MOVILIDAD, CONECTIVIDAD Y REDES DE INTERCAMBIO EN EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL: EL PUERTO DE KOMMOS COMO CASO DE ESTUDIO

MOBILITY, CONNECTIVITY AND EXCHANGE NETWORKS IN THE EASTERN MEDITERRANEAN: KOMMOS AS A CASE STUDY

David LAGUNA PALMA*

Resumen

El Mediterráneo es el centro de un área donde se formaron y desarrollaron unos determinados paisajes culturales a lo largo del espacio y un periodo de tiempo determinado. Debido a su gran extensión tanto espacial como temporal, acotaremos nuestro ámbito de estudio a nivel regional situándonos en el Mediterráneo Oriental y en las transformaciones sufridas desde el Bronce Final al inicio de la Edad del Hierro, tomando como caso de estudio un área concreta, el asentamiento de Kommos, Creta. Todo ello, a través de enfoques teóricos y metodológicos que permitan integrar diferentes tipos de fuentes desde la denominada como Arqueología del paisaje.

Palabras clave

Arqueología del Mediterráneo, Kommos, Comercio, Navegación, Paisaje.

Abstract

The Mediterranean is the center of area where a set of cultural landscapes formed and developed throughout space and time. Due to its great spatial and temporal extension, we will limit our scope a regional level, situating ourselves in the Eastern Mediterranean side, during the transformation occurred from the Late Bronze to the early Iron Age. A specific area is taken as a case of study, the settlement of Kommos, Crete. The analysis uses different sources, following a broad theoretical and methological framework from Landscape Archaeology.

Key words

Mediterranean Archaeology, Kommos, Trade, Sailing, Landscape


INTRODUCCIÓN

Debemos partir del contexto del Mar Mediterráneo, un mar que de un modo dual actuó de espacio divisor y al mismo tiempo unió a las diferentes culturas que se desarrollaron en torno a él. Tal fue su importancia que fue testigo de contactos políticos, económicos y culturales entre diversos mundos. Por él circularon personas, objetos e ideas que marcaron profundamente el nacimiento y evolución de cada uno de estos lugares (GRAS 1995: 7).

En el imaginario popular, frente a la seguridad que la tierra firme parecía comprender, el mar representaría el caos. O quizás no. La formación y desarrollo de culturas más o menos volcadas a él demuestra lo especialmente significativo que tuvo que ser para la propia construcción identitaria y evolución de esta. Si tomamos como punto de partida la Edad del Bronce, especialmente el Bronce Reciente o Final (c. 1600–1200 a.C.), veremos la existencia de todo un entramado de conexiones y redes comerciales que constituyen un caso especial para el estudio del ámbito de las relaciones internacionales (LIVERANI 2003: 25).

La situación anteriormente descrita es más evidente para el Mediterráneo Oriental, realidad que entra en crisis hacia mediados del siglo XII a.C. surgiendo una nueva etapa, a la que tradicionalmente la historiografía ha denominado como “Época Oscura”. Si bien esta no es especialmente bien conocida, lo que sí parece demostrar es un hiato en el tiempo, una “ruptura” de anteriores dinámicas. Toda intercepción en el tiempo, si la observáramos desde un prisma lineal, cierra una etapa para dar pie al nacimiento de otra, en este caso la Edad del Hierro. Esta nueva etapa parecía acontecer un nuevo horizonte, pero sobre todo se abrieron unas posibilidades de desarrollo que iniciaban un periodo de fuerte intensificación de los contactos a nivel internacional, asentando unas dinámicas que ya no iban a cesar durante los siglos posteriores (CHIC GARCÍA 2009: 277).

Este momento histórico crucial en la conformación de los primeros Estados, será abordado a partir de un caso de estudio concreto: Kommos. La elección de este enclave es debida a que representa uno de los núcleos de mayor influencia durante este periodo. Además, a priori, muestra diferentes fases de ocupación similares a la de otros asentamientos que representan núcleos de influencia y control, incluso alguno de ellos sin ruptura estratigráfica y que son claves para comprender la transición del Bronce Final al Hierro I.

MARCO GEOGRÁFICO, NAVEGACIÓN Y RUTAS DE COMERCIO EN EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL

Los contactos, ya fueran de forma directa o indirecta, principalmente se llevaron a cabo a través de la línea de costa que bordea los territorios situados en el oriente mediterráneo. De tal manera, es necesario definir cuáles fueron las condiciones que posibilitaron estas relaciones.

A lo largo del tiempo, las propias corrientes marinas, así como los modelos de vientos, marcaron tanto la navegación, como las rutas de comercio marítimas. En este sentido, en el ámbito del Egeo destacan los vientos etesios, que de manera estacional (primavera–verano) empujan una navegación norte–sur, lo que posibilitaría la existencia de un ruta directa desde la isla de Creta hasta las costas de Egipto o Libia en tan solo unos pocos días. Esta hipótesis se ve reforzada por la documentación literaria, que ya desde poemas homéricos como la Odisea, hasta autores clásicos posteriores como Estrabón dan fe de este hecho (VIVAS SAINZ 2013: 5).

