Informe de Restauración
Columnas del
Patio de
(Hospital Real, Granada)
Por los alumnos de la asignatura Restauración de Materiales Pétreos
(Facultad de Bellas Artes. Curso académico 1996/97)
Alumnos Restauradores:
Isabel Arredondo Rubio.
Maite Cuberos Nuñez.
Raúl Encinar Domínguez.
Cristina Escosura Lucena.
Mª José García del Río.
Luisa Mª Gómez Beltrán.
Paula H. Grela Leira.
Eva Latorre Ciria.
Raquel López Delgado.
Elena Maceira Marcos.
Alicia Pérez Roldán.
Nuria Pérez Villares.
Ana Prieto Martín.
Julia Ramos Molina.
Rafael Ruiz de
Victoriano Saéz Escañuela
Mª del Mar Sánchez Carrión.
Alejandro Sánchez Tallón.
Alejandro Suárez Rancaño.
Carmén Travesí Cruz.
Francisco Valls Compán.
Profesor de
Antonio García Casco.
Granada, Junio de 1997
Indice
INTRODUCCIÓN
La obra
ESTADO
DE CONSERVACIÓN Y PROCESOS DE DETERIORO
Infiltración Capilar
Eflorescencias y Subeflorescencias Salinas
Formas
de Deterioro
CRITERIOS
DE RESTAURACIÓN
Preconsolidación
Limpieza
Consolidación
Aislamiento
de las columnas al ascenso capilar de agua
Reintegración
con morteros
Reproducción
de las basas y tambores de los fustes
Texturado
de las superfices reintegradas con mortero
RESTAURACIÓN DE LAS COLUMNAS Nº 1, 2 Y 3 DEL CUERPO INFERIOR DEL PATIO DE LA CAPILLA
Eliminación
de hormigones y morteros de cemento
Eliminación
de anclajes de hierro oxidados
Eliminación
de sales
Limpieza
de suciedad
Consolidación
Aislamiento
de las columnas
Reintegraciones
con morteros
Realización
de moldes
Texturado
y acabado
Hidrofugación
y protección de las superficies
Problemas encontrados
BIBLIOGRAFÍA
FOTOGRAFÍAS
Capítulo I
Introducción
Los trabajos de restauración de las columnas
de calcarenita del Patio de
Los materiales originales y el estado de
conservación de la obra con anterioridad a la intervención han sido descritos
en el informe previo (García Casco y Durán Suárez, 1994) y en un trabajo de
investigación (Sebastián et al., 1990). Por esta razón, estos aspectos no serán
tratados de manera específica en el presente informe, y remitimos al lector a
los trabajos anteriores para más detalles. El estado original de las columnas,
tal y como fueron encontradas a comienzos de la obra, se puede apreciar en las
Fotografías 1-23. Destacamos, no obstante, el nefasto efecto que los morteros
de repello y reintegración a base de cemento de tipo portland, y que cubrían
una gran parte de las columnas intervenidas, han tenido para la conservación de
las mismas. En los pocos años que llevan instalados (no más de algunos
decenios), la alteración ha progresado como en siglos de existencia del
edificio. No sería necesario incidir en este aspecto, tan evidente por cierto
en todos los edificios de nuestro patrimonio, si no fuera por el hecho de que,
a pesar de ser un hecho ampliamente reconocido por, arquitectos, restauradores
y profesionales de la construcción, aún se sigue “restaurado” con repellos que
impermeabilizan las superficies y que persiguen “sanear” un zona donde la
infiltración de agua arruina las construcciones, cuando lo que consiguen es
acelerar el deterioro. La retirada de estos morteros, y la ulterior
reintegración de las faltas con morteros de restauración más apropiados, ha constituido el objetivo más importantes de la restauración llevada a cabo.
Aunque los criterios han sido coherentes con el problema (se pretende que los
morteros sean porosos y menos resistentes mecánicamente que el material pétreo)
su grado de éxito solo lo establecerá el transcurrir de tiempo. En este
sentido, y a pesar de que la confrontación decimonónica entre Ruskin y Viollet
Le Duc sobre conservar sin intervenir
vs. restaurar reconstruyendo ha sido
superada desde las CARTAS del RESTAURO de Roma (1931) y Atenas (1933), las
palabras de Didron, arqueólogo francés del s. XIX que participó en dicha polémica:
“Me pronuncio contra las restauraciones,
sean cuales sean. Una restauración oculta pero no cura una enfermedad”
recobran cierto valor. A pesar de estas palabaras, confiamos en haber
contribuido a la conservación del edificio.
Por último, destacamos también que durante
las labores de retirada de los morteros de cemento portland se han encontrado
evidencias que demuestran que existe una falsificación en las dimensiones (y
posiblemente formas) de las basas de las columnas, tanto las repelladas con
cemento como las que fueron sustituidas con reproducciones de caliza de Sierra
Elvira. Este hallazgo de interés arqueológico permite concluir que, muy
probablemente, la restauraciones precedentes operaron sobre un material
totalmente destruido en sus formas externas. El mismo problema, agravado,
tenemos nosotros.
El Hospital Real fue fundado en 1504 por los
Reyes Católicos. Su trazado se debe a Enrique Egas, comenzando las obras con
retraso en 1511 por orden de Fernando el Católico. A la muerte de éste, sólo se
había terminado el piso bajo, retomando el proyecto el emperador Carlos V en
1522 bajo la dirección del cantero Juan García de Pradas y el carpintero Juan
de Plasencia. En 1527 ya estaba terminado el segundo cuerpo, a falta de la
decoración que fue parcialmente terminada a finales del quinientos. Comienza a
funcionar en 1525, y se inaugura inacabado en 1526 por Carlos V. La portada,
cuyas esculturas son obra de Alonso de Mena, se terminó en 1640. Las obras y
remodelaciones se prolongan durante los siglos XVI-XVIII (Felez, 1979; Gallego
y Burín, 1995).
