NO SÓLO PUERTOS: CONTROL COSTERO EN LA EDAD DEL BRONCE DEL GOLFO DE OROSEI (CERDEÑA, ITALIA)

NOT ONLY HARBOURS: COASTAL CONTROL DURING THE BRONZE AGE AT OROSEI GULF (SARDINIA, ITALY)

Liliana SPANEDDA y Juan Antonio CÁMARA SERRANO *


Resumen
La interpretación tradicional de la cultura nurágica había afirmado el carácter primordialmente interno de los asentamientos. Sin embargo este modelo ha sido puesto en discusión por ciertos hallazgos como las navicelle votivas en bronce, la difusión de varios objetos, entre ellos la cerámica micénica, y la situación costera de numerosos nuraghi, sobre todo en la Nurra pero también en el Golfo de Orosei. Se lleva a cabo aquí un análisis de esta última zona costera buscando desentrañar no sólo la importancia de los asentamientos situados en primera línea de costa, sea junto al mar o sobre los acantilados que lo dominan, sino también las vías que conducían al interior donde otros yacimientos de control se han localizado.

Palabras clave
Edad del Bronce, Cerdeña, Cultura Nurágica, control territorial, puertos

Abstract
Nuragic culture traditional interpretation had stated the inland character of settlement. However this model has been threatened by certain finds as bronze votive navicelle, diffusion of several items as mycenean pottery, and the coastal situation of numerous nuraghi, mainly at Nurra region and Orosei Gulf. Analysis of this eastern coastal zone is done here in relation to the importance not only of the first seaside, with settlements close to sea and other sites placed over the cliffs, but also of the ways which lead to the inland where new control sites are located.

Key words
Bronze Age, Sardinia, Nuragic Culture, territorial control, harbours


INTRODUCCIÓN

La preocupación por el hábitat costero en la Prehistoria Reciente es una constante en el estudio de las islas y costas accesibles acentuando no sólo los puertos y lugares de intercambio (TUSA, 1983:149, 274-276; SNOW LUKESH, 1984:46-47; MACGILLIVRAY, 1997:22; WARDLE, 1998:207, 211; GUIDI, 2000:143; DICKINSON, 2000:85, 289-290; MAURIDIS, 2002:256-257) sino el control de los accesos (KARAGEORGHIS, 1982:62, 69, 86-88; PERONI, 1993:105, 108-109, 110; PLANTALAMOR y RITA, 1995:175; ORLANDO, 1996:123-124, 1997:291; CIPOLLONI SAMPÒ, 1996:180; LEIGHTON, 1999:150-154), un control que incluso puede remarcarse, especialmente durante el IV y el III Milenios A.C. sólo de forma sagrada (DAVIDSON, 1979:17-18; FRASER, 1983:382; SHERRATT, 1998:131-133; PLANTALAMOR et al., 2001:89, 92; PLANTALAMOR y MARQUÉS, 2001; MARANGOU, 2002:13-15).

En Cerdeña las primeras noticias sobre asentamientos costeros nurágicos se pueden referir a la Nurra y especialmente a Bahía de Alghero (Sassari), donde el control de la zona de Porto Conte y la entrada desde la marisma de Calich al río Barca es evidente en cualquier mapa topográfico (LILLIU, 1982:40, 58 fig. 52; MORAVETTI, 1992:6-7 fig. 1, 25, 1996:144, 156), como también es evidente el control de la costa más abrupta al sur desde los montes de Villanova Monteleone (Sassari). Esta importancia se revela también en el desarrollo del centro de Sant’Imbenia (Alghero, Sassari) donde se ha hablado de la producción in situ de materiales eubeos desde el siglo VIII a.C. (BAFICO, 1985, 1999; MADAU, 2002:127).