Si bien parece haber consenso entre la comunidad científica en torno a esto, la posibilidad de tomar esta ruta a la inversa, es decir, retornar desde Egipto hasta el Egeo, ha generado discordancia. Hay autores que defienden la posibilidad de retorno por la misma ruta de forma directa, entre los que destaca Watrous (WATROUS 1992: 177), quien argumenta la existencia en varios momentos del año en que los vientos soplan en relación sur–norte. Frente a estos, otros argumentan una segunda ruta a través de las costa levantina que, aunque más larga, parece más factible. Se trata de una ruta que de manera circular recorría el Mediterráneo Oriental, desde Creta hasta Egipto, o a la Cirenaica y desde aquí mediante cabotaje hasta Egipto, costa sirio–palestina, Chipre, costa anatólica, hasta llegar de nuevo a Creta (Fig. 1).

Fig. 1. Ruta marítima oriental durante la Edad del Bronce. Fuente: Google earth. Diseño: elaboración propia.

Esta hipótesis está respaldada tanto por los modelos de vientos y corrientes, así como por las fuentes textuales y materiales. Así pues, las evidencias arqueológicas parecen ir en este mismo sentido, con la aparición de determinados pecios dentro del marco de esta ruta (WACHSMANN 1998: 296). Sobre todo, destacan los hallazgos de pecios como el de Ulu Burun (Kas, Turquía), o el del cabo Gelidonya (Islas Besadalar, cabo Gelidonya, Turquía). En relación al primero, de origen levantino, en su cargamento se encontraron lingotes de cobre y de vidrio, vigas de ébano, jarras cananeas, marfil, ámbar, huevos de avestruz, cilindro–sellos, joyas, herramientas, escarabeos y cerámica egipcia, además de cerámica micénica, chipriota y levantina. Es decir, todo un cargamento de objetos procedentes de Chipre, costa sirio–palestina, Mesopotamia, Península Itálica, Egeo y Egipto (GESTOSO SINGER 2008: 19). Con respecto al segundo de los pecios, el de cabo Gelidonya, hallado en el principal golfo de la costa meridional anatólica, en su carga se hallaron principalmente lingotes de metal de cobre y estaño, fragmentos de armas y herramientas para reciclaje de bronce, elementos personales de la tripulación, escarabeos, y cerámica (BASS et al. 1989: 1-4).

La investigación de ambos cargamentos nos aporta una información clave para la comprensión de nuestro ámbito estudio. Como ejemplo, análisis dendrocronológicos de las maderas en el pecio de Ulu Burun, junto al estudio de objetos como cerámica micénica, o un escarabeo de ojo de Nefertiti hallados entre su cargamento han arrojado una datación en torno al 1300 a.C. En la misma línea, los estudios dirigidos por G. Bass en relación al pecio del Cabo Gelidonya, al que mediante análisis de radio carbono efectuados sobre los restos de madera del barco, junto al estudio de dos jarras de estribo relativas al Micénico IIIb, (c. 1300 - 1250 a.C.) así como también, los cinco escarabeos hallados en el barco asociados a época ramésida (c. 1180–1150 a.C.), han permitido confirmar una datación en torno al 1200 a.C. En definitiva, el análisis de su carga no solo nos permite conocer la procedencia y existencia de redes comerciales, ya sean de forma directa o indirecta, desde el Egeo hacia otros puntos del Mediterráneo, sino que además, la situación en la que se han hallado dichos pecios nos da prueba del uso de esta ruta marítima oriental en un contexto de relaciones comerciales a nivel internacional (VIVAS SAINZ 2013: 7).

CONTEXTO HISTÓRICO–POLITICO DEL ÁMBITO DEL EGEO DESDE EL BRONCE FINAL AL INICIO DE LA EDAD DEL HIERRO

Debemos partir en inicio de dos premisas fundamentales: ¿qué entendemos por ámbito Egeo? y ¿cuál es la cronología en la que nos fundamentamos? En relación al primero de los interrogantes, cuando hablamos del Egeo nos referimos principalmente a la isla de Creta. Esto es debido tanto al protagonismo que ejerció, como a su situación geoestratégica en el contexto de las relaciones exteriores que durante el Bronce Medio y Reciente, pero también, aunque en menor medida, al inicio de la Edad del Hierro desempeñó en el Mediterráneo. A pesar de ello, no podemos ver la isla de Creta como un ente único, ya que su contexto será mucho mayor, no quedando ajena a procesos que tendrán lugar en este tiempo tanto en la Grecia continental como en otros puntos del Egeo.

Con respecto al segundo de los interrogantes, es necesario tener en cuenta que el estudio de la cronología lleva consigo una serie de problemáticas. La principal, definir una cronología para el mundo antiguo, tal y como pone de relieve Peter James (1993) en su obra: “Siglos de Oscuridad, Desafío a la cronología tradicional del Mundo Antiguo”. En consecuencia, para el desarrollo del presente trabajo se ha buscado una cronología comparada entre la establecida por Jaromir Malek y John Baines (1993) (Fig. 2). De acuerdo con esta datación, la Dinastía XVIII en Egipto sería fundada en torno al 1530 a.C., momento en el que Egipto va a desarrollar una fuerte política exterior. Y la cronología presentada por Rene Treuil (1992) para el mundo Egeo, donde sitúa al Minoico Medio entre el c. 2000–1600 a.C. y el Minoico Reciente entre el c. 1600 al 1200 a.C. Esta cronología se puede simplificar hablando en términos arqueológicos como Bronce Reciente o Final a inicios de la Edad del Hierro (c. 1200–750 a.C.).

Fig. 2. Cronología comparada. Diseño: Elaboración propia.