De estilo gótico tardío en el proyecto
inicial (influencia de Enrique Egas), la estructura del edificio, toda de
cantería como era costumbre para los edificios de rango superior, esta formada
por dos naves que se cruzan en el centro inscritas en un cuadrado, dando lugar
a cuatro patios que sirven como elementos de distribución de las estancias
alineadas a su alrededor. El crucero, con bóveda de crucería, está rematado por
un cimborrio. De los cuatro patios, sólo el llamado de
Debe destacarse que todos los elementos
originales del patio, incluida la decoración, están construidos con el mismo
tipo de piedra franca de Santa Pudia, aunque algunos elementos de las columnas
del cuerpo inferior (basas y primer tambor) ha sido sustituidos por piedra de
Sierra Elvira.
La piedra franca de Santa Pudia es una
calcarenita bioclástica, cuyos clastos están formados esencialmente por
fragmentos fósiles de organismos marinos aglutinados en una matriz carbonatada
de grano muy fino (micrita) y cemento carbonadado de tamaño algo mayor (ver
García Casco y Durán Suárez, 1994 y Durán Suárez, 1995 para más detalles sobre
la naturaleza y propiedades de los materiales). La proporción de matriz y
cemento es escasa, por lo que el material es muy poroso y permeable, de escasa
densidad y resistencia mecánica. Todo ello le confiere características que
facilitan su extracción de cantera y su labrado (sillares, basas, tambores,
cornisas, etc), aunque igualmente implica que es un material escasamente
resistente a los agentes de deterioro, particularmente la infiltración de agua
por capilaridad (i.e., agua del subsuelo) o por gravedad (i.e., agua
superficial, de lluvia o de lavado de los suelos). Por contra, la caliza de
Sierra Elvira es un material formado carbonatado fuertemente compactado y con
muy baja porosidad y permeabilidad a gases y líquidos, por lo que presenta
mejores propiedades mecánicas y de resistencia a la alteración.
Figura 1. Planta baja del Hospital Real (tomado de F. Prieto Moreno).
También es importante señalar que todos los
elementos del patio se encuentran enlucidos con varias lechadas sucesivas de
cal y yeso. Algunas de estas lechadas se aplicaron con color azul, como hemos
podido constatar durante la restauración llevada a cabo en este trabajo. La
capa de enlucido más superficial es rica en yeso, y debe haber sido aplicada
recientemente ya que también se encuentra sobre los repellos de cemento (no así
de los tambores y basas de Sierra Elvira). También es notable la existencia de
restos de policromía ocre debajo de las lechadas, posiblemente aplicada durante
los trabajos de construcción del edificio.
Figura 2. Alzado del Hospital Real tras su rehabilitación de los
años 70 como Rectorado de
Capítulo II
Estado de Conservación
En este
trabajo se han intervenido 1 pilar y 2 columnas del cuerpo inferior (Figuras 4-6), que corresponden a los
números 1-3 de
De los tres
elementos intervenidos, el pilar (por comodidad, denominado a partir de ahora
columna nº 1) presenta repellos de hormigón en su basa, que se encuentra
completamente reconstruida, y en el fuste hasta una altura de
En
conjunto, los elementos construidos originalmente con calcarenita bioclástica
no presentan deterioros extremos e irrecuperables del material pétreo. El
principal problema de deterioro es la infiltración de agua en el sistema poroso
de la calcarenita. Este ha debido ser el principal problema conservativo en
épocas anteriores, ya que la mayor parte de las zonas degradadas y su
sustitución ha sido realizada con otros materiales menos porosos (repellos de
“cemento” y caliza de Sierra Elvira).
Figura 3. Planta y alzado del patio de
La
infiltración de agua en el sistema poroso de la calcarenita bioclástica es una
de las causas más comunes de su deterioro. Estas aguas atacan y disuelven el
escaso material de unión entre clastos (matriz y cemento), lo que da lugar a la
pérdida de cohesión interna y arenización. La interacción química entre
disoluciones percolantes y la roca carbonatada da lugar a la cristalización de
sales en el interior de la roca (subeflorescencias) o en el exterior
(eflorescencias), que en su proceso de cristalización y transformación por
hidratación deshidratación generan esfuerzos que aceleran el deterioro de la
roca.
Así, las
basas y los primeros tambores de las columnas nº 1 y 3, que han sido
intervenidas en épocas pasadas con repellos de “cemento”, se encuentran
particularmente arenizados y han perdido un volumen importante de material,
hasta unos
Figura 4.- Columna 1, con indicación de las áreas repelladas y desprendidas.
Esto es explicable por la escasa porosidad tanto de la caliza de Sierra Elvira como del cemento de los repellos. Así, en la columna nº 2 las piezas impermeables de caliza de Sierra Elvira han actuado como aislante a la infiltración capilar de agua, evitando su ulterior deterioro. Por contra, el cemento de los repellos de las columnas nº 1 y 3 no ha constituido una barrera a la infiltración, al existir todavía calcarenita en el interior de las columnas, pero sí ha constituido una barrera superficial a la permeabilidad que ha impedido la transpiración del agua infiltrada hacia la atmósfera, forzando un ascenso capilar ulterior y el consiguiente progreso de la arenización hacia cotas mas altas que, en el caso de la columna nº 3 incluso llega hasta el tercer tambor, anteriormente sin deteriorar.
Figura 5.- Columna 2, con indicación del tambor inferior y la basa sustituidas de caliza de Sierra Elvira.