Una de las zonas donde más atención se ha prestado a la situación costera, y junto a puertos naturales, de los asentamientos nurágicos ha sido Gallura con ejemplos como el nuraghe de Punta Nuraghe (Porto Rotondo, Olbia, Sassari), Nuraghe Torra (Olbia, Sassari) o yacimientos con pozo como Sa Testa (Olbia, Sassari) o Milis (Golfo Aranci, Olbia, Sassari) (D’ORIANO, 2004:6), tal vez para explicar la importancia de la circulación de cerámicas fenicias, y egeas resultado del comercio fenicio (D’ORIANO, 2004:8-9), y la colonización fenicio-púnico de la zona demostrada en el auge de la ciudad de Olbia (SANCIU, 1990:115; 1995:366, 370, 374; 2004:41-43; D’ORIANO, 2004:10-11). En este sentido es frecuente que el control costero tienda a vincularse ya con momentos tardíos y con la colonización fenicia (MARRAS, 1997), olvidando que la Edad del Hierro debe considerarse ya fuera de los límites de la cultura nurágica (MELIS, 2003:73).

Este mismo problema afecta a la utilización de las navicelle (CRESPI, 1884; LILLIU, 1981, 1982, 2004; LO SCHIAVO, 2000) como prueba del control del mar por parte de las poblaciones sardas de la Edad del Bronce. Éstas han sido consideradas la expresión de una actividad de piratería o, en cualquier caso, una profunda vinculación al mar y relaciones con los etruscos (LILLIU, 1985:60, 2004:645), aunque exageradamente se ha intentado buscar en ellas, de una fase indudablemente tardía, toda la variedad de las embarcaciones nurágicas (FILIGHEDDU, 1994).

En la valoración de la cronología de estos nuraghi costeros han sido, sin embargo, fundamentales los hallazgos de materiales micénicos que han demostrado además los contactos mediterráneos al menos en las fases finales de la Edad del Bronce, lo que, en este caso sí, justifica esta aproximación al control costero durante ese periodo de la Prehistoria Reciente, junto a nuestras apreciaciones sobre la continuidad en uso de los monumentos, en ausencia de datos concretos sobre la cronología de cada uno de ellos, y la necesidad de realizar un estudio como si todos, o casi, hubieran sido contemporáneos en las fases finales de la Edad del Bronce (SPANEDDA, 2002:81). En concreto en el sur de la isla el conocimiento del control costero está profundamente relacionado con los contactos con los micénicos como queda atestiguado a partir de las excavaciones de Antigori (Sarroch, Cagliari) donde estos materiales están presentes prácticamente en todos los vanos excavados, concentrándose en determinados estratos, a veces incluso en la cimentación (FERRARESE CERUTI, 1997:407, 445), o en el inmediato sucesivo (FERRARESE CERUTI, 1997:382, 390, 444), correspondiente a una expansión desde la zona septentrional de la colina (FERRARESE CERUTI, 1997:408, 427-428), siempre en lo que se denomina Bronce Medio, aunque sea una fase avanzada. Se trata de vasos cuidados de dimensiones medias con pinturas brillantes y temática de conchas, espirales y semicírculos concéntricos en marrón, rojo o negro, y en los vasos abiertos presentes también al interior, además de vasos de uso común y orzas (FERRARESE CERUTI, 1997:382, 390), asociados a la denominada cerámica gris (grigio ardesia) coetánea de la cerámica impresa a peine pero característica del sur de la isla (LILLIU, 1989:24; UGAS, 1989:87; FERRARESE CERUTI, 1997:446). En principio, en 1982, fueron consideradas simples importaciones porque no se habían constatado estos elementos en el cercano nuraghe de Domu s’Orku (Sarroch, Cagliari) (FERRARESE CERUTI, 1997:383) pero se trataba de una imagen destinada rápidamente a ser transformada en las excavaciones llevadas a cabo el mismo año en el citado yacimiento (FERRARESE CERUTI, 1997:400, 428), unido visualmente a Antigori y donde se ha mostrado que los materiales son muy cercanos en el tiempo a la construcción del nuraghe (FERRARESE CERUTI, 1997:400).

