Boletín ENIGMA - nº 36

1 Octubre 2005

 


Boletín del Taller de Criptografía de Arturo Quirantes Sierra


Dirección original: http://www.cripto.es/enigma/boletin_enigma_36.htm


EDITORIAL

CRIPTOGRAFÍA HISTÓRICA - Alan Turing, maestro de maestros

NUESTRA HISTORIA - Curro Jiménez y los criptoanalistas

LIBERTAD VIGILADA - España, aliado "preferente" de Estados Unidos

                           


 

EDITORIAL

 

!Aquí estamos de nuevo! Después de un verano largo y próspero en acontecimientos, el Boletín ENIGMA vuelve a la red. Seguro que ya os estábais poniendo nerviosillos, ¿no? Bien, se supone que ya estamos todos con las baterías cargadas (odio esa expresión, pero ahí va de todos modos), con ganas de ponernos a trabajar y todo eso. Bueno, por mí seguiría el resto del año como desaparecido en combate, pero qué le vamos a hacer. De vuelta a la arena.

En este paréntesis veraniego me he dedicado a mis estudios sobre criptografía, que iré contando aquí poco a poco. Por de pronto, os incluyo un artículo sobre el efecto de las guerrillas españolas en el descifrado de los mensajes de las tropas napoleónicas. Es un tema poco conocido, y que espero os interese tanto como a mí.

En segundo lugar, una primicia. El famoso criptoanalista de Bletchley Park, Alan Turing, dejó escrito un tratado sobre la máquina Enigma. Por supuesto, no lo hizo para cobrar derechos de autor: que se sepa, solamente se han hecho dos copias. Hace algunos años se desclasificó, y hoy puede descargarse de Internet. En este vuestro Boletín, tenéis una primicia: el primer capítulo del libro, traducido al castellano. Otros capítulos irán saliendo cada mes. Y para el futuro, os prometo más contenidos que iré colgando poco a poco del Taller de Criptografía. Para entrar en materia, podéis leer en este boletín un artículo con una breve semblanza suya.

Cuando recibáis este ejemplar, probablemente veréis que el pasado boletín (el nº 35) no estará todavía en la web. Eso se debe a que, en un triple salto mortal de mis empanadas mentales, perdí mi copia, y estoy esperando a recibirla. Os la pediría a vosotros, pero tiemblo de pensar en cientos de copias agolpándose en mi buzón de entrada. Espero subsanar el problema en breve. Por cierto, que alguien me preguntó este verano que dónde estaba el boletín 35, y yo le dije que aún no lo había escrito. Evidentemente, me equivoqué. El ejemplar de 1 de julio fue el 35, y este es el 36.

Estamos ya en el tercer año (el primer ejemplar, recordemos, data ya de marzo de 2002) y seguimos creciendo. En algún momento de este verano, el número de socios del boletín pasó la barrera de los quinientos. No está nada mal, medio millar de suscriptores fieles (apenas hay bajas) sobre un tema relativamente poco conocido. A fin de cuentas, no estamos hablando de un club de fans de Nicole Kidman ni nada por el estilo. Imagino que el precio de la suscripción (cero euros al año) ayuda; lo mismo lo duplico para el año que viene ;-)

Bromas aparte, algunos ejemplares no llegan a destino. En la mayoría de los casos, el buzón del receptor está lleno o la dirección de correo electrónico está obsoleta. Es posible que en algunos casos este boletín sea catalogado como spam, o bien que active los filtros para mensajes grandes (el propio Bruce Schneier mantiene sus CryptoGrams a menos de 50 kB, y el último ejemplar lo envió en dos partes). También debo recordaros que NO enviéis correspondencia alguna a la dirección aquiran@goliat.ugr.es, ya que va directa a la bandeja de "machacar sin compasión" y desaparece automáticamente. En algunos casos, incluso me han llegado rotulados como Spam algunas direcciones en principio legítimas, sobre todo de dominios gmail.com. Lo siento si a alguien le ha supuesto algún inconveniente, pero está más allá de mi alcance. La lucha contra el spam a veces tiene sus "daños colaterales"

Si no os ha llegado algún ejemplar, por favor comprobadlo. Me sienta mal tener que borrar mensajes "rebotados", porque significa que alguien se está quedando sin boletín. Por supuesto, si os llegó este, significa que de momento todo va bien. Y también significa que me estoy enrollando demasiado, así que corto ya con este editorial. A pasarlo bien.