Centrándonos ya específicamente en el ámbito Egeo, la información que tenemos en relación a Creta es mucho menor que, por ejemplo, la que tenemos para otros núcleos de influencia en el Mediterráneo Oriental. En primer lugar, porque las propias condiciones naturales de la isla provocan un mayor deterioro de los restos de cultura material. En segundo lugar, porque aún no se ha descifrado la escritura en uso en Creta durante la primera mitad del II Milenio a.C. Nos referimos al denominado como jeroglífico cretense y el Lineal A. Por el contrario, para los siglos concernientes desde el XV-XII a.C., si se ha descifrado la escritura en uso, denominada como Lineal B. A pesar de esto, en su mayoría corresponden a listas administrativas grabadas en tablillas, que tras el trascurso del año administrativo se destruían. Por tanto, contextualizar históricamente el periodo que aquí analizamos conlleva una gran dificultad. Debido a estos condicionantes, la mayoría de la información está replanteada principalmente desde la interpretación a partir de los restos de cultura material y de información aportada desde fuentes exteriores.

Históricamente podríamos simplificar los hechos de mayor relevancia en tres grandes periodos. El primero, durante la primera fase del Minoico Medio, el denominado como sistema palacial, que se mantendrá hasta fines del siglo XIV a.C. Es en este momento cuando se produce una verdadera trasformación de esta cultura, y su manifestación más importante es la aparición de estructuras palaciegas, entre las que destacan Cnosos y Malia (TREUIL et al. 1992: 129). A diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en Egipto, durante este periodo, no hay evidencia de la existencia de una familia real, o al menos aún no se tiene conocimiento al respecto. A pesar de esto, esta fase vendrá marcada por un aumento de la centralización, junto con verdaderas innovaciones técnicas, económicas, religiosas y el inicio de la expansión en la cuenca del Egeo por parte de los minoicos (TREUIL et al. 1992: 129). De este modo, surge así la denominada como talasocracia minoica, que significa no tanto un dominio político o militar, sino más bien económico sobre zonas como las Cícladas, Dodecaneso y la costa anatólica, que se incorporan al área de influencia minoica (VIVAS SAINZ 2013: 13).

La segunda etapa, denominada como Periodo Micénico, para Creta es clave, ya que es una etapa de ocupa del Bronce Medio al Reciente (ss. XIV –XIII a.C.), el cual no es una periodo de ruptura, sino más bien una transición (TREUIL et al. 1992: 204). Sin embargo, el final de la etapa palacial fue explicado en términos catastrofistas: principalmente un proceso natural, un seísmo. Aunque otras interpretaciones hablan de una invasión militar o cultural por parte de la civilización micénica que, desde la Grecia Continental (Heládico Reciente III c. 1400-1200 a.C.) va a expandir sus dominios hacia Creta, islas Cícladas, costa anatólica y Chipre. Al no ser contraproducentes, quizás ambas teorías sean ciertas. Pero independientemente de esto, lo que sí es una realidad es que desde la Grecia continental, Micenas, a finales del Bronce Medio, ocupó la isla Creta, dando continuidad a todo ese proceso que previamente existía de contactos políticos, económicos y culturales entre territorios al este del Mediterráneo, y que ahora ampliarían su influencia abarcando también territorios del Mediterráneo central (SANTANA y ARCOS PEREIRA 2002: 15).

La denominada como crisis de finales del siglo XII a.C., es precedida por una fuerte inversión por parte de estos centros de poder en la fortificación de las ciudades y creación de sistemas de abastecimiento. Junto a este proceso se va a producir otro hecho significativo, como es el descenso de producción de cerámica micénica en el comercio exterior. Finalmente, se van a producir una serie de destrucciones y abandono generalizado de muchos de estos lugares. Este fenómeno se ha querido explicar desde diferentes puntos de vista y explicaciones históricas. Entre ellas, una posible invasión de poblaciones dorias, aunque la ausencia de evidencia arqueológica ha hecho que autores considerasen la llegada de estos más tardía, explicando que el abandono o destrucción de estos lugares estaría relacionado con movimientos masivos debidos a la actividad en el Mediterráneo de los denominados como “Pueblos del Mar” (DICKINSON 2010: 49).

La tercera etapa que se abre sería la que se ha denominado periodo Pospalacial (c. 1200–750 a.C.), en el que se van a suceder fases de recuperación–continuidad–declive. La ausencia de fuentes documentales durante este periodo nos hace centrarnos casi exclusivamente en el análisis de la cultura material a modo de fósil guía. Las poblaciones siguen siendo étnicamente griegas, pero es difícil discernir la realidad política de este momento. A pesar de esto, es una época de transformación debido a que se instauran estrechos vínculos entre Creta, el Dodecaneso, Chipre y las ciudades del levante Mediterráneo, con el inicio de la explotación del Hierro (DICKINSON 2010: 93).

Durante el siglo XI a.C. emerge como protagonista la ciudad cananea de Tiro, dándole un nuevo impulso a los vínculos comerciales, debido a que los veremos operando en la costa levantina, el Delta del Nilo, Chipre o Creta. Tal es así que, desde el siglo XI a.C. hasta el siglo X a.C., la inmensa mayoría de importaciones cerámicas egeas que se distribuyen por el Mediterráneo Oriental se dirigen directamente a Tiro y al resto de ciudades del Levante (SHERRAT 2016: 175).