El propio mortero de cemento de
los repellos se encuentra en un estadio de deterioro muy avanzado,
presentándose frecuentemente arenizado y fracturado (columnas numero 1 y 3, Foto 16). Esto viene condicionado por
las fuertes diferencias de composición química, comportamiento mecánico,
porosidad, permeabilidad, etc. entre ambos tipos de materiales, mortero de
cemento y calcarenita. Así por ejemplo, sus diferentes propiedades mecánicas
condicionan que se generen esfuerzos diferenciales en la unión de ambos
materiales durante las expansiones/contracciones volumétricas diferenciales
inducidas por contrastes térmicos diurnos. Esto hace perder la adhesión del
mortero al substrato pétreo por fatiga, particularmente si se tiene en cuenta
el deterioro no visible de la roca del substrato generado por la circulación de
agua, lo que supone que tarde o temprano se produce la separación efectiva
entre ambos elementos, llegándose a la inevitable caída del mortero y arrastre
de parte del substrato pétreo (Foto 17).
Esto puede observarse en todas las columnas del patio hoy día.
Las
eflorescencias no son abundantes en el patio de
Figura 6.- Columna 3, con indicación de las áreas repelladas.
Durante las
labores de restauración llevadas a cabo en este trabajo, se apreció que las
sales se localizan preferentemente en la interfase mortero-calcarenita, lo cual
es perfectamente justificable en términos teóricos ya que la interfase
constituye una barrera impermeable hacia la atmósfera exterior. Esto ayuda
indudablemente a la separación efectiva de mortero y substrato pétreo, y a la
degradación de este último, debido a los esfuerzos generados por los procesos de
cristalización e hidratación/deshidratación de sales solubles.
Los
deterioros sufridos por la calcarenita y la caliza de Sierra Elvira de las tres
columnas son los siguientes:
·
Arenizaciones, producto del ataque químico de
soluciones acuosas. D notable consideración es el estado que presenta el fuste
de la columna número 3, bastante arenizado en la parte posterior del mismo. Fotos 18 y 19.
·
Subeflorescencias de sales
solubles,
generalmente relacionadas con los morteros de “cemento” (columna número 3 )
·
Suciedad y corrosiones debidas a excrementos de palomas
(Fotos 20 y 21) que, aunque
localizados preferentemente en los capiteles donde las palomas se asientan con
facilidad de forma asidua, se localizan también en fustes y basas, y a la
presencia de costras biológicas formadas por organismos (líquenes, musgo, Foto 22), particularmente en las partes
inferiores de las columnas repelladas con cemento (e.g., columna número 1).
·
Suciedad variada, que incluye ennegrecimiento,
polvo y material suspendido en la atmósfera adherido a las superficies. Esa
suciedad se observan particularmente adheridas en las zonas labradas de los
capiteles y en algunas partes de los fustes (Foto 23). En la mayor parte de los casos la suciedad se localiza
sobre las lechadas de cal y yeso, aunque en aquellas zonas donde faltal,
lógicamente se localizan sobre el substrato pétreo.
·
Erosiones, particularmente presente en
los capiteles, posiblemente por el “picoteo” de las palomas.
·
Fracturación, de los tambores sustituidos
por “cemento” (columna número 1 y 3 ).
Como ya se
ha indicado, todas estos deterioros no son de extrema gravedad, por lo que
desde el punto de vista restaurador el principal problema de estas columnas es
conservativo (en relación con el efecto negativo de los repellos de cemento) y
estético (en relación con la suciedad). En este sentido, debemos notar que
calificamos como grave el que el “mantenimiento” del patio se esté llevando en
la actualidad sin el menor criterio restaurador, ya que se siguen apreciando
repellos con mortero de cemento que han sido aplicados muy recientemente.
Criterios de Restauración
En este
apartado se describirán los criterios seguidos durante el tratamiento y los
cambios realizados respecto al proyecto de restauración inicial (ver
García-Casco y Durán-Suárez, 1994).
Debemos
indicar que estos criterios son, como todos los criterios restauradores, hasta
cierto punto subjetivos, que derivan de la experiencia, los condicionamientos
de la obra y las disponibilidades materiales y personales. Es evidente que
otros criterios podrían haberse planteado y que nosotros no estamos en posesión
de la verdad restauradora. Nosotros
queremos aquí dar fe de los seguidos en este trabajo para, en el caso de ser
contraproducentes, no sean tenidos en cuenta en trabajos ulteriores y, en el
caso de revelarse efectivos, sean considerados por los alumnos y profesionales
que nos sigan.
Considerando
que en el proyecto de restauración original se planteaba la preconsolidación de
las columnas como trabajo previo, en el caso de las columnas intervenidas no ha
sido necesario realizarla puesto que la compactación de la piedra era
aceptable. No obstante, en las zonas repelladas con cemento y arenizadas ha
sido necesario sanearla (picarla).
Este es un
punto importante por su impacto estético y su efecto sobre las lechadas de cal
y yeso que recubre parte de las superficies intervenidas.
En el
proyecto de restauración original se plateaba la conservación de los restos de
lechadas de cal y yeso sobre los que se encuentran depositadas costras de
suciedad. No obstante, durante los trabajos de restauración se pudo comprobar
que esto es imposible, ya que (1) el estado de conservación de la lechada es
deficiente, con escasa adhesión al substrato y (2) como consecuencia de lo
anterior, todos los métodos ensayados (previamente en catas de limpieza) que
tuvieron éxito en la retirada de la suciedad también tuvieron como resultado el
desprendimiento de la lechada. Como se indica más abajo, algunos métodos no
llegaron a retirar la lechada (particularmente cuando se usaron en las catas
solventes orgánicos), pero tampoco eran efectivos en la retirada de la
suciedad. Por tanto, se optó por retirar la suciedad junto con la lechada de yeso
y cal a la cual estaba fuertemente adherida.