 


 

CRIPTOGRAFÍA HISTÓRICA - Alan Turing, maestro de maestros

 

La historia de Bletchley Park está tachonada de nombres propios. Algunos de ellos son harto conocidos, en tanto que otros son prácticamente desconocidos. En la parte lejana del escenario, millares de nombres permanecen en el anonimato, borrados de la historia por la necesidad del secreto. Entre todos ellos, lograron una proeza sin precedentes, así que cualquier biografía de un "parkiano" es, en cierto modo, reflejo de todos los demás.

El carácter heterogéneo del grupo de criptoanalistas aliados de Bletchley Park hace difícil escoger un nombre clave. Al contrario que otros proyectos, no había un "gran buana" sin cuyo concurso todo se hubiera venido abajo. Con todo, si tuviésemos que escoger a Mister BP, probablemente el nombre de Alan Turing encabezaría la lista. Concentraba todos los requisitos necesarios para el cargo: talento sin par, dedicación a su trabajo, éxito ... y una personalidad más propia de un manicomio que de una organización secreta del gobierno.

La biografía de Alan Turing es harto conocida. Incluso antes de que su papel en la ruptura de códigos Enigma fuese pública, se hizo famoso por inventar una máquina. En los años 30, cuando fue admitido en el King´s College de la Universidad de Cambridge, se interesó por la lógica y la naturaleza de las matemáticas. En esos tiempos, el lógico Kurt Gödel planteaba el tema de la indecibilidad. En esencia, se trataba de dilucidar si las matemáticas podía, en principio, resolver todos los problemas, o si existirían preguntas matemáticas que no pudiesen ser respondidas. Gödel postulaba que siempre habría preguntas más allá de toda prueba lógica. Turing liquidó de forma "informática" esta duda. En su artículo "Sobre los números computables", de 1937, describía una máquina conceptual que funcionaría según pasos fijos y definidos. No os aburriré con los detalles (el lector interesado puede encontrar una buena descripción en el libro "La mente nueva del emperador", de Roger Penrose). Turing concluyó que no podía existir una "máquina universal" capaz de responder todas las preguntas de modo lógico. Es decir, nuestro cuerpo matemático era incapaz de responder a todas las preguntas mediante la lógica, independientemente de la pericia de los matemáticos. Por cierto, el asunto de la indecibilidad era también conocido como el Entscheidungsproblem, al que el ficticio Jericho aludía en la película Enigma.

No es, por tanto, de extrañar, que al estallar la Segunda Guerra Mundial, Turing fuese fichado por la Escuela Gubernamental de Códigos y Cifras (GC & CS) para romper los códigos alemanes. Allí se convirtió en la estrella. Cayó en la cuenta de que, disponiendo diversas máquinas Enigma (en realidad, simulaciones) de diversa forma, y suponiendo que se conocía al menos parte del texto cifrado, se podían conocer los datos con que el mensaje fue cifrado: disposición y orientación de los rotores, cableado del tablero de conexiones; en suma, lo que los ingleses denominan "settings". El mecanismo para ello fue una máquina - -no conceptual, como su "máquina universal, sino real- denominada Bomba. Algunos dicen, de modo algo despectivo, que no era más que una mejora de la Bomba polaca de Rejewski, pero en realidad se trataba de algo totalmente diferente. Recomiendo al lector interesado la lectura del libro "Códigos Secretos", de Simon Singh, para una descripción de los descubrimientos de Turing. Si el lector se queda con la sensación de que el trabajo de Turing no fue para tanto, será tan sólo porque Singh, como otros autores, necesariamente tuvo que sintetizar mucho. Resumir la labor de la que probablemente fue la más fértil mente de Bletchley Park es tarea realmente difícil. Por mi parte, les prometo una futura serie de artículos sobre los descubrimientos de Turing, incluido el funcionamiento de su Bomba, pero esperen sentados, porque hay mucha tela que cortar.