Para comprender los inicios de la Edad del Hierro en el ámbito griego ya no dependemos exclusivamente del registro arqueológico, debido a que en el siglo VIII a.C. tiene lugar la épica homérica, con la aparición de la “Ilíada” y la “Odisea”. Esto no es baladí, pues a su vez tiene mucho que ver con el proceso de creación de una identidad colectiva griega; algo que al mismo tiempo y mediante procesos socio–políticos internos habían dado lugar al nacimiento de las ciudades - estado. En este sentido, el registro arqueológico de finales del siglo VIII a.C. corrobora estas dinámicas identitarias. Además, la aparición del alfabeto griego, la existencia de santuarios suprarregionales y la fundación del culto al héroe daban definitivamente identidad y uniformidad a la cultura griega (SHERRAT 2016: 171).

CONECTIVIDAD: KOMMOS COMO CASO DE ESTUDIO

Zona de Estudio

El puerto de Kommos (κομμος) es un yacimiento costero que se encuentra al oeste de la fértil llanura de Mesara, situada en la costa sur - central de la isla de Creta (Grecia) (Fig. 3). En relación con su nombre durante la Antigüedad, se cree que este pudiera haber sido Amicleo (Αμικλειον), quizás por la cercanía de la ciudad de Amiclas, aunque poco se conoce sobre esto. Esta ciudad portuaria, a pesar de su entidad y envergadura, se piensa que estaba asociada en origen a relaciones de dependencia con los grandes centros palaciales minoicos de Festos o Hagia Triada, situados a pocos kilómetros hacia el interior. A nivel arqueológico, las evidencias muestran que en origen este puerto minoico surge en el II milenio a.C. y que a pesar de alguna breve interrupción en el tiempo, continua activo hasta el siglo II d.C. Por tanto, debido tanto a su posición estratégica en el Mediterráneo, como a su largo periodo de ocupación, se convierte en un lugar clave para el estudio de los procesos formativos y de desarrollo de uno de los núcleos de mayor influencia en el Mediterráneo durante la Antigüedad (WATROUS 1985: 1).

Fig. 3. Posición geográfica del asentamiento de Kommos en la costa sur –central de Creta. Diseño: elaboración propia mediante software Qgis.

Otro de los aspectos que hacen de vital importancia el estudio de esta ciudad portuaria es que es uno de los lugares donde, a través del análisis del registro arqueológico, se obtienen mayores evidencias de interculturalidad a todos los niveles de las sociedades que habitaron en el Mediterráneo Oriental (Fig. 4). Todo esto, desde importaciones cerámicas, intercambio de bienes, evidencias de sincretismo religioso, o diferentes fases o niveles de ocupación, hacen de este asentamiento un lugar clave para el estudio del comercio e intercambio en el Mediterráneo en el ámbito de las relaciones internacionales durante la Antigüedad (SHAW 1998: 2).

Fig. 4. Posición geográfica de la isla de Creta en el contexto del Mediterráneo Oriental. Diseño: elaboración propia mediante software Qgis.

Historia de la investigación

Aunque la historia de la investigación del yacimiento de Kommos es relativamente reciente, debemos retrotraernos a 1924, cuando el afamado arqueólogo Sir Arthur Evans puso su interés sobre el yacimiento. Evans había oído hablar de hileras de grandes recipientes cerámicos que tendrían una funcionalidad de contenedores de productos mediterráneos. Estas evidencias le hicieron especular con la posibilidad de que el lugar actuara a modo de aduana dentro de las estructuras y redes de comercio marítimas (SHAW 1981: 412).

Tras una larga intercepción en el tiempo, la investigación es retomada en los años 70, cuando el investigador de la Universidad de Toronto (Canadá), Joseph Shaw y su esposa, María Shaw, bajo los auspicios de la “American School of Classical Studies” (ACSA), comienzan las excavaciones en 1976. Las excavaciones e investigación se sucederán hasta el año 2005, momento en que ya tres grandes áreas habrán sido excavadas y publicadas en su totalidad.

Desde el inicio las investigaciones rápidamente se obtuvo una gran cantidad de información e importantes hallazgos. En este sentido, el asentamiento revela lo que inicialmente parecía, y es que constituye una importante ciudad portuaria que surge en época minoica, a pesar de no responder a las características de un asentamiento prototipo minoico. Dicho esto, la ciudad disponía de un núcleo urbano de gran entidad, y se documenta una larga ocupación durante los siglos posteriores (SHAW 1991: 514).

Geomorfología: un análisis desde la Arqueología del paisaje

El estudio a través del paisaje que planteamos para esta zona surge con el objetivo principal de: en primer lugar, caracterizar geomorfológicamente la región donde se sitúa el yacimiento de Kommos; en segundo lugar, reconstruir cuáles fueron los condicionamientos físicos de la zona en el espacio temporal que aquí analizamos; y en tercer lugar, determinar el impacto de todos estos factores en el desarrollo de las poblaciones que habitaron este lugar.

A nivel metodológico hemos comenzado localizando la zona mediante georreferenciación, junto a fotografía e imagen satelital. Una vez ubicada, hemos delimitado un área de estudio de en torno a unos 22 km2, al oeste de la llanura de Mesara, en la costa sur–central de la isla de Creta. Esta zona englobaría los núcleos urbanos de Kommos, Hagia Triada y Festos durante el periodo de tiempo que aquí analizamos (Fig. 5).

Fig. 5. Asentamiento y núcleos urbanos de Kommos (Creta). Diseño: elaboración propia mediante software Qgis.