Estos materiales nurágicos se sitúan en el Heládico Reciente III (LILLIU y ZUCCA, 1988:41; UGAS, 1989:88; BALMUTH, 1992:678-679; LO SCHIAVO, 1992:684, 1993:53; LO SCHIAVO y SANGES, 1994:56; FERRARESE CERUTI, 1997:384, 429; CAMPUS Y LEONELLI, 2000:178-179; SANTONI, 2001:60) que, según las propuestas que preferimos, de cronología larga, se deben situar siempre a partir del 1600 A.C., al menos, en fechas calibradas (CHAMPION et al., 1988; LULL et al., 1992:35, 63-85, 90, 96-99, 109, 137, CASTRO et al., 1996:245-246; MANNING, 1998; KOPAKA y CHANIOTAKIS, 2003:55), lo que validaría nuestras propuestas para el Bronce Reciente sardo (SPANEDDA, 2002:79), si atribuimos a éste la mayor parte de los materiales micénicos, y ofrecería una buena correlación con otras transformaciones en el Mediterráneo Occidental (CASTRO et al., 1996; MOLINA y CÁMARA, 2004).

Además la otra zona donde se ha resaltado la importancia de la circulación de materiales de importación, especialmente de las cerámicas micénicas, es el Golfo de Orosei (CARTA, 1985:14; FADDA, 1990:151; FERRARESE CERUTI, 1997:381, 384, 427; LILLIU, 2004:413), también en la costa oriental, y objeto de nuestro estudio. En esta zona es indudable que ya algunos nuraghi se situaban muy cerca del mar (FADDA, 1980, 1997, 1998; FADDA y PRUNETTI, 1997; CADEDDU GRAMIGNA, 1990; SPANEDDA, 1994-1995; MANUNZA, 1995; MORAVETTI, 1998; LILLIU, 2000) con ejemplos descollantes como Nuraghe de Portu (Orosei, Nuoro) (CARTA, 1985:14), Iba Manna (Barisardo, Nuoro), Mindeddu (Barisardo, Nuoro), Co ‘e Serra (Baunei, Nuoro) y Loppelie (Baunei, Nuoro) (MARRAS, 1990:165). Por el contrario los materiales fenicios, que nos interesan sólo marginalmente como prueba de continuidad, son poco conocidos aunque existen asentamientos como Sulsi (Lotzorai, Nuoro) (MARRAS, 1990:166), y se ha destacado la importancia del estuario del Cedrino como zona de puertos, como en Cala Cartoe y Cala Gonone con algunos hallazgos fenicios (BARRECA, 1967:103-126; USAI, 1980:215-217), y como zona de penetración hacia el interior en función de los numerosos hallazgos, resultado de la actividad fenicia, por ejemplo en el nuraghe Nurdòle (Orani, Nuoro) (MADAU, 1991:127; 2002:340), aunque veremos que la importancia de estas vías de penetración es anterior. Quizás, sin embargo, el ejemplo más claro publicado de control costero es el de Cala Ostina (Castelsardo, Sassari) (MELIS, 2002:1334-1336), donde el control de otras calas también se aprecia en la distribución de los nuraghi (MELIS, 2002: 1337).


HIPÓTESIS

Teniendo en cuenta la evidente relación de determinados yacimientos nurágicos con la costa y la llegada a ellos de materiales de procedencia exterior al menos desde el Bronce Reciente, es evidente que debemos buscar una explicación para la variabilidad de situaciones que ofrece el registro arqueológico incluso en un caso particular como es la costa del Golfo de Orosei. En este sentido nuestra investigación ha estado dirigida por las siguientes hipótesis.

1. Los puertos nurágicos no se situaron en la línea actual de costa sino al interior de tramos fluviales navegables por dos razones principales:

a. Carácter quebrado de la mayor parte de la costa del Golfo de Orosei, posiblemente acentuado en la Prehistoria Reciente cuando los aportes erosivos de los ríos no habían generado todavía un amplio desarrollo del litoral en sus estuarios que, por otra parte, serían por ello más accesibles.

b. Protección ante las acometidas del mar, necesidad de menos infraestructuras, facilidad de accesos al interior, al ser, a menudo, las únicas vías que se podía recorrer (codula), y énfasis en los recursos agropecuarios más escasos en la primera línea de costa.

2. Las diferencias en la ocupación de la costa, incluso en los yacimientos de control, se deben a las posibilidades de penetración interior.

3. Los yacimientos de control se situaron siempre en zonas elevadas sea:

a. En función de la necesidad de avistamiento marítimo lejano:
 i. Facilitar las aproximaciones por medio de señales
ii. Agilizar el estado de alarma

b. En función del control de los accesos al interior.