Desde el punto de vista personal, Alan Turing también era el típico bicho raro. No lo parecía exteriormente: alto, pelo oscuro, fuerte, ojos azules. Sin embargo, era el tipo de persona que iba por ahí con la ropa sin planchar, se comía los padrastros hasta sangrar, tartamudeaba, apenas miraba a los ojos. En un boletín anterior (número 7) comentamos cómo convirtió todo su dinero en lingotes de plata y, temeroso de una invasión alemana, lo enterró en algún lugar que después olvidó. Tampoco era tonto. Aunque su cargo le eximía de alistarse en la Guardia Territorial (Home Guard), decidió que quería aprender a disparar, así que se apuntó. Sin embargo, no quería permanecer atado a la disciplina militar, así que resolvió el problema a su manera. Al rellenar el cuestionario de ingreso, una de las preguntas era "¿Entiende usted que al enrolarse en la Home Guard, se pone usted bajo la jurisdicción militar?" Turing contestó "no". Por supuesto, nadie se dio cuenta. De forma que cuando se convirtió en un buen tirador, decidió que tenía suficiente y dejó de presentarse. !Imagínense al coronel al mando cuando Turing le demostró que, en realidad, no era un soldado! En efecto, el formulario demostraba que no estaba bajo jurisdicción militar. Tuvieron que dictaminar que no se había alistado de forma apropiada.

Esta última anécdota solamente prueba que Turing era inocente a más no poder. No lo había hecho para fastidiar a nadie. Esa candidez le costaría cara al final de la guerra. Mientras trabajaba en el primer ordenador digital británico, en 1952, unos ladrones entraron en su casa. Mientras hacía una declaración ante las autoridades, confesó cándidamente que era homosexual. Créanlo o no, en aquel entonces la "flagrante indecencia" era un delito en Inglaterra, y una ley de 1885 la castigaba con dos años de prisión. Para evitar la prisión, se vio obligado a someterse a un tratamiento con hormonas que minó tanto su salud como su personalidad. Por supuesto, su acreditación de seguridad fue revocada, lo que no deja de resultar una ironía dadas sus aportaciones al criptoanálisis. Tras una fuerte depresión, se quitó la vida con cianuro.

Turing fue un genio de la criptología, eso nadie lo duda. Pero una de sus facetas menos conocidas es la de "profesor". Realmente, no fue nunca profesor en el sentido clásico de la palabra, pero era conocido en Bletchley Park como "el profe" en atención a su genialidad fuera de lo común. En un esfuerzo por transmitir sus conocimientos a los que le rodeaban -sobre todo, los recién llegados- Turing redactó un manuscrito sobre la máquina Enigma y diversas tácticas de criptoanálisis. Aunque lleva el título de "Tratado de Turing sobre Enigma", los testimonios de quienes trabajaron en Bletchley Park coinciden en que todo el mundo lo conocía como "El libro del Profe" (Prof´s Book). Durante muchos años dicho texto permaneció custodiado bajo siete llaves, pero la oleada de desclasificaciones que recorrió los archivos nacionales de Estados Unidos (NARA) y el Reino Unido (PRO) acabó colocándolo en el dominio público.

Hace algunos años, los cripto-historiadores Ralph Erskine, Philip Marks y Frode Weierud obtuvieron una copia del ejemplar que se conserva en Estados Unidos (NARA, Record Group 457, NSA Historical Collection, Box 201, Nº 964) y pasaron algunos de sus capítulos a formato pdf. Los resultados, junto con algunos comentarios sobre Turing y su libro, pueden verse en la página web de Weierud. Y no se le ocurra, lector traidor, lanzarse a buscarla en Google, porque en el Museo Camazón del Taller de Criptografía tenemos una copia. Más aún, a partir de este mes podrán descargarse el libro de Turing, capítulo a capítulo !traducido al castellano! Cortesía de este que escribe, que os mima.

Por supuesto, eso no significa que vayan a entender nada. El Profe era tan árido escribiendo como un bacalao salado. Si como criptoanalista nadie discute sus méritos, su faceta docente deja bastante que desear. A pesar de ello, bájenselo y disfruten. Será toda una experiencia.

Ahí va la referencia, para que no quede duda de dónde está:
http://www.cripto.es/museo/turing/TratadodeTuring01.pdf

Por cierto, que incluso hoy día el "libro del Profe" tiene su copyright y todo eso. No sé bien cómo está la situación ahora, pero de todos modos no quiero líos, así que quede claro: la Corona Británica tiene los derechos de copia, bla, bla. Y, ya puestos, sería un detalle que la traducción al castellano, caso de ser usada por ahí, reconociese el trabajo del traductor aquí presente. Pero eso va a beneficio de terceros; ya sé que ustedes son de confianza.

