Publicado por vez primera en: Kriptópolis (2001)


Echelon, vigía del Imperio
Arturo Quirantes Sierra





Desde luego, el fin del milenio está resultando de todo menos aburrido. Cuando aún no se acallaban los ecos del polémico código identificador de los procesadores Pentium III, se descubre que Microsoft también inserta códigos identificativos en los archivos de Word y Excel. Estados Unidos liberaliza sus leyes de exportación para software de encriptación, pero los teléfonos móviles GSM siguen incorporando un cifrado débil. España se pone en cabeza mediante legislación sobre firma electrónica... y acto seguido se apunta a la caduca moda del depósito de claves. Atacantes desconocidos tumban los portales de Yahoo y la CNN mediante ataques masivos, y el famoso "desinsectador" Cuartango sigue encontrando un fallo de programación tras otro. Y, cuando el último dictamen del Parlamento Europeo sobre Enfopol está aún caliente, reaparece un espectro del más puro estilo Orwell denominado Echelon. Caray, con todas estas movidas ¿quién necesita efecto 2.000?

 

Echelon parece salido de alguna película tipo "Enemigo Público" (de hecho, los informativos de Telecinco usan escenas de dicha película en sus crónicas "echelonianas"). Sin embargo, es un sistema tan real como poderoso, y tan eficaz como desconocido. Para resumir, diremos que Echelon es un sistema de interceptación, clasificación y evaluación de las telecomunicaciones. Si fuese solamente eso, no se diferenciaría de otros esquemas similares puestos en marcha por los servicios de espionaje de todo el mundo. Pero tiene algunas características que lo hacen único. 

 

En primer lugar, es internacional tanto en ámbito como en composición. Echelon está formado por un "consorcio" de diversas naciones: EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Cada uno de estos países tiene un campo de actuación y comparte con los otros miembros del club sus descubrimientos. Este proceder, además de asegurar una mayor cobertura, permite evadir espinosos problemas legales: puesto que la NSA norteamericana tiene prohibido por ley espiar dentro de los Estados Unidos, le basta con pedir la información a sus colegas del Reino Unido o de Canadá para obtenerla. No suelen darse muchos casos de Espías S.A. pero parece que este funciona, y además de buenos dividendos a sus accionistas.

 

En segundo lugar, Echelon fue diseñado para que se comporte como una entidad inteligente. No se limita a interceptar mensajes y re-transmitirlos, ya que el enorme volumen de comunicaciones existente lo haría imviable. Por ello, se ha apelado a procedimientos informatizados de reconocimiento de voz y de contexto, y de búsqueda de palabras. Los mensajes intervenidos son cotejados en un "diccionario" en busca de concordancias. Si se halla alguna (digamos si un mensaje incluye las palabras Clinton y Asesinato), el mensaje es enviado a donde corresponda. Es como una red de deriva inteligente, que solamente captura los peces que le interesa. Claro que los peces, ignorantes de la existencia de la red, siguen su camino creyéndose a salvo.

 

En tercer lugar, y a diferencia de otros muchos sistemas, Echelon fue diseñado específicamente para captar y procesar grandes cantidades de información en redes de transmisión CIVILES. Es decir, si Echelon está espiando comunicaciones comerciales y particulares no es porque se haya reconvertido tras el final de la guerra fría; simplemente, sigue haciendo el trabajo para el que ha sido diseñado. Las redes de telecomunicaciones militares ya tienen sus espías electrónicos. Echelon se ocupa del filón de las comunicaciones civiles: telefonía fija, móvil, fax, Internet... Como dicen los americanos "usted lo nombra, yo lo tengo".

 

Por cierto que Echelon no es ciertamente modesto: lo intercepta TODO. Su espina dorsal lo compone un conjunto de estaciones en tierra que enlace con una red de satélites de interceptación. La estación de Morwenstow (Reino Unido) se encarga de coordinar los pinchazos de los satélites de comunicación Intelsat ubicados Europa y los océanos Atlántico e Índico. Dos estaciones más (Menwith Hill, RU y Bad Aibling, Alemania) se encargan de los satélites no-Intelsat. Pero Echelon lo husmea todo, no simplemente los satélites. ¿Quieren captar directamente las señales de los teléfonos móviles? Nada como un buen satélite que rastree en frecuencias de microondas (sólo 150.000 millones por satélite, una ganga). ¿Hace falta pinchar un cable de telefonía submarina? Para eso tenemos el minisubmarino USS Parche (nombre real). ¿Cables de fibra óptica? Un pequeño receptor en los convertidores optoelectrónicos y listo. ¿Comunicaciones por Internet? "No problemo", tampoco hay tantos grandes nodos. Lo más increíble de todo es que este gigantesco sistema de interceptación lleva husmeando en el tráfico civil desde su concepción en los años setenta. Y se quejaban de los piratas informáticos. ¡Pues toma patente de corso!.