Dado (1) el
mal estado de conservación en el que se encontraba la lechada, (2) su
localización irregular sobre las columnas, concentrándose en la parte superior
de las mismas y ausente de la inferior y (3) que es constituye una intervención
posterior o coetánea al repello con morteros de cemento (i.e., no histórica),
se considera que su retirada no viola principios restauradores fundamentales
(e.g., conservar antes que destruir). De hecho, los escasos restos de
policromía ocre, localizada directamente sobre la piedra y bajo la lechada,
particularmente en los capiteles y partes superiores de los fustes, sí ha sido
conservada. Además, la protección de las superficies pétreas, que todo revoco y
lechada ejerce, será mantenida mediante la utilización de protectivos
silico-orgánicos de mayor calidad.
Queda por
discutir el efecto estético de este criterio. Por lo que se refiere a las tres
columnas intervenidas, el efecto se considera apropiado, ya que su retirada permite
homogeneizar cromática y texturalamente el conjunto de las basas, fustes y
capiteles (recuérdese que las lechadas aparecen irregularmente, concentrándose
en las partes superiores). No obstante, se puede argumentar un efecto estético
contraproducente si se tiene en cuenta el de los elementos del patio, que se
encuentran igualmente enlucidos con lechadas de cal y yeso. Si los trabajos de
restauración se continúan en el futuro, este efecto puede subsanarse, ya sea
eliminando todas las lechadas (que en conjunto se encuentran muy sucias) como
aplicando una lechada homogénea sobre todos los elementos del patio, pero una
vez limpio todo el patio.
Durante el
proceso de consolidación hay que tener en cuenta que cuando se observa en la
piedra un grado de alteración que afecta a su estabilidad estructural
(degradación total o parcial), es necesario consolidar las zonas específicas, o
bien, la totalidad de la pieza. La consolidación pretende mejorar la cohesión
de los materiales pétreos, sus características mecánicas y la adhesión entre
las partes dañadas y las no alteradas. También se pretende reducir la porosidad
evitando la penetración de agua y de sustancias químicas.
Hay que
tener en cuenta que los materiales pétreos expuestos a la atmósfera suelen
presentar una superficie alterada mas porosa que las partes internas. Es por
tanto muy importante el no producir discontinuidades en las propiedades de los
materiales tratados y no tratados. De esta forma el éxito de la consolidación
depende de la profundidad de penetración del consolidante sobre la piedra
dañada que depende de la porosidad de la piedra, de las características del
material consolidante y del método de aplicación.
La
consolidación debe ser lo más homogénea posible dado que, si quedan zonas libres
de consolidante, éstas mantienen su porosidad inicial pudiendo absorber agua.
Además, dado que la evaporación del agua resulta obstaculizada, se pueden
producir desequilibrios tensionales que provoquen fracturas y pérdida de
cohesión en las zonas consolidadas si durante la consolidación se generan
fuerte anisotropía en las características mecánicas de los materiales tratados.
Es imprescindible utilizar consolidantes impermeables al agua pero permeables
al vapor de agua. Por tanto, en la consolidación de este tipo de material es
muy conveniente usar productos silicónicos. Estos materiales están total o
parcialmente polimerizados, formando grandes moléculas y facilitando la
consolidación, lo cual no es un inconveniente dada la elevada porosidad del material
a tratar. Poseen además la ventaja de que algunos son fuertemente
hidrorrepelentes, por lo que ejercen funciones protectivas.
No se ha
considerado oportuno utilizar resinas acrílicas ni vinílicas, dada su respuesta
mediocre por comparación con los productos silicónicos (Durán Suárez, 1995;
Durán Suárez et al., 1996).
Para el
aislamiento de las columnas al ascenso capilar del agua se han utilizado
productos silicónicos hidorrepelentes inyectados al nivel de las basas. Para su
inyección se aprovecharon los orificios que fueron practicados en el material
pétreo para insertar los clavos que sustentaran los morteros de cemento. Al
retirar los morteros de cemento se apreció que estos clavos se encontraban
totalmente oxidados (Foto 24) y,
lógicamente, fueron retirados durante esta restauración. Adicionalmente, se
practicaron otros orificios nuevos, en el menor número posible, con el fin de
aumentar la penetración del consolidante, reduciendo así daños mayores.
Debe
indicarse que en el proyecto de restauración original se planteaba la inyección
de este tipo de resinas a nivel de las basas, aunque los criterios expuestos
por
Debe
tenerse en cuenta que la diferencia entre inyectar al nivel de la basa o por
debajo de ella es, a efectos prácticos irrelevante para la conservación de las
columnas ya que (1) en ningún caso se garantiza el aislamiento de las basas,
dada la elevada porosidad de la calcarenita, que hace imposible alojar
consolidante en todos sus poros y conductos (el agua, por tanto seguirá
subiendo en ambos casos) y (2) en ningún caso existe efecto estético negativo,
ya que los orificios de las basas quedarán ocultos bajo las reintegraciónes
que, necesariamente, deben llevarse a cabo sobre las partes inferiores de las
columnas.
Por todo
ello, y para evitar males mayores, se decidió inyectar al nivel de las basas
sobre los orificios ya existentes, como se ha indicado más arriba.
El
tratamiento de reintegración con mortero está determinado por la necesidad de
reintegrar las zonas deterioradas para unificar estéticamente el conjunto. Las
zonas reintegradas serán las dejadas al descubierto tras la retirada de los
morteros de cemento utilizados en intervenciones precedentes.