 


 

 NUESTRA HISTORIA - Curro Jiménez y los criptoanalistas

 

La palabra "guerrilla" es usada en inglés para designar un tipo de lucha en la que pequeños grupos hostigan, se esconden y vuelven a aparecer donde menos se lo espera. Es un término que se está haciendo universal, más bien neutro, sin connotaciones de bondad o maldad, aunque en estos polarizados tiempos no es tan usado como otros. Carl Sagan escribió una vez "cuando están de nuestro lado, los llamamos guerreros de la libertad; cuando luchan contra nosotros, los llamamos terroristas; y en el caso de que no sabemos de qué lado están, los denominamos guerrilleros". El término "guerrilla" se popularizó en la Guerra de la Independencia española, cuando la única forma de luchar de forma efectiva contra las tropas de Napoleón era mediante pequeñas partidas.

En el caso español, esas "pequeñas partidas" llegaron en ocasiones a formar regimientos internos. En el otro extremo, hombres en solitario o en pequeños grupos hacían la guerra contra el francés a su aire, como en la serie española de televisión "Curro Jiménez". Es sobradamente conocido el efecto que las guerrillas tuvo en la lucha en españa (lo que los ingleses denominan "la guerra peninsular"), con golpes de mano, emboscadas y ataques de todo tipo. También capturaban los correos franceses, una especie de "interceptación de las comunicaciones." Lo que no es tan conocido es que algunas guerrillas colaboraron con el Estado Mayor de Wellington en una arcaica forma de Sigint (Inteligencia de señales) que llegó a incluir el criptoanálisis.

A comienzos de 1812, la situación en la Península seguía estancada. Los intentos franceses por invadir Portugal habían fracasado uno tras otro, pero tampoco las tropas inglesas lograban avances en el territorio español. En la zona fronteriza de Salamanca, un guerrillero llamado Julián Sánchez García (alias "El Charro") se dedicaba entre otras cosas a capturar mensajes franceses y enviárselos a los ingleses. El problema que tenía Wellington era que parte de esos mensajes estaban cifrados. Para criptoanalizarlos, echó mano de uno de los hombres de su rama de inteligencia: el general George Scovell. Con paciencia y serenidad, se dedicó a la tarea de intentar atacar las cifras con que se comunicaban los mariscales franceses entre sí y con el rey José Bonaparte.

Las cifras usadas por los franceses eran fundamentalmente dos. En primer lugar, echaban mano de un sistema de sustitución monoalfabética homofónica, en la que cada letra tenía más de un signo para cifrar. De ese modo, "Sabugal" (localidad portuguesa fronteriza) podía cifrarse como 36-03-38-62-43-29-33 y también como 09-10-38-61-32-10-17. Este es un tipo de cifra bastante débil, si consideramos que protegía las comunicaciones entre mariscales.

En segundo lugar, tenemos la "Grand Chiffre". No he logrado averiguar si es la misma "Grand Chiffre" de Napoleón, pero sí puedo decir que es un libro de código, con más de 1.200 términos de todo tipo (letras, sílabas, topónimos, etc). Por ejemplo, 93 significaba Portugal; 585 = Rey José, 400 = Ciudad Rodrigo, y así sucesivamente. Este fue mucho más difícil, y pasaron unos seis meses hasta que Scovell logró averiguar lo bastante como para poder leer la mayoría de los mensajes cifrados en este sistema. La receta era paciencia y más paciencia, con alguna metedura de pata por parte francesa. Por ejemplo, en una ocasión el rey José Bonaparte envió al mariscal Marmont el siguente mensaje: "He dado al general Treillard la orden de 117.8.9 el valle del 1383, a fin de marchar sobre 498". Dada la marcha de la guerra en aquellos momentos, resultaba claro que "117.8.9" significaba "evacuar" (en realidad, son tres signos: 117, 8 y 9, que denotan tanto el verbo como los sufijos de tiempo y persona), "1383" era Tajo y "498" ... eso no estaban tan claro. De hecho, Wellington se equivocó creyendo que se refería a Plasencia (resultó ser Aranjuez).