 

No resulta extraño que durante los años de enfrentamiento entre Este y Oeste tales excesos fuesen cuando menos tolerados. Pero ahora que la guerra fría se desvanece en la memoria, no extraña a nadie que la existencia de pinchazos civiles a gran escala sea cada vez más fuertemente criticada. ¿Es necesario Echelon hoy día? Tal vez no para acabar con "el imperio del mal", pero como dicen los propios norteamericanos "si no está roto, no lo arregles". ¿Por qué prescindir de un sistema que ha dado tan buenos resultados? Quizá podría encontrar trabajo en otras guerras no declaradas, como la guerra contra las drogas ... o la guerra comercial. En los últimos años, diversas empresas norteamericanas han obtenidos suculentos contratos gracias a la información privilegiada obtenida mediante interceptaciones de Echelon. Por ejemplo:

 

        *  En 1993, Echelon interceptaba cualquier mensaje referente a Panavia o Tornado y a sus posibles ventas en Oriente Medio.

        * En 1994, la NSA captó llamadas de teléfono entre el gobierno brasileño y la francesa Thomson. Resultado: un jugoso contrato de más de mil millones de dólares fue finalmente a parar a la norteamericana Raytheon... empresa que también se ocupa de diversas tareas de mantenimiento de Echelon.

       * En 1995, diversas interceptaciones de teléfono y fax permitieron a Boeing y MacDonnell Douglas arrebatar al consorcio europeo Airbus un contrato de seis mil millones de dólares con Arabia Saudí.

 

Y con ello llegamos al punto filipino de esta guerra: la "pela" (bueno, el euro). La interceptación electrónica conlleva la obtención de secretos comerciales, y en un mundo donde las grandes fusiones y contratos tienen cifras de decenas de billones, los dividendos de Espías S.A. son jugosamente literales. Se rumorea que los servicios secretos franceses han estado efectuando espionaje industrial en beneficio de las empresas galas, y tampoco parecen ser los únicos. Pero Echelon constituye, con diferencia, el más ambicioso y extenso sistema de interceptaciones electrónicas civiles jamás soñado.

 

Y eso a Europa no parece haberle gustado. Ya en septiembre de 1.998, el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre Echelon, aunque muy descafeinada. Ahora vuelven a la carga. En Febrero de 2.000 se celebró una audiencia sobre protección de datos, auspiciada por el PE, que incluía Echelon como uno de sus puntos de discusión. Qué saldrá en claro de ello, no lo sé. Ya es bueno que el silencio se rompa. Pero queda el regusto amargo de saber que nuestros gobiernos no salen en defensa de nuestros derechos a la privacidad, sino del derecho de las empresas a cerrar jugosos contratos.

 

Durante décadas Echelon ha violado nuestra intimidad una y otra vez. Ha hecho falta contabilizar las pérdidas económicas para que la Unión Europea salte a la cancha a pelear por las libertades. Tanto ganas, tanto te protejo. Pero no seamos tan duros y concedámosles a nuestros bienpensantes el beneficio de la duda. Sea cual sea el motivo, al fin se están moviendo. Concedo especial mérito al Parlamento Europeo, cuya comisión LIBE "se moja" mucho en el tema.

 

Parece que Echelon es al fin considerado por la opinión pública a la luz del día, y que la conspiración de facto que durante los años noventa ha intentado construir un mundo "granhermanesco" pierde impulso. Como dijo una vez un general americano, copado por varias divisiones chinas durante la guerra de Corea: "tenemos al enemigo al frente, tenemos al enemigo a retaguardia, tenemos al enemigo por el flanco izquierdo y por el flanco derecho... ¿esta vez no se nos escapan!" No sé bien por que recuerdo esta anécdota ahora. Pero creo que me gusta.



© Arturo Quirantes Sierra.  Algunos derechos reservados según Licencia Creative Commons