Pasando al análisis descriptivo, la llanura de Mesara se encuentra a lo largo de la frontera convergente entre el Egeo y las placas terrestres africanas. El área está caracterizada principalmente por ser una zona con fuerte actividad sísmica. Como consecuencia, la gran cantidad de eventos tectónicos que se han sucedido a lo largo de los siglos han afectado a la composición litoestratigráfica de la zona, quedando constituidas en su mayoría por conglomerados de arcillas, limos, arenas y margas, depositados sin uniformidad. Dentro de este proceso formativo se conforma una llanura aluvial causada principalmente por la depresión que genera el río Geropótamos, que junto a numerosos canales vertebran el lugar hasta acabar finalmente desembocando al oeste sobre dos cuencas que conectan con el Mar Mediterráneo. Esta depresión, a su vez, provoca que al norte se eleve un relieve montañoso coronado por el Monte Ida. Al igual que al sur, donde el relieve se muestra muy abrupto con la cadena montañosa de las Aterousias. Además, a dos kilómetros al sur de Kommos se encuentra la bahía de Matala, lugar donde se documentó un asentamiento, aunque este corresponde a época helenística y romana (WATROUS et al. 1993: 194).

A partir del II Milenio a.C. surgen en torno a estas cuencas dos grandes centros palaciegos: Festos, junto a la cuenca Mires; y Hagia Triada, junto a la cuenca Timbaki (Fig. 6). Durante el periodo del Minoico Medio (c. 2100–1700 a.C.) se produce una erosión muy fuerte en la llanura que provoca el inicio de un proceso que con el paso del tiempo se va a acelerar. Esto se debe a los procesos sedimentarios continuos originados por el río Geropótamos, junto a los procesos eólicos que depositan una gran cantidad de arenas en la costa y la desembocadura del río. Todo esto tuvo finalmente como consecuencia la colmatación, primeramente, de la cuenca Mires, dejando el palacio de Festos sin salida al mar, y posteriormente la cuenca Timbaki, quedando también sin salida al mar la ciudad de Hagia Triada, (c. 1800 a.C.). Como respuesta, ante la inoperatividad de estos palacios hacia un comercio exterior, se acaba generando la necesidad de crear un nuevo puerto marítimo, y es en este momento cuando nace Kommos, transformando el paisaje del lugar (WATROUS et al. 1987: 194).

Fig. 6. Evolución de la línea de costa en la Llanura de Mesara (Creta). Diseño: elaboración propia mediante software Qgis.

En cuanto al lugar donde se asienta el puerto de Kommos, hemos de destacar que se trata de un sitio privilegiado debido a que este se encontraba protegido al norte por una gran lengua de arena, solo parcialmente visible en la actualidad. Este rompeolas habría creado a su vez un puerto natural que protegería de los fuertes vientos procedentes del norte y sur. Además, los núcleos urbanos se sitúan sobre pequeñas colinas junto a la costa, lo que los protege de cualquier injerencia de esta (WATROUS et al. 1987: 204).

Hemos intentado analizar las evidencias físicas y políticas que expliquen el surgimiento de la ciudad portuaria de Kommos en la costa de la bahía de Mesara, pero ¿cuáles son los condicionantes que explican el papel que desempeña el puerto de Kommos en el eje de las rutas marítimas del Mediterráneo?

A través de un análisis desde la Arqueología marítima y del paisaje, podemos integrar diferentes tipos de fuentes, que junto a las dinámicas físico - naturales del mar, nos abren nuevas posibilidades interpretativas. Así pues, es necesario conocer en primer lugar cuáles son los condicionamientos físicos y medioambientales del propio Mar Mediterráneo. En este sentido, el comportamiento marino del Mediterráneo responde al de un mar prácticamente cerrado. Esto implica una serie de dinámicas en las corrientes marinas, entre las que destaca los contrastes estacionales que se producen desde el periodo estival al invernal. Durante este último, las capas que se encuentran próximas a la superficie del mar se enfrían y se precipitan hacia capas más profundas, provocando una serie de movimientos verticales en las corrientes. A su vez, la entrada de agua que se produce desde el Atlántico por el Estrecho de Gibraltar genera una corriente superficial que acaba llegando hasta las zonas más lejanas del Mediterráneo Oriental de manera circular (CAVALERI y SCLAVO 1991: 4).

Algunos investigadores, entre los que destaca el profesor S. Wachsmann, defienden la existencia desde el inicio de la Edad del Bronce de una ruta directa que iría desde la costa sur de Creta hacia el Delta del Nilo, o la costa Libia y desde ahí hacia el este, conectando con las rutas comerciales marítimas que de manera circular retornarían de nuevo al Egeo. Esta teoría está fundamentada principalmente en las evidencias materiales que se han hallado en yacimientos costeros como Marsa Martuh, en la costa libia, o los numerosos testimonios en tumbas y textos egipcios, así como también en las evidencias registradas en Avaris (Tell el Dab´a) durante el Bronce Medio y Reciente (VERCOUTTER 1956).

Con respecto a los modelos de vientos, para el ámbito del Mediterráneo Oriental debemos volver a mencionar los vientos etesios. Estos vientos, que como señalábamos, de manera estacional (primavera–verano) empujan fuertemente en el eje norte–sur, posibilitando la existencia de esta ruta. Además, suponiendo que los barcos utilizaran otro punto de partida desde la Grecia continental u otras islas del Egeo, la posición estratégica de Creta en el oriente Mediterráneo parece demostrar el protagonismo que tuvo que representar dentro de las dinámicas comerciales y de intercambios internacionales.