Durante todo un año, Wellington tuvo conocimiento de los movimientos de sus enemigos. Coincidió en el tiempo con el momento en que se lanzó por fin a la ofensiva. La guerra era entonces una partida de ajedrez, en la que la disposición de las piezas era tan importante como comer una u otra. Tal vez el criptoanálisis de Wellington no ganó la guerra peninsular, pero le ayudó sin duda. No sólo le permitió conocer (o confirmar) las intenciones de los generales franceses, sino que obtuvo conocimientos de primera mano sobre la indisciplina de los generales franceses, su negativa a ayudarse mutuamente, los intentos del rey José por imponerse a ellos, etc. Es muy posible que fuesen un factor determinante en la forma como Wellington planteó la que hoy conocemos como batalla de los Arapiles, que puso a los franceses en fuga y abrió a los angloespañoles las puertas de Madrid.

El repliegue francés compactó sus líneas de comunicaciones, e impidió la interceptación de correos a gran escala; por su parte, las guerrillas tenían otras cosas mejores que hacer, como sitiar puestos fortificados franceses. Pero durante la breve temporada que José Bonaparte regresó a Madrid se interceptaron diversos mensajes dirigidos a Napoleón. En dichos mensajes, el rey español pedía a su hermano refuerzos y dinero ... y también que le librase del arrogante mariscal Marmont, lo que logró no sin esfuerzos. Muestra asimismo sus esfuerzos por intentar mantener su reino incluso en sus peores momentos. El último mensaje que el general Scovell descifró en España fue un despacho del rey José al general Reille, fechado el 14 de marzo de 1813, en el que le ordenaba enviar tropas en busca de guerrilleros.

En poco menos de un año (abril de 1812 a marzo de 1813), Scovell descifró 38 mensajes franceses. Sabemos éste y otros detalles porque, en contra de la costumbre, a Scovell se le permitió conservar las cartas que descifró. Por lo visto, a Wellington lo único que le interesaba era la carta ya descifrada y pasada a limpio. Así que en la actualidad podemos leer los "papeles de Scovell" en los Archivos Nacionales Británicos de Kew Gardens (signatura WO 37/1). Allí puede que esté la última carta francesa que capturó Scovell. Sin cifra alguna, era un mensaje desde París avisando al rey José de que no recibiría más hombres o dinero. Al día siguiente, 17, José partió definitivamente de Madrid, y tres meses después la batalla de Vitoria marcaba el final de su reinado en España.

 


 

LIBERTAD VIGILADA - España, aliado "preferente" de Estados Unidos

 

[Extraído del libro "Libertad Vigilada", de Nacho García Mostazo, con permiso del autor]

Segunda parte, capítulo 18:

Es muy posible que tantas evasivas por parte del Gobierno español a la hora de explicar con transparencia su participación en ILETS o lo que se sabe sobre "Echelon" se deban a su interés por seguir siendo un aliado "preferente" de Estados Unidos. Como hemos mencionado, en España prácticamente se desconoce la existencia de "Echelon" y del resto de programas de espionaje masivo de las comunicaciones operados por Norteamérica y sus aliados, por mucho que esté sobradamente probada su existencia. Además, salvo aquello que lo hayan investigado por su cuenta o que tengan este libro entre sus manos, la ciudadanía en general tampoco sabe a qué se dedican algunas unidades militares norteamericanas en España, como el Grupo de Seguridad Naval que opera en Rota con su gran antena de espionaje, o la utilidad real de la Base de Satélites de la Unión Europea en Torrejón de Ardoz (Madrid) o de la Estación de Seguimiento de Satélites Fresnedillas-Navelagamella, presuntamente utilizada por el Ejército español para interceptar comunicaciones vía satélite. Asimismo, el Ejecutivo no ha promovido la criptografía entre los ciudadanos, ni el uso de aplicaciones informáticas basadas en programas de código fuente libre (abierto), salvo algunas experiencias casi a título testimonial. Pero, como iremos viendo a lo largo de las próximas páginas, hay una serie de hechos que vendrían a confirmar cómo esta misteriosa opacidad tiene al menos una posible explicación: la banda terrorista ETA.