Indudablemente la primera hipótesis, especialmente en su primer aspecto, no es susceptible de ser probada a partir de una aproximación que tenga en cuenta sólo la distribución territorial del poblamiento y sería necesario un proyecto general de reconstrucción de la evolución de la línea de costa a partir de costosos análisis geoarqueológicos pero, en cualquier caso, creemos que la disposición de muchos de los poblados, según muestra ya el análisis previo de Dorgali (SPANEDDA, 2002:84, 2004:73), sólo podría ser explicada desde estos puntos de vista y, determinadas áreas, por ejemplo Orosei o Siniscola-Posada tienen una importancia fundamental para contrastar estas aseveraciones.


METODOLOGÍA

Los análisis previamente realizados sobre los asentamientos nurágicos del municipio de Dorgali (SPANEDDA, 2002: 80-87, 2004:69-79), una de las zonas más conocidas del Golfo de Orosei (SPANEDDA, 1994-95; MANUNZA, 1995; MORAVETTI, 1998) han mostrado ya la importancia del control costero, ya que, en gran medida, la separación de determinados yacimientos estaba determinada por el excepcional peso que la cercanía al mar concedía al YCAI2 o índice de altura relativa 2 que ponía en relación la altura más alta del área de 1 Km de radio en torno al asentamiento con la más baja en la misma zona (NOCETE, 1989, 1994). Naturalmente, dado que el índice se obtiene a partir de una división, era imposible atribuir el valor 0 al nivel del mar, para evitar indefiniciones matemáticas, y se optó, en aquellos análisis, por sustituir este valor por 10 para intentar, también, que no primara de forma excesiva esta variable en el análisis. En el estudio que uno de nosotros, Liliana Spanedda, está realizando de los asentamientos de todo el conjunto del Golfo de Orosei, en el marco de su Tesis Doctoral, el valor sustitutivo ha sido reducido a 0,1, dada la presencia de asentamientos cercanos a los valles fluviales en zonas en que éstos no superan la decena de metros sobre el nivel del mar, por lo que la única forma de no distorsionar ulteriormente el análisis era aproximarnos al valor real de la altura mínima del área de 1 Km. de radio en torno a los asentamientos costeros. Éste ha sido el criterio utilizado también aquí.

En función de las hipótesis antes referidas ha debido quedar claro que nuestros objetivos estaban marcados por la búsqueda no sólo del control sobre el territorio sino del control dirigido sobre una parte de éste, en este caso la línea de costa. Por ello optamos por enfatizar las variables que muestran el control visual (índices de altura relativa) y la pendiente del área global, en una aproximación similar a aquella que hemos empleado para buscar la relación de los asentamientos con los recursos (CÁMARA et al., en prensa; ALBA, este vol.) y que supone dividir el área geomorfológica en cuadrantes, aspecto particularmente útil si tenemos en cuenta que, dada la configuración de la zona que pretendemos estudiar, la costa se sitúa siempre mayoritariamente en la porción oriental del área, con pequeños entrantes, estuarios y bahías, que pueden caer, en parte, en los cuadrantes inmediatos.

En este sentido sólo hemos multiplicado los índices usualmente utilizados por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y, por tanto, hemos usado:

a) YCAIP (Índice de pendiente del área geomorfológica). Busca determinar cuál es la relación del yacimiento con los elementos que lo circundan en 1 Km de radio, y en concreto la influencia de las características topográficas de este entorno con los recursos subsistenciales, pero sobre todo con la posible existencia de obstáculos para el control y capacidades estratégicas. En función de la división del área en cuadrantes encontraremos 4 valores: YCAIPNE, YCAIPSE, YCAIPSW, YCAIPNW.

b) YCAI1 (Índice de dominio visual 1). Relaciona la situación del yacimiento con la máxima altura del área buscando desentrañar hasta qué punto la elección estuvo motivada por objetivos estratégicos, lo que viene complementado por el siguiente índice. Al igual que para el índice anterior se obtendrán 4 valores, 1 para cada cuadrante: YCAI1NE, YCAI1SE, YCAI1SW, YCAI1NW.

c) YCAI2 (Índice de dominio visual 2). Pone en relación la situación del yacimiento en cuestión con la mínima altura del Área Geomorfológica, lo que puede tener especial interés en la determinación de yacimientos dependientes. También aquí distinguimos 4 valores: YCAI2NE, YCAI2SE, YCAI2SW, YCAI2NW.