Para el periodo que aquí analizamos, es decir, durante el periodo comprendido desde el Bronce Final al inicio de la Edad del Hierro, lo cierto es que la disminución de las evidencias parece demostrar que tras la crisis del siglo XII a.C. pudiera haber interrumpido, al menos temporalmente, el comercio a través de este asentamiento. Como contrapartida, los registros relativos a otros periodos posteriores indican una posible reactivación de la ruta. Sobre todo, tras la expansión cananea y la importante situación estratégica del puerto de Kommos, como eje clave dentro de las redes de intercambio en el Mediterráneo.

La ciudad portuaria de Kommos

Desde que comenzaran las excavaciones en el área de Kommos, esta no dejó de arrojar hallazgos relativos a una gran variedad de periodos históricos. Aunque los etapas de más significación en el asentamiento son: época minoica, especialmente el minoico medio, época clásica y romana. Siendo también atestiguados el periodo Geométrico, Arcaico y Bizantino, aunque estos últimos en menor medida. Por tanto, principalmente nos movemos en un rango, o fases de ocupación que van desde el II Milenio a.C. hasta siglo II d.C. (SHAW 1979: 209).

Para una mejor comprensión hemos divido el área total de excavación en tres grandes sectores para su explicación: Sector A (Hilltop); Sector B (Central Hillside); y Sector C (Lower Hillside) (Fig. 5). Una vez identificados los núcleos urbanos, así como sus elementos más significativos dentro del asentamiento de Kommos, hemos secuenciado los niveles o fases de ocupación del asentamiento en tres grandes periodos temporales:

1. Edad del Bronce (MM–LMIIIb, c. 1800–1200 a.C.): Relativo al momento fundacional del asentamiento durante el periodo Minoico, y posteriormente el periodo Micénico de ocupación, al igual que ocurre en la isla de Creta en general y que Kommos no queda ajena a esta realidad socio–política. Hemos seleccionado la crisis del 1200 a.C. como hiato en el transcurso de la actividad del asentamiento.

2. Niveles Postminoicos (c. 1200–700 a.C.): Relativo a los periodos Submicénico, Protogeométrico y Geométrico.

3. Periodo Grecorromano: (c. 700–150 d.C.) que comprende los periodos Arcaico, Griego, Helenístico y finalmente romano.

Edad del Bronce (c. 1800–1200 a.C.): durante este periodo nace la ciudad portuaria de Kommos en plena época minoica, probablemente en relaciones de dependencia con uno de los grandes centros palaciales de la isla de Creta, situado en el interior de la llanura de Mesara. Esta ciudad portuaria desde su fundación sufrirá importantes transformaciones urbanas: grandes casas, un gran complejo portuario, salas de almacenamiento y un importante centro cultual dan testimonio de la importancia y entidad que alcanzó (SHAW 1979: 244).

Durante este periodo debemos de entender el asentamiento de Kommos en un contexto mayor, junto a los palacios de Hagia Triada y Festos, además de la existencia de otros núcleos poblaciones dentro de la llanura de mucha menor entidad. La cerámica muestra un periodo de mayor intensidad en torno al 1500–1400 a.C., periodo de fuerte desarrollo de las relaciones comerciales y de intercambio en el Mediterráneo Oriental. Durante el periodo que sucede a este último, c. 1400–1200 a.C. se experimentó un proceso de continuidad y crecimiento (SHAW 1979: 244).

Niveles Postminoicos (c. 1200–700 a.C.): Con la llegada de la crisis del 1200 a.C. se aprecia un abandono en el área de Kommos, tanto de la ciudad como de las zonas productivas periurbanas, al igual que en otros centros cercanos como Hagia Triada. En general, son muy pocos o inexistentes los materiales hallados de este periodo. Esto concuerda con un proceso, a nivel general, en toda el área de Creta produciéndose movimientos de población hacia zonas como Chipre (SHAW 1979: 245).

Del periodo Submicénico apenas se tiene información. Por el contrario, desde el periodo Protogeométrico, y especialmente en el Geométrico (c. 1000–750 a.C.), se muestran numerosas evidencias de materiales, como ejemplo los skyphos, kalathos, jarras o pithoi. Además, se produce una reactivación del asentamiento de Kommos, especialmente la zona del santuario, el cual muestra numerosas evidencias de ser un centro de culto en estos momentos. En esta misma línea, el puerto de Kommos restableció sus conexiones exteriores (SHAW 1979: 243).

Durante la fase que hemos denominado como periodo Grecorromano: (c. 700–150 d.C.), la mayoría de estos lugares tendrán continuidad en su uso, sobre todo, en época arcaica y clásica. De igual modo, durante época Helenística se muestran evidencias en toda la zona de la llanura y la costa de Mesara. Entre las que destacan viviendas, prensas de aceite, cerámica, ánforas y un asentamiento en la bahía de Matala, junto al puerto de Kommos (SHAW 1979: 243 - 245).

Con la conquista romana del año 69 a.C. Creta se convierte en una provincia romana y a partir del siglo I a.C. se atestigua una disminución de la actividad en el asentamiento. Finalmente hacia el 150 d.C. el sitio es abandonado completamente.

CONCLUSIONES

A lo largo del presente trabajo hemos intentado combinar diferentes tipos de fuentes para tratar de comprender un proceso complejo y que responde a una gran casuística. Además, es arriesgado intentar acercarse a una realidad histórica si sólo nos limitamos al estudio de una región en concreto o a un determinado periodo. La Historia no es lineal y no nos enfrentamos a culturas herméticas, sino que todo debe ser entendido desde un contexto mayor, tanto político, como social, económico y temporal.