Según fuentes de la inteligencia española, la cooperación en materia antiterrorista entre Estados Unidos y España se remonta a los primeros años de la década de los 90. Gracias al espionaje estadounidense fue detenida la cúpula de ETA en Bidart (Francia) a finales de marzo de 1992. Aquél fue, además, el primer gran golpe policial contra la banda terrorista. La misión de los servicios de inteligencia norteamericanos era vigilar el mercado negro de armas en los Países Bajos, donde ETA se abastecía, aunque también sirvió para pasar una información a sus colegas españoles que, en colaboración con la Policía francesa, decapitaron al llamado "colectivo Artapalo", la cúpula etarra. Dos meses después, el Consejo de Ministros concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica al entonces embajador de Estados Unidos en España, Joseph Zappala, y al ex ministro del Interior francés, Philippe Marchand. Era la manera oficial de agradecer los servicios prestados, aunque nada se dijo públicamente del motivo real por el que se entregaron tales condecoraciones.

Pero para Estados Unidos no era una prioridad política luchar contra el terrorismo. Su objetivo principal era preservar la integridad nacional y proteger los intereses estadounidenses, pero no colaborar con otros países, salvo en ocasiones muy concretas y siempre en función de sus necesidades, actuales o futuras. No obstante, el escenario empezó a cambiar en febrero de 1993, cuando un camión-bomba explotó en el estacionamiento subterráneo del World Trade Center de Nueva York. El atentado causó la muerte a seis personas y más de 300 millones de dólares en pérdidas. El jeque Omar Abdel Raman y nueve terroristas islámicos de Sudán, Egipto y Jordania fueron acusados por el atentado y sentenciados por conspiración. En 1998, Ramzi Yousef, sospechoso de ser el autor intelectual del ataque, fue sentenciado a cadena perpetua y a 240 años de cárcel. Estados Unidos había sentido el primer zarpazo del terrorismo islámico en uno de sus símbolos. El ataque llevaba la firma de una organización criminal llamada Al-Qaeda de la que nada se sabía en Norteamérica por aquel entonces, de modo que las agencias de inteligencia empezaron a preparar informes sobre la amenaza terrorista contra intereses estadounidenses.

Un par de años más tarde, el 19 de abril de 1995, el entonces presidente del Partido Popular y líder de la oposición en España, José María Aznar, fue objeto de un atentado con coche-bomba, obra del "comando Madrid" de ETA. Su proyección política iba en aumento gracias, entre otros motivos, a su discurso siempre beligerante contra el terrorismo. Aznar viajaba en su vehículo por la confluencia de las calles Arturo Soria y José Silva, en Madrid, cuando, a su paso, hizo explosión un automóvil cargado con 25 kilos de dinamita. El blindaje del vehículo salvó su vida y la de sus escoltas. Apenas un año después, José María Aznar se alzaba con la victoria en las elecciones generales del 3 de marzo de 1996 y era investido presidente dos meses más tarde, el 4 de mayo. Desde su llegada al Palacio de La Moncloa, Aznar marcó una política de firmeza y persecución policial contra el terrorismo que pasó a convertirse en la prioridad de su Gobierno. Desde muchos años antes, aquella lucha ya era uno de los asuntos principales para cualquier Gobierno español, pero Aznar redobló su esfuerzo con el objetivo de acabar con ETA por medios policiales y judiciales, "con la fuerza del Estado de Derecho", como tantas veces han repetido los miembros de su Gobierno. [1]