Los
morteros de restauración que serán utilizados en la obra se fabricarán
específicamente para las necesidades de la calcarenita. Teniendo esto en
cuenta, los criterios fundamentales para la elaboración de estos morteros de
restauración serán los siguientes (e.g. Rossi-Doria (1986):
·
Que presenten una elevada porosidad, además de un tamaño de macroporos
elevado, similar al de la calcarenita.
·
Que la proporción de poros de dimensiones menores de
·
Que presenten una resistencia mecánica inferior a la de la
calcarenita, lo que garantiza su degradación preferencial respecto de la misma.
Inicialmente,
pensamos que una mezcla apropiada puede ser a base de cal hidráulica y árido de
calcarenita en la proporción en volumen 3:1 a 1:1, que garantiza un mortero de
menor resistencia mecánica que otros formados a base de cemento portland o
blanco. Además, se utiliza un aireante (polietileno expandido en grano, o
poliexpán), que aumenta la porosidad del mismo y disminuye su resistencia
mecáncia. La elección de este mortero de restauración se justifica por la
experiencia y por sus características mecánicas (menor resistencia que la roca)
y elevada porosidad que permita la evaporación del agua que pueda infiltrarse
en el interior de las columnas. No obstante, pueden fabricarse mezclas
alternativas según los casos (con proporciones variables de
cal/árido/aireante).
Por otro
lado, se ha considerado oportuno realizar la reintegración de las basas de las
columnas 1 y 3 con una mezcla, más
resistente que la empleada en los fustes, a base de cemento blanco y
aumentando al mismo tiempo la proporción de árido. Esto se justifica por que
estas zonas serán las más expuestas al deterioro, tanto por infiltración
capilar como por el tránsito de el público.
La única
referencia que se tiene de las dimensiones
de las basas son las reproducidas en caliza de Sierra Elvira, realizadas en
trabajos de restauración recientes. En los trabajos de restauración llevados a
cabo, hemos comprobado que estas reproducciones no se corresponden con las
dimensiones originales, dado que, al retirar los morteros de cemento que
cubrían las basas y primeros tambores del fuste se aprecia que las basas son
más achatadas (i.e., el arranque del fuste original se verifica por debajo del
nivel que actualmente tiene en las columnas reproducidas con caliza de Sierra
Elvira).
Teniendo en
cuenta que no existe molde alguno que permita reproducir las basas originales,
tanto sus dimensiones como molduras, se decidió tomar como referencia las
dimensiones de las columnas reproducidas con caliza de Sierra Elvira. Es
evidente que este criterio restaurador viola criterios arqueológicos,
pero debe tenerse en cuenta (1) que hemos documentado este hecho (ver más
adelante) y (2) que de esta manera se respeta la instancia, ya histórica, y la
armonía del patio, que de otra forma quedaría distorsionada a no contemplarse
(al menos por ahora) sustituir estas piezas y volver a instalar piezas de
calcarenita.
La
reproducción de la textura de la calcarenita bioclástica se abordó en dos
vertientes: (1) Se reintegró con un mortero con unas características estéticas
similares en cuanto a porosidad y color, y (2) se realizó un acabado
superficial empleando materiales de cantería como la bujarda, que imprimen
rugosidad a las superficies y, en cierta medida, reproducen el estriamiento que
los canteros originales introducían en sus trabajos.
Restauración de las Columnas
Esta fase
pretende eliminar los materiales a base de cemento aplicados en intervenciones
recientes y que afectan la buena conservación de la roca y de las lechadas
“históricas”. Para ello se han realizado intervenciones de eliminación mecánica
de forma totalmente controlada. Estos métodos serán mas delicados a medida que
se aproximen a la superficie original. Los distintos procedimientos de
ejecución son:
·
Eliminación mecánica utilizando herramientas de cantería (cinceles,
gubias, formones, etc.) aplicadas con martillo (particularmente en zonas
gruesas, Foto 25).
·
Eliminación mecánica de retoque con bisturíes, escalpelos, etc... (Foto 26).
·
Saneamiento de las partes arenizadas descubiertas mediante picola y
cincel.
Esta fase ha sido realizada de forma mecánica, eliminando primeramente
aquellos anclajes que no presentaban ningún tipo de dificultad, sacándolos
simplemente con alicates. A continuación han sido eliminados los mas tenaces
cortándolos lo mas cerca de la superficie del pilar y posteriormente son
retirados por abrasión con taladro (Foto
27).
Las sales
solubles presentes en la superficie actual de las columnas o bajo los morteros
de “cemento” fueron retiradas mecánicamente (mediante cepillado), y a
continuación mediante disolución acuosa.
Con este
tratamiento se han eliminado la suciedad, ya sea depositada sobre los restos de
lechada o sobre la piedra. Realizadas las pruebas de disolvencia con distintos
productos, como agua, jabón neutro (SYMPERONIC-N, Tensoactivo no iónico),
tolueno, disolvente nitrocelulósico (tolueno+alcoho etílico), acetato de amilo,
dimetil formamida, sal sóldica del EDTA (± jabón neutro), se optó por retirar
la suciedad con agua, auxiliándonos de procedimientos mecánicos, empleando para
ello espátulas, cepillos de cerda blanda, bisturíes, escalpelos, punteros
finos, etc...
Eventualmente,
en los restos más adheridos, localizados en la basa de caliza de Sierra Elvira
de la columna 2 y en los capiteles, se utilizado con sal sódica del EDTA,
añadida en forma de apósito con pulpa de papel y bicarbonato de sodio, en la
proporción:
Bicarbonato de sodio__________________________ 30% vol.