Creemos que hemos puesto de relieve la necesidad de enfocar un ámbito u objeto de estudio de manera multi e interdisciplinar. Trasladándolo al caso de Kommos, hemos visto como no sólo el análisis de lo que consideramos urbano puede llevarnos a la comprensión tanto de desarrollo del asentamiento como de la conformación y evolución de las poblaciones que lo habitaron. Ha sido necesario situarlo dentro de un contexto mayor, tanto político, como económico, cultural y temporal. En definitiva, hemos estudiado el paisaje de la ciudad portuaria de Kommos, integrando además tanto las fuentes arqueológicas, como las fuentes documentales, desde una aproximación del estudio de su paisaje. Con todo ello, hemos pretendido dar respuesta a los tres grandes interrogantes que surgieron a la hora de abordar el puerto de Kommos como caso de estudio: ¿El porqué del surgimiento del asentamiento? ¿Cuál es su evolución y fases de ocupación? y ¿Cuál es el rol que desempeña esta ciudad portuaria dentro de las dinámicas de contactos internacionales desde el Bronce Final al inicio de la Edad del Hierro en el Mediterráneo Oriental?

Con respecto al primero de los interrogantes, el análisis del paisaje efectuado al oeste de la llanura de Mesara no parece dejar lugar a dudas. Los asentamientos de esta zona, como muchos otros centros de control político y económico durante época minoica, basaban su dominio en fuertes contactos hacia el exterior, tal y como demuestran la aparición de puertos asociados a estas ciudades palaciales situadas normalmente a pocos kilómetros de la costa: Cnossos, Malia, Zakros, y en nuestra área de estudio Hagia Triada y Festos, dan ejemplo de ello. Los depósitos aluvionales del rio Geropótamos, junto al continuo depósito de arenas eólicas proveniente del norte de África, provocaron la colmatación, impidiendo la salida al mar de estos dos últimos, lo que creó la necesidad de crear un nuevo puerto. Es así como surge el asentamiento de Kommos (c. 1800 a.C.), lo que explicaría que fuera un asentamiento con relaciones de dependencia a estos centros palaciales.

Con respecto al segundo de los interrogantes, podemos concluir que la evolución y fases de ocupación del yacimiento muestran la gran actividad e importancia de este asentamiento. La entidad de sus núcleos urbanos, junto a la aparición de zonas templarias y edificios de gran entidad en la zonas portuaria, hablan de un lugar con un fuerte proyección hacia el comercio exterior desde el II Milenio a.C.

Dicho esto, el estudio pormenorizado del desarrollo de sus núcleos urbanos muestran dos hiatos claramente diferenciados en el tiempo: el primero hacia hacia la primera mitad del siglo XVII (c. 1640 a.C.) momento en que debido posiblemente a la erupción de la isla de Thera la isla sufre una fuerte destrucción, como se atestigua en algunos de los edificios. Posteriormente, se sucederá la llegada de los micénicos a la isla desde la Grecia continental. Estos se van a asentar en ella, manteniendo y desarrollando aún más las redes y conexiones políticas, diplomáticas y comerciales del mundo minoico. En consecuencia, en torno al 1400 - 1200 a.C. la ciudad sufre su periodo de máxima proyección hacia el exterior. El segundo de los periodos corresponde tras la crisis del siglo XII a.C. Las hipótesis de las causas son varias y aún se discuten. Lo que sí parece claro, es que Kommos sufre una interrupción de sus dinámicas al menos durante un corto periodo de tiempo.

En relación al último de los interrogantes que nos planteamos, es decir, cuál es el rol que desempeña Kommos dentro de los ejes y redes de intercambios económicos, políticos y culturales en el Mediterráneo oriental. Según Wachsmann (1998), la existencia de esta ruta directa entre Creta y la costa norte de Libia y el Delta del Nilo, demostraría la importancia estratégica del puerto de Kommos. Esta hipótesis está respaldada tanto por las corrientes marinas, como los modelos de vientos. Aunque si además, recurrimos a las fuentes arqueológicas, documentales e iconográficas no dejan lugar a dudas. No debemos de olvidar que durante el Bronce Medio y Final, Egipto y el Egeo representan dos de los focos de mayor influencia política, económica y cultural en el Mediterráneo.

BIBLIOGRAFÍA

BASS, G. F., PULAK, C., COLLON, C., WEINSTEIN, J. (1989): The Bronze Age Shipwreck at ULU Burun: 1986 Campaign, American Journal of Archaeology 93, pp. 1–29.

BIETAK, M. (2013): The impact of Minoan art on Egypt and the Levant: A glimpse of palatial art from the naval base of Peru–nefer at Avaris. Cultures in contact: from Mesopotamia to the Mediterranean in the Second Millenium B.C. (J. Aruz, S. Graff e Y. Rakic, eds.), The MMS Symposia, Nueva York, pp. 188–199.

BRAUDEL, F. (2015): El Mediterráneo y el Mundo Mediterráneo en la época de Felipe II, Fondo de Cultura Económica de España.

CAVALERI, L., SCLAVO, M. (1991): Wind Wave cast in the Mediterranean Sea, Journal of Geophysical Research Atmospheres, pp. 1–6.

CHIC GARCÍA, G. (2009): El Comercio y el Mediterráneo en la Antigüedad, Akal, Madrid.