En Estados Unidos, las autoridades tomaron buena nota de las aspiraciones del nuevo Ejecutivo español. En 1997 expiraba el Convenio Defensivo hispano-norteamericano, que se había firmado en 1988. El documento fue prorrogado, pero los negociadores españoles, en cumplimiento de los nuevos objetivos de Aznar, mencionaron su interés en obtener de Estados Unidos una cooperación más profunda en materia antiterrorista. De momento, aquélla aún no ser una prioridad para la Administración presidida por Bill Clinton, ya que sus agencias de inteligencia sólo investigaban a los grupos terroristas que pudieran ser una amenaza para Estados Unidos. ETA era considerada en Washington como un grupo terrorista que, al actuar sólo en territorio español, afectaba únicamente a los intereses de uno de sus aliados, pero no a Estados Unidos. Sin embargo, un año más tarde se produjo un acontecimiento que iba a cambiar definitivamente las reglas del juego a favor de los objetivos españoles. En agosto de 1998, las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania sufrieron sendos atentados terroristas que dejaron centenares de víctimas. Estos ataques, según se supo depués, fueron obra de la organización terrorista islámica Al-Qaeda, del disidente saudí Osama ben Laden, la misma que había actuado contra las Torres Gemelas en 1993 y que más tarde protagonizaría los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero además, también a lo largo de 1998, el Parlamento Europeo tuvo conocimiento de la existencia de "Echelon", gracias al primer informe de la Fundación Omega. Como ya hemos mencionado, Alemania y Francia se mostraron especialmente beligerantes contra el espionaje norteamericano, de modo que la Administración Clinton buscó fomentar la amistad de otros países aliados mucho menos críticos y más necesitados de su apoyo, como España. Así pues, la comunidad de inteligencia norteamericana empezó a investigar más a fondo a ETA y no tardó mucho tiempo en hilvanar las relaciones entre la banda terrorista española y otros grupos criminales, sobre todo islamistas, aunque también europeos. Desde Argelia al Líbano, pasando por Cuba o Colombia, ETA había extendido sus tentáculos para integrarse en una multinacional terrorista, intercambiar armas e incluso planificar atentados conjuntamente. La relación con el Ejército Republicano Irlandés (IRA) era diferente. Durante décadas, el IRA siempre miró a ETA con cierta superioridad. Pero en 1998, tras la firma de los acuerdos de paz del Viernes Santo, que se lograron gracias a la mediación norteamericana, un grupo de resentidos organizó el llamado IRA Auténtico. Sus miembros sí acudieron al encuentro de sus colegas vascos, que en septiembre de 1998 decretaron una tregua para organizarse. [2]

El 9 de marzo de 1999, durante la citada tregua, la Policía francesa detuvo a Mikel Zubimendi, ex parlamentario vasco por Herri Batasuna y militante de ETA. Mucho después se supo que Zubimendi llevaba en el bolsillo una nota con una lista de armas que pretendía comprar en el mercado negro, junto a varios miembros del IRA Auténtico, según desveló el periodista Alfonso Rojo en el diario El Mundo. Obviamente, las fuerzas de la lucha antiterrorista sí tuvieron acceso a aquella información en su momento, por eso las autoridades repetían que la tregua de ETA era una "trampa", como siempre afirmaba el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. La Policía sabía que ETA buscaba reorganizarse durante aquel alto el fuego, por lo que las autoridades políticas rechazaban cualquier vía negociadora con los terroristas, como ellos decían promover. La nota hallada en el bolsillo de Mikel Zubimendi era una prueba de peso. Mecanografiado en la parte inferior del papel, un texto en inglés daba instrucciones precisas para entrar en dos países de los Balcanes. La lista también estaba en inglés: "15 rif., 50 shorts, 20 aut, Guns 9mm, Silencer, Hand grenades" y "1 piece sophisticated". Los agentes se preguntaron si ETA pretendía comprar un misil, o alguna arma similar. En la nota, alguien había escrito a mano: "Ahora o nunca." [3]

A pesar de la detención de Zubimendi, que desbarató las intenciones de ETA para comprar armas en los Balcanes, la banda terrorista logró rearmarse y organizar de nuevo sus comandos. Puso fin al alto el fuego a finales de 1999. El 21 de enero de 2000 cometía en Madrid su primer atentado terrorista tras la supuesta tregua. Un coche-bomba mató al teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco y dejó a varias personas heridas.

Poco después, el 12 de marzo de 2000, el presidente del Gobierno, José María Aznar, lograba la mayoría absoluta en las elecciones generales. La comunidad de inteligencia norteamericana recibió la orden de colaborar más intensamente con España. Ese mismo verano, una barca cargada de explosivos fue a estrellarse contra el destructor norteamericano USS Cole en el puerto de Aden, en Yemen. Otra vez la organización terrorista Al-Qaeda atentaba contra un objetivo norteamericano, lo que espoleó aún más a las agencias de inteligencia en su trabajo contra el terror. Además, en el Parlamento Europeo aumentaba la presión contra Estados Unidos tras desvelarse nuevos detalles sobre la existencia de "Echelon" y la Administración Clinton pasó a la ofensiva afianzando sus lazos con España.