RESULTADOS

En las siguientes tablas se muestra un resumen de los resultados de agrupación ofrecidos por la combinación del Análisis Cluster de Vinculación promedio entre grupos con distancia euclídea al cuadrado y un Análisis de Componentes Principales sin rotación (figs. 1 y 2).

 


Tabla 1. Valores de los yacimientos en cada uno de los índices

 


Tabla 2. Correlación entre las variables utilizadas

 

Las correlaciones no siguen un patrón fijo, por ejemplo entre la pendiente de un cuadrante y sus índices de control visual respectivos ni tampoco entre cada una de las pendientes aunque la presencia del mar al este debe influir en el hecho de que entre las pendientes de los dos cuadrantes orientales exista una fuerte correlación (0,777). También en esta área oriental las correlaciones de las pendientes con los índices de altura relativa 2 son elevadas, dado que la altura mínima es, obviamente, casi siempre el nivel del mar, siendo más difícil explicar, si no a partir de la disposición SW-NE de las vías de penetración, los ríos en sus cursos bajos, como ejemplifica el Cedrino, porque la correlación con el índice de altura relativa 2 del cuadrante suroeste es también alta. Obviamente están también muy correlacionados los tres índices de altura relativa 2 referidos (YCAI2NE, YCAI2SE e YCAI2SW). Por el contrario, están muy relacionados los índices de altura relativa 1 de los cuadrantes occidentales y el nororiental, como resultado de la disposición de los obstáculos topográficos a lo largo de la costa oriental sarda en paralelo al mar y sólo atravesados por las vías fluviales referidas. En el cuadrante noroccidental no existe correlación entre la pendiente y el índice de altura relativa 2 correspondiente y, paradójicamente, sí existe con el resto de índices de altura relativa 2, lo que indica que aquí el control sobre el entorno tiene lugar independientemente de la baja pendiente general en las zonas de penetración y aprovechamiento agrario.

Tabla 3. Varianza

 

La variedad explicada con los tres primeros componentes no excepcionalmente alta (72,099) y se sitúa en los márgenes habituales de este tipo de estudios, siendo por ejemplo mayor que la de nuestro análisis sobre los asentamientos de Dorgali, anteriormente comentado (SPANEDDA, 2002:82, 2004:69) pero menor al realizado sobre la distribución de las tumbas de gigante del mismo municipio (SPANEDDA y CÁMARA, en prensa). Sí podemos ver que a partir de la componente 5 la significación desciende radicalmente.

Tabla 4. Peso de las variables en cada componente



En la componente 1 priman positivamente los valores de las pendientes, excepto la suroccidental, de los índices de altura relativa 2, excepto los del cuadrante noroccidental. En la componente 2 destacan los valores del índice de altura relativa 1, aunque en menor grado los del cuadrante suroriental, situado casi al mismo nivel del peso, negativo, de la pendiente del área suroccidental. En la componente 3 es esta pendiente y el índice de altura relativa del cuadrante noroccidental las que predominan. Se trata de tendencias ya comentadas al tratar las correlaciones y que implican que nuestra clasificación deriva en gran parte de los índices de altura relativa 2, la componente 1 fundamentalmente, en lo que a la distinción de grupos se refiere, con la ayuda del Análisis Cluster para establecer los puntos de división a partir de las semejanzas en los yacimientos al 94% (Grupos), 96% (Subgrupos) y 99% (Tipos) que suponen, en general, una enorme similitud global (fig. 3).


Tabla 5. Valores en cada variable de los grupos reconocidos

 

Grupo I. Incluye los yacimientos con mayor control sobre las zonas bajas inmediatas, es decir con un control del mar directo.

Grupo II. Incluye los yacimientos con un control indirecto de la costa, realmente de los accesos a través de los ríos, como demuestran los valores del YCAI2NW de algunos de los yacimientos, especialmente del subgrupo IIA, aunque se incluyen también yacimientos costeros, especialmente en los subgrupos IIA y IIB.


