, tres representaciones de carneros, dos en bronce (Museo de Mallorca: nºinv. 4435, M.A.N.: 27/64/10) y una, en paradero desconocido, de terracota (ISASI 1939:224), están, posiblemente, relacionados con el culto a este dios, en conexión con hallazgos semejantes en distintos santuarios, como en Argentomagus en la Galia (FAUDET y RABEISEN 1993:144).

De Hispania se han conservado algunas evidencias de estatuas públicas de Mercurio, como las dedicadas, de modo privado, por ciertos seviri augustales en Iluro y Dertosa (ALFÖLDY 1981, nº 256, nº 374), otra en Sagunto (ALFÖLDY 1981, nº 387), o la instalada en la aedicula frente al foro de Munigua (SCHATNER 2003:42-45), entre otros ejemplos (BARATTA 2001). En cualquier caso, la abundancia de representaciones del dios, y de posibles exvotos en relación con él, puede relacionarse con el carácter eminentemente comercial y portuario (Mercurio= Merx, Mercatura) de Pollentia, indicado reiteradamente en distintas publicaciones.

Tras los resultados del estudio iconográfico de la cabeza de Eros (nº17, lam.V), recuperada en un pozo en las inmediaciones de la necrópolis de Can Fanals, copia de un original del escultor Lisipo (BALIL 1976, 1977, nº10), se ha descartado su pertenencia a un monumento funerario, para los cuales resultan más habituales las imágenes de Eros funerario dormido (GARCÍA Y BELLIDO 1949, nº111-115). Por el contrario, la proximidad de esta necrópolis al teatro de Pollentia, y el contexto de desecho del fragmento, han suscitado la hipótesis de que formara parte de la ornamentación ideal de este espacio, como la estatua de dimensiones similares, copia de el Eros tensando el arco de Lissipo, que formaba parte de la decoración escultórica del teatro de Leptis Magna (CAPUTO y TRAVERSARI 1976, nº 23). En cualquier caso, se trata de la única pieza con posibilidades de adscribirse a la desconocida decoración escultórica del teatro, edificado en un momento avanzado del s. I d.C. (ALMAGRO et al. 1954).). Entre los diversos programas escultóricos ideales documentados en teatros hispanos, cabe mencionar la donación, para un teatro indeterminado de la provincia Bética, por parte de un procurador imperial, de una estatua, hoy desaparecida, de Eros (CIL II 3270)


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