Sal bisódica del EDTA_________________________ 70% vol.
Pasta de papel________________________________ (hasta
que espesa)
H2O
destilada_________________________________ (hasta
que espesa)
Estos apósitos reblandecen la suciedad y la disuelven en la pasta,
retirándose con posterioridad mecánicamente con ayuda de cepillos y agua (Foto 28). Los agentes limpiadores a
base de sales se aplican sobre la superficie dejándolos actuar el tiempo
necesario (1-2 horas, dependiendo de la zona y grado de adherencia al
substrato). Estas pastas se protegen de evaporaciones aceleradas al ser
cubiertas con plástico. Al retirar los empastes aparecieron, localmente,
“pasmados” y otros cambios de tonalidad. Estos pasmados se eliminaron posteriormente
con la mano de protectivo añadida a las superficies (ver más adelante).
Solo
algunas costras muy adheridas necesitaron la utilización de soluciones muy
diluidas de ácido fosfórico. Este ácido, como todos, ataca la piedra
carbonatada, pero tiene la ventaja de formar fosfato cálcico por reacción con
la misma, por lo que el daño es menor.
La suciedad
adherida a la lechada de cal y yeso se retiró mediante lavado con agua y
cepillado suave, insistiendo con instrumentos metálicos en las zonas donde la
suciedad está más incrustada. Así se va alternando el empleo de cepillo,
cincel, bisturí y compresor, haciendo pruebas para conseguir la mayor eficacia
sin deteriorar el original (al principio se emplea corindón como abrasivo y
después se añade una solución ácida -EDTA-), aunque el empleo de abrasivo a
presión no es suficiente (Fotos
Finalmente,
señalar que después de todas las aplicaciones en las que intervengan productos
químicos, son neutralizadas con agua de forma sucesiva las zonas intervenidas,
para evitar que estos productos puedan seguir actuando en la piedra original.
Para la
consolidación se ha utilizado una resina silicónica, RHODORSIL RC-80 de la casa
Rhône-Poulenc, diluida en solvente nitrocelulósico. Se trata de un compuesto
orgánico a base de silicio formado por formado por moléculas ya polimerizadas
de tipo alquil-alcoxi-silano (Lazzarini y Laurenzi-Tabasso, 1986; Horie, 1987).
Por tanto, no se verifica una polimerización ulterior en el interior del
material pétreo, lo cual constituye una ventaja ya que no es necesario
controlar las condiciones de humedad relativa que condicionan una buena
polimerización. Al estar constituida por polímeros, su penetrabilidad es menor
que la de aquellas resinas constituidas a base de prepolímeros, pero esta
circunstancia no tiene un gran impacto sobre la obra tratada ya que (1) la
elevada porosidad de la calcarenita garantiza una buena penetrabilidad y (2) en
método de aplicación, consistente en aplicar soluciones cada vez más
concentradas, garantiza igualmente buena penetrabilidad. Esto está de acuerdo
con los resultados del estudio de Durán-Suárez (1995) sobre materiales de restauración
consolidantes y protectivos aplicados a la calcarenita de Santa Pudia.
Respecto al
método de aplicación, se han aplicado en primer lugar disolvente
nitrocelulósico por impregnación con brocha y por pulverización mediante
compresor, para garantizar que la mayor parte de la estructura porosa de la
piedra es bañada y favorecer la penetración del consolidante. A continuación se
añadieron secuencialmente soluciones al 10, 25 y 50%. Entre cada aplicación con
soluciones de distinta concentración, se aplicó disolvente nitrocelulósico
puro, para favorecer una ulterior penetración de la resina recién añadida y
para dejar libre de resina la estructura porosa más cercana a la superficie,
que se rellena a continuación con una solución más concentrada. Esto permite
distribuir la resina de forma gradual en el interior de la piedra, de forma que
las cantidades de materia activa disminuyen a medida que aumenta la
profundidad. Así no se crean discontinuidades en las propiedades mecánicas del
material tratado, y las partes más superficiales se consolidan de forma más
enérgica.