Tabla 6. Valores en cada variable de los subgrupos reconocidos

 

Las diferencias entre el subgrupo Ia y el subgrupo Ib derivan de las pendientes mucho más altas en el primero que además muestra un importante control hacia el oeste, marcado incluso en los índices de visibilidad 1, como muestra la componente 2. Se trata así de yacimientos más elevados (Codula Manna) (MANUNZA, 1985:14, 1995: 155) que se oponen a aquellos más centrados en el control de la costa (Toddeitto) (TARAMELLI, 1929:25 nº 23).

Ya hemos referido como los subgrupos IIa (Artora) y IIb (Punta 'e Abile, Tinniperargiu, Mannu y Fruncunieddu) muestran los mayores valores en los índices de visibilidad 2 relacionados con la costa al este, pero siempre desde posiciones elevadas (SPANEDDA, 1994-95:ficha 174; FADDA, 1980: 199-205, 1997:40; MANUNZA, 1995:172). Las pendientes del subgrupo IIa son altas y las del IIc oscilantes, como lo es también el control visual. Sin duda es el subgrupo más heterogéneo, que se sigue diferenciando a partir de los valores que priman en la componente 1.



Tabla 7. Valores en cada variable de los tipos reconocidos


La subdivisión del subgrupo IIc no soluciona totalmente los problemas, dado que es el peso del YCAI2SE el que diferencia los yacimientos, sugiriendo para el poblado amurallado Nuraghe Arvu (TARAMELLI, 1933: 370-373; MANUNZA, 1980:192-193), incluido en el tipo IIc1, un papel de control muy específico de los accesos desde el mar suroriental. En el tipo IIc2 se incluyen los verdaderos puertos, situados a cotas bajas y que han exigido para su diferenciación un análisis separado, con las mismas variables y la utilización de los mismos métodos estadísticos multivariantes.



Tabla 8. Correlaciones en el análisis del tipo IIc2 entre las variables utilizadas


Las correlaciones en este análisis son más bajas todavía  aunque se agudizan las que tienen lugar entre los índices de altura relativa 2 de los cuadrantes orientales entre sí por un lado y de los cuadrantes occidentales entre sí, por otro, lo cual nos puede ayudar a discriminar el énfasis en el control costero. Por otra parte existe una tendencia a una alta correlación entre los índices de altura relativa 1, de la que, paradójicamente está excluido el perteneciente al cuadrante suroriental, posiblemente por lo escarpado de la costa en la parte sur del territorio considerado que ha afectado a los valores de numerosos asentamientos.

 

Tabla 9. Varianza del análisis del tipo IIc2

 

La varianza explicada en los tres primeros componentes ha descendido ulteriormente y además sólo a partir del componente 6 hay una disminución clara de la significación.

Tabla 10. Peso de las variables en cada componente en el análisis del Tipo IIc2

 

En cuanto al peso de las variables en cada uno de los componentes hay que señalar que el valor de las pendientes no es muy significativo en ningún caso y especialmente bajo en la componente 2. Por el contrario en la componente 1 adquieren particular relevancia  los índices de altura relativa 1, en menor grado el del cuadrante suroriental, cuya problemática ya hemos referido al tratar las correlaciones. En la componente 2 destacan los índices de altura relativa 2 del área oriental, mientras en la componente 3 destacan  los valores del área suroccidental, aunque el índice de altura relativa 1 de forma negativa.

Todo esto supone una contradicción con lo expresado por el Análisis Cluster dado que las agrupaciones establecidas por éste siguen más las diferencias de la componente 2 (subtipos) que las generadas por la componente 1, hasta el punto de que las variedades se explican mejor por las pendientes, especialmente las del área oriental, que, es cierto, que son las que destacan ligeramente en la componente 1.


