Si introducimos en el cuerpo ciertos isótopos emisores de rayos , los rayos emitidos pueden utilizarse para producir una imagen de cierta parte del cuerpo. Una aplicación muy simple de esta técnica es el estudio de la absorción de iodo por el tiroides. El iodo radioactivo se ingesta oralmente y se coloca un detector cerca del cuello que mide el incremento de la actividad con el tiempo a medida que el iodo es absorbido por la glándula tiroidea.
Originalmente se utilizaba I para estos estudios. El I es un producto de la fisión con una semivida de 8 dıas. Esta semi-vida es demasiado larga, puesto que el tiempo de observación del tiroides es, como mucho, de unas horas, y la dosis absorbida por el paciente resultarıa excesiva. Además el I emite partıculas de alta energıa, que no son contribuyen al procedimiento de diagnóstico, pero que elevan la dosis a 3 rads por Ci de I. Normalmente se usan varios Ci, lo que eleva la dosis a valores superiores a 30 rads. Un elemento alternativo es el I (2.3 h), que es hijo del producto de fisión Te (78 h). El I se puede separar del Te disolviendo el iodo en un lıquido donde el Te no es soluble. Más recientemente se viene usando el I (13 h), que emite un rayo de 159 keV y la dosis absorbida es de sólo 2 rads por 100 Ci, mucho menor que en el caso del I-131 y 132, y su semi-vida es la ideal para la prueba.