Una vez
retirados los repellos de cemento que recubren las basas de las columnas 1 y 3,
y para limitar el ascenso capilar del agua en las mismas, se aplicó en los
orificios de las basas (existentes o practicados ad hoc) la misma resina que
para el caso de la consolidación, RC-80, dadas sus excelentes propiedades
hidrorrepelentes. Este tratamiento, que mejora igualmente las características
mecánicas de las basas, se lleva a cabo mediante inyección con jeringa de
soluciones de consolidante. (Foto 33). La distribución de orificios, de unos
Para conseguir un mortero de reintegración
aceptable, desde el punto de vista mecánico (i.e., poroso y no muy resistente
mecánicamente) y estético (con textura y color similares a la calcarenita),
para las basas y las partes inferiores de las columnas se realizaron primeramente
pruebas con tres tipos base de mortero, que difieren en las proporciones de cal
hidráulica, árido y espumante (Foto 34):
TIPO A: 1
parte de cal hidráulica
2 partes de árido calcarenita
1 parte de poliexpán
TIPO
B: 1 parte de cal hidráulica
3 parte de árido calcarenita
2 parte de poliexpán
TIPO
C: 1 parte de cal hidráulica
3 parte de árido calcarenita
1 parte de poliexpán
A estos tres tipos base se le añadieron
proporciones variables de pigmentos inorgánicos (ocre, siena, sombra y amarillo):
Tipo ocre siena sombra amarillo
A-1*____ 12 ml 4 ml 1 ml 3
ml
A-2______ 4 ml 2 ml - -
A-3______ 6 ml 2 ml - -
A-4______ 8 ml 2 ml - -
A-5______ 3 ml 3 ml - -
A-6______ 1 ml 1 ml - -
B-1*____ 12 ml 4 ml - 3
ml
B-2______ 2 ml 2 ml 1 ml 1
ml
B-3______ 1 ml 1 ml 1 ml 2
ml
B-4_________ - - 1 ml 2
ml
B-5______ 1 ml - 1 ml -
B-6______ 6 ml - - 3
ml
C-1______ 1 ml 1 ml - -
C-2______ 1 ml 1 ml 1 ml -
Nota: Sobre cada el mortero
fabricado, teniendo en cuenta que una parte es 180 cc, se añanden 1p. = 4 ml)
Independientemente
de los criterios texturales, las mezclas realizadas presentaron, tras dos
semanas de fraguado una resistencia mecánica moderada, más bien baja, por lo
que se decidió aumentar la proporción de aglomerante (cal hidráulica). Tras
sucesivos ensayos, se apreció que sólo en la proporción aglomerante:árido = 1:1
se obtenían morteros suficientemente resistentes, aunque no obstante más
blandos que la piedra. Esto supuso perder ciertas ventajas desde el punto de
vista textural, ya que al perder proporción de árido la mezcla se hace menos
parecida a la arenisca calcárea tanto en su granulado como en la pérdida de
porosidad. Por esta razón, se introdujo espumante líquido a las mezclas una vez
localizadas en la hormigonera, además del poliexpán. Por otra parte, se decidió
adicionar cemento blanco a algunas mezclas para hacerlas más resistentes y
poder reintegrar zonas puntuales que lo requerían, así como realizar las basas
completamente con cemento blanco como aglomerante, por las razones aducidas en
el apartado de Criterios de Restauración.
Además, debieron realizarse mezclas específicas para reintegrar los morteros de
unión que unen los tambores y, en las columnas reintegradas (nº 1 y 3), para
simular estos morteros entre las basas y los arranques de los fustes. Estos
morteros se realizaron con cemento blanco y árido grueso formado esencialmente
por fragmentos de rocas carbonatadas, con el fin de simular el árido de estos
morteros originales de unión. Obviamente, estas mezclas no fueron coloreadas.
En
conclusión, las mezclas seleccionadas para ser aplicadas a la obra, en base a
criterios texturales y de resistencia mecánicas son (en partes en volumen):
|
Mortero de basas |
Morteros puntuales |
Juntas de unión |
Mortero de fustes |
Cal
hidráulica |
- |
- |
- |
4 |
Cal
aérea |
- |
2 |
- |
- |
Cemento
blanco |
4 |
2 |
1 |
- |
Arido
calcarenita |
10 |
4 |
- |
4 |
Arido
de río |
- |
- |
3 |
- |
Espumante
líquido |
0.15 |
0.15 |
- |
0.15 |
Polietileno
expandido |
1.5 |
1 |
- |
1 |
Ocre |
0.375 |
0.375 |
- |
0.375 |
Siena |
0.15 |
0.15 |
- |
0.15 |
Sombra |
0.15 |
0.15 |
- |
0.15 |
Amarillo |
- |
- |
- |
0.025 |
Previo a la
aplicación de estos morteros se procedió a la preparación y saneamiento de las
superficies en caso de necesitarlo. Esta preparación consiste en:
·
La limpieza de las superficies con chorros de aire comprimido (a 3-4
atmósferas de presión) y abundante agua para retirar todo el polvo adherido que
impida una buena adherencia
·
Suave consolidación de las superficies con resinas silicónica RC-80
(10% en volumen)
·
La colocación de varillas de acero inoxidable sobre las que se agarran
hilos de acero inoxidable a modo de emparrillado de agarre en las zonas donde
existe fuerte perdida de material, para garantizar la estabilidad del repello
al aplicarse. En algunos puntos de los fustes es necesario taladrar (Foto 35). Los elementos metálicos se
pegan con resina epoxídica (ARALDIT LI-554, con endurecedor HY-965 al 50%),
dada su excelentes propiedades como adhesivo (Foto 36, 37 y 49).
A continuación se aplicaron los morteros de restauración, en sucesivas
capas, utilizando moldes y encofrados (Fotos 41 y 42) para evitar su despegue
de las superficies de la calcarenita. Después se procedió a la aplicación del
mortero a lo largo del fuste aplicándolo de abajo a arriba con palustra,
espátula y presionando para conseguir una mejor adhesión (Fotos 44 y 46). La última capa se alisa con una plana con la
intención no sólo de presionar sino también de dejar una superficie más lisa y
homogénea (Foto 47). Los encofrados
se mantuvieron durante una semana y se regaron a diario para facilitar el
fraguado de los morteros. El riego se mantuvo durante varias semanas una vez
retirados los encofrados (Foto 43).
Para
reproducir las molduras de las basas de las columnas 1 y 3 fue necesario
realizar moldes de escayola. Realizado un estudio preliminar y tomando como
modelo las basas de caliza de Sierra Elvira de las columnas número 15 y 16 del
Patio de
1.
Se eliminan los restos de cementos con cincel,
y con una brocha se limpia la suciedad superficial.
2.
Se
aplica Paraloid B-72, al 10% en disolvente nitroceulósico, como capa de
protección para la piedra. Esta resina acrílica es reversible, a poder ser
retirada posteriormente con en mismo solvente.
3.
Una
vez secas las superficies, se aplican tres capas de Látex y paulatinamente se
entela con gasa y tarlatana.
Finalmente se dan dos capas más de Látex.
4.
Una
vez seco el latex, a las 36 horas, se marcan las zonas de corte y se termina el
proceso con bisturí, despegándose el molde que se presenta de nuevo en la basa. (Foto 38).
5.
Se
realizaron unas cajas con aglomerado (
6.
Se
sellan los moldes de Látex con arcilla y se aplica aceite como desmoldeante
hasta el primer nivel (los moldes se realizaron en tres niveles para facilitar
el manipulado de los mismos al ser colocados en las columnas, además de para
facilitar su rellenado con mortero de restauración). Se divide este nivel en
varias partes utilizando barreras de arcilla y se rellena el molde con lechadas
de escayola y estopa. (Foto 39).
7.
Fraguada
una de las partes se retiran las barreras de arcilla y se aplica barbotina en
las zonas de unión para repetir el proceso con el resto de las partes y
completar el nivel. También se empleará, posteriormente, la barbotina como
desmoldeante entre cada nivel.
8.
Para
aligerar el peso y volumen de la madre se reduce el cajón una vez superado el
primer nivel, aproximando los tableros a la basa.
9.
Sucesivamente
se aplican lechadas de escayola y estopa, cuando fraguan las piezas inferiores,
hasta completar los tres niveles con todas sus partes. Además son realizadas
muescas a modo de asas para facilitar la manipulación de las diferentes piezas.
10.
Fraguado
totalmente el molde, a las 48 horas, se separan las diferentes piezas con ayuda
de espátulas y martillos de goma. (Foto
40). Expuestas las piezas al sol para aligerar el secado, se eliminan con
cepillo y agua los restos de arcilla y escayola.
11.
Con
un paño se seca la superficie de las columnas tomadas como modelo, impregnadas
aún con Paraloid B-72, eliminado finalmente con disolvente nitrocelulósico. Los
pasmados provocados por el disolvente se eliminan con la capa de protección
final.
12.
El
molde de Látex se conservó perfectamente presentado sobre las diferentes piezas
de escayola y rellenado con arena para evitar así la deformación que pudiera
sufrir el molde.
Una vez
fraguados los morteros, al cabo de un mes de su aplicación, se procede a su
acabado. Esta operación consiste en un rebaje y homogeneización de las
superficies mediante cinceles, escofinas y lijas, así como su texturado
conseguido con bujarda acoplada al compresor (1 atmósfera de presión).
Han sido
necesaria la fabricación de algunos instrumentos que se adaptasen a las
necesidades del texturado, tales como una plancha metálica a la que se le han
practicado agujeros con puntillas de acero y a la que posteriormente se le han
hecho unas “asas” de alambre para su mejor manipulación y que ha servido para
el rebaje de la columna y además para conseguir la forma circular de la misma (Foto 50).
Otro de los
instrumentos basado en el anterior nos ha servido para dar un aspecto rugoso a
las superficies y consiste en láminas pequeñas de hojalata, de tamaño
rectangular pegadas sobre un taco de madera y que han sido utilizadas
individualmente mediante ligera presión y movimientos circulares.
Una vez
rebajados y texturados los repellos, se eliminan los granos de poliexpán
añadiendo abundante tolueno sobre las áreas reintegradas. De esta forma se
disuelve el poliexpán, dejando una textura porosa similar a la de la
calcarenita (Fotos
Una vez
fraguados y texturados los morteros, la operación final consistió en la
protección e hidrofugación de todas las superficies. Esta operación ha sido
llevada a cabo aplicando soluciones de resina silicónica RC-80, que ejerce una
acción hidrorepelente (además de consolidante).
El modo de
aplicación consistió en añadir el disolvente nitrocelulósico puro con
compresor, directamente sobre las superficies, para favorecer la penetración de
la solución consolidante-protectiva. A continuación son aplicadas las
disoluciones de resina silicónica y disolvente nitrocelulósica desde una
concentración al 10% hasta un 50%. Aunque se añadieron concentraciones
relativamente elevadas, esta operación no conllevó la aplicación de cantidades
significativas de protectivo-consolidante (sólo se aplicó una suave mano con
cada concentración), ya que su finalidad es meramente protectiva de la
superficie.
Durante
nuestro trabajo de restauración en las columnas del Patio de
En el
proceso de vaciado de morteros en el
interior de los moldes, colocados éstos en la posición adecuada en su
respectiva columna y una vez fraguados, se retiraron los moldes y se observó
que el látex no era un material adecuado para este tipo de intervención. Se
optó entonces por emplear como molde únicamente la madre de escayola.
Debido a
que el fuste de la columna 3 no tiene la misma sección circular en toda su longitud, no se pudo usar una terraja
circular como patrón para todo el fuste. Tampoco dio resultado el empleo de un
sistema que consistía en un listón vertical unido por una bisagra a una pieza
que giraba en el interior de una circunferencia de las mismas dimensiones que
el grosor de la base del fuste (Foto 45).
Finalmente, se decide repellar manualmente. Una vez fraguado se rebajaría la
superficie y se texturaría como se ha explicado en el tratamiento.
Debido a
que en algunas zonas había gran pérdida de calcarenita, la reintegración con
mortero se desplomaba por el peso.
En la
columna 1 fue necesaria la colocación de un acetato flexible que se adaptara a
la curva del fuste. Se sujetó con dos terrajas y cuerdas para evitar que se
descolgase mortero mientras fraguaba (Foto
48). Posteriormente se retira observando un desnivel con respecto al
original que se solucionaría con el rebajado. En este repello se utilizó un
mortero mixto a base de cal hidráulica y cemento blanco. En la columna 3, se
evitó el descolgamiento del mortero con un tablón sujeto por un travesaño hasta
que fraguó la mezcla.
En zonas
puntuales de la columna 1 se encontraron separaciones
entre el mortero de reintegración y la
calcarenita, que llegan a