Tabla 11. Valores en cada variable de los subtipos reconocidas en el análisis del tipo IIc2

 

Tabla 12. Valores en cada variable de las variedades reconocidas en el análisis del tipo IIc2


Aun con las precauciones con las que hay que tomar una clasificación tan contradictoria como se refleja en la adecuación a los gráficos de los componentes principales (figs. 4 y 5) podemos tomarla como guía para la interpretación, especialmente porque se puedan mantener siempre las diferencias entre los subtipos establecidos por el Cluster, como muestra la colocación del subtipo A en el centro del gráfico del primer y tercer componentes  y del subtipo B alrededor de él (fig. 5). Los resultados, como se aprecia en el Cluster (fig. 6), han mostrado al 96% una primera agrupación (subtipos) y otra al 99% con las variedades. El primer subtipo (A) incluye los yacimientos en posición más alta, aunque encuentren especialmente al noroeste puntos más elevados, ejerciendo un control especial sobre la costa, si bien también se pueden considerar puertos si tenemos en cuenta además que estamos considerando el punto más alto de cada uno de los yacimientos (La Favorita). De hecho la variedad A1 constituida por este asentamiento muestra los valores más bajos, dentro del subtipo, en los índices de altura relativa 2, y también el menor control hacia el oeste, al situarse más cerca de la zona más baja. El menor control sobre el entorno caracteriza el subtipo B, donde, sin embargo, la variedad B1 muestra yacimientos de baja pendiente a excepción de Monte Furcato, el que muestra mayor control del entorno junto con Monte Idda. La variedad B2, incluye  los verdaderos puertos (Portu por ejemplo) y ciertos yacimientos muy cercanos a la costa como el Castello della Fava de Posada. En ambos casos la presencia de protonuraghi y los materiales Sa Turricola recuperados (FADDA, 2001) muestran que ya hacia 1900 A.C. el sistema de control territorial se estaba dibujando.


CONCLUSIONES

Estudiando la distribución cartográfica de los tipos considerados (fig. 7), se aprecia en primer lugar que los yacimientos del tipo IIc2 se sitúan todos al norte (menos La Favorita), en el área más accesible, entre la desembocadura del Cedrino y la localidad de Posada, siempre en zonas relativamente resguardadas al interior de los cursos fluviales principales (Cedrino, Siniscola, Posada).  El estudio pormenorizado de ellos muestra algunas diferencias interesantes, especialmente destaca la importancia que para el control tenía la zona entre el río Siniscola y el río Posada, donde se concentran la mayor parte de los asentamientos de la variedad B1 y el ya referido nuraghe con poblado de Artora (subgrupo IIa) en una zona de control de los accesos tan importante que cerca del monumento existe un faro actual.

Sin duda son los accesos a estos ríos y particularmente al Cedrino a través también de una vía secundaria desde Rio Osalla que conduce hasta el curso medio del río y la zona de importante concentración de asentamientos situada en torno a Dorgali dominada por Biristeddi y Coazza (SPANEDDA, 2002:85-87, 2004:78-79), los que quedan mejor marcados como zonas de penetración, con yacimientos de la variedad B2 y también de la A2 y A1, ligeramente al sur del Cedrino, destacando el ya referido nuraghe de La Favorita, fuertemente relacionado con Nuraghe Arvu del tipo IIc1.

A partir de este punto la costa se hace más escarpada y se enfatiza el control global en lugar de la búsqueda de los difíciles puntos accesibles, aun cuando éstos constituyen en parte el subgrupo IIb, mientras el control viene marcado sobre todo por el Ia y el Ib.

En este sentido los resultados parecen confirmar todas las hipótesis planteadas, especialmente en la situación de los puertos, concentrados eso sí en la zona septentrional, dada la inaccesibilidad de la zona sur donde marca una ligera excepción el área de Cala Gonone donde se concentran la mayoría de los yacimientos del grupo I, subgrupo IIb y tipo IIc1. Los sistemas de avistamiento y los yacimientos de control son, sin embargo, más generales como muestra el referido nuraghe con poblado de Artora.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido realizado gracias a la Beca concedida a Lilia Spanedda por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía para realizar su Tesis Doctoral titulada ”La Edad del Bronce en el Golfo de Orosei”, en el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, dirigida por la profesora Trinidad Nájera Colino, el Prof. Alberto Moravetti y Juan Antonio Cámara Serrano.


BIBLIOGRAFÍA

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