CLINE, E.H. (2009): Sailing the Wine–Dark Sea: International trade and the Late Bronze Age Aegean, BAR International Series, Oxford.

CSAPO, E. (1991): An International Community of Traders in Late 8th-7th c. B.C. Kommos in Southern Crete, ZPE 88, pp. 211-16.

DICKINSON, O. (2010): El Egeo, de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro, Bellaterra Arqueología, Barcelona.

GESTOSO SINGER, G. (2008): El barco naufragado de Ulu Burun y el intercambio de bienes en el Mediterráneo Oriental, Davar logos 1, pp. 19–32.

GESTOSO SINGER, G. (2011): El pecio de Cabo Gelidonya: una introducción, Kubaba 2, pp. 75–85.

GRAS, M. (1995): El Mediterráneo Arcaico, Alderaban, Madrid.

GUERRERO AYUSO, V. (1998): La navegación en el mundo antiguo: Mercantes fenicios y cartagineses, Aldaba 30, pp. 141–191.

JOHNSTON, A. (1992): Anfore laconiche a Kommos, In P. Pelagatti, ed., Lakonikà: ricerche e nuovi materiali di ceramica laconica 64, pp. 115-116.

JOHNSTON, A. (1993): Pottery from Archaic Building Q at Kommos, Hesperia 62, pp. 339-382.

JOHNSTON, A. (2000): Building Z at Kommos, An Eighth Century B.C. Pottery Sequence, Hesperia 69, pp. 189-226.

JOHNSTON, A. (2005): Kommos: Further Iron Age Pottery, Hesperia 74, pp. 309-393.

KNAPP, B., VAN DOMMELEN, P. (2015): Bronze & Iron Age Mediterranean, Cambridge University Press, Cambridge.

KNAPP, B., DEMESTICHA, S. (2017): Mediterranean Connections, Maritime Transport Containers and Seaborne Trade in the Bronze and Early Iron Ages, Routledge, New York.

LIVERANI, M. (2003): Relaciones internacionales en el Próximo Oriente Antiguo, 1600–1100 a.C., Bellaterra Arqueología, Barcelona.

MUÑOZ SOGAS, J. (2018): Presence and residence of near easterners in Crete during the Iron Age, International Journal of Social Sciences 4, pp. 456–476.

JAMES, P. (1993): Siglos de Oscuridad, Desafío a la cronología tradicional del Mundo Antiguo, Crítica, Barcelona.

SANTANA SANTANA, A., ARCOS PEREIRA, T. (2002): Conocimiento geográfico del Océano en la Antigüedad, Eres, Arqueología/Bioantropología 10, pp. 9-60.

SHAW, J.W. (1979): Excavations at Kommos (Crete) during (1979), Hesperia 49, pp 207–265.

SHAW, J.W. (1984): Excavations at Kommos (Crete) during (1982 - 1983), Hesperia 53, pp. 251 - 287.

SHAW, J.W. (1986): Excavations at Kommos (Crete) during (1984 - 1985), Hesperia 55, pp. 219–269.

SHAW, J.W. (1989): Phoenicians in Southern Crete, AJA 93, pp.165-183.

SHAW, J.W. (1993): Excavations at Kommos (Crete) during (1986–1992), Hesperia 62, pp. 129–190.

SHAW, J.W. (2000): The Phoenician Shrine, ca. 800 B.C., at Kommos in Crete, en Actas del IV Congreso International de Estudios Fenicos y Púnicos, Cádiz, pp. 1107-1119.

SHAW, J.W. (2006): Kommos, A Minoan Harbor Town and Greek Sanctuary, Princeton.

SHAW, J.W. (2010): Kommos, The Oxford Handbook of The Bronze Age Aegean (E. Cline, ed.), Oxford, pp. 543-555.

SHERRAT, S. (2016): Ensayos sobre economía e ideología en el Mediterráneo Antiguo, Bellaterra Arqueología, Barcelona.

TREUIL, R., DARCQUE, P., POURSAT, J.C., TOUCHAIS, G. (1992): Las Civilizaciones Egeas. Del Neolítico y de la Edad del Bronce, Labor, Barcelona.

VAN DOMMELEN, P., KNAPP, B. (2010): Material Connections in the Ancient Mediterranean, Routledge, New York.

VERCOUTTER, J. (1956): L´Egypte et le monde préhellenique, Biblioteque de d´étude 22, Institute français d´archeologie orientale, Cairo.

VIVAS SAINZ, I. (2013): Egipto y el Egeo a comienzos de la XVIII Dinastía: Un visión de sus relaciones, antecedentes e influencia iconográfica, BAR Internacional Series, Oxford.

WACHSMANN, S. (1998): Segoing ships and Seamanship in the Bronze Age Levant, Londres.

WACHSMANN, S., TSOUKALA, V., SAKELLARIOU, D. (2008): The Danaos project, 2008: Reconstructing the Crete to Egypt Route, 9 Symposium on Oceanography & Fisheries I, pp. 146–151.

WATROUS, L.V. (1985): Late Bronze Age Kommos. Imported pottery as evidence for foreign contact, Scripta mediterranea 6, pp. 1–10.

WATROUS, L.V. (1992): Kommos III: The Late Bronze Age Pottery, Princeton.

WATROUS, L.V. (1993): A survey of the western Mesara Plain in Crete: preliminary report of the 1984, 1986, and 1987 field seasons, Hesperia 62, pp. 191–260.

* Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Granada. dlaguna@.ugr.es