Así, el espionaje norteamericano detectó en Francia al entonces líder de ETa, Ignacio de Gracia Arregui, "Iñaki de Rentería", junto a su lugarteniente, Javier Garciá Gaztely, "Txapote". La información pasó a las autoridades españolas, que a su vez lo pusieron en conocimiento de las francesas. El 13 de septiembre de 2000, una operación del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón concluyó con la detención de la cúpula de EKIN, el aparato político de ETA en el País Vasco. En Francia, la operación puso nerviosos a Iñaki de Rentería y a Txapote, por lo que su arresto tuvo que adelantarse al domingo 15 de septiembre. Sólo fue capturado Ignacio de Gracia Arregi, mientras que Javier García Gaztelu huyó, pero la detención fue considerada un éxito policial. En Estados Unidos, las autoridades estaban especialmente satisfechas y, según Duncan Campbell, en las agencias de inteligencia "los oficiales dijeron que, cuando llegara el momento adecuado, podrían hacer uso de estos resultados y decirle a los malditos europeos que peguen esto en su 'Echelon'". [4]

En realidad, para Estados Unidos y España ya había llegado el momento adecuado. Mientras la Policía ultimaba los detalles de la operación para captuara a Iñaki de Rentería, el entonces ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué, viajaba a Norteamérica para reunirse con la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Allbright. El encuentro se celebró en Nueva York. Piqué y Allbright alcanzaban un compromiso "para reforzar su cooperación política, institucionalizar sus lazos y revisar los acuerdos de defensa de 1988!", según dijeron tras la reunión. Los dos países lograban así sus objetivos. Estados Unidos afianzaba su relación con España para contrarrestar el desapego de otros aliados, que en esas mismas fechas celebraban la puesta en marcha de la Comisión Echelon en el Parlamento Europeo, y España, por su parte, conseguía de Norteamérica un impulso considerable en la cooperación antiterrorista. [5]

El acuerdo verbal se convirtió en un documento pocos meses después, el 11 de enero de 2001. Madeleine Allbright viajó a Madrid para rubricar la declaración bilateral junto a su homólogo Josep Piqué. Faltaban sólo nueve días para que la secretaria de Estado norteamericana abandonara el cargo. El 20 de enero, George W. Bush, ganador de las elecciones por escaso margen, tomaría posesión como nuevo presidente de Estados Unidos. No obstante, su equipo ya estaba trabajando y el que sería nuevo secretario de Estado, Colin Powell, conocía perfectamente los detalles de la misión de Madeleine Allbright en España. Tras la firma de la declaración bilateral, la secretaria de Estado subrayó ante la prensa que España es uno de los aliados "más estrechos" y "más valorados" por Estados Unidos, y recalcó que, con aquel acto protocolario, se fijaba el rumbo para una "colaboración continuada a muy largo plazo". Por su parte, Piqué mostraba su "enorme satisfacción" ante un texto que suponía un "salto cualitativo" hacia la consolidación de una "relación preferente" con Estados Unidos. [6]


[1]. Documento Efe Data. Biografía de José María Aznar López. Última actualización el 9 de julio de 2002. Autores J.G./A.M.

[2]. Alfonso Rojo, "ETA compra sus armas en el mercado negro de los Balcanes". El Mundo, Madrid, 20 de marzo de 2001.

[3]. Íbid.

[4]. Duncan Campbell, "Fight over Euro-intelligence plans". The Guardian. Londres, 3 de julio de 2001. Versión íntegra del reportaje remitido por Duncan Campbell vía correo electrónico. The Guardian se vio obligado a recortar el reportaje porque su publicación coincidió con el veredicto en un caso de asesinato de una celebridad británica de la televisión, que tuvo más espacio informativo en el diario.

[5]. Agencia Efe. "EE.UU.-ESPAÑA / Alcanzan acuerdo que marca nueva etapa de relaciones bilaterales." Teletipo. Washington, 14 de septiembre de 2000.

[6]. Agencia Efe. "ESPAÑA -EE.UU. / Madrid y Washington firman declaración futura relación bilateral." Teletipo. Madrid, 11 de enero de 2001.

 


 

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(c) Arturo Quirantes 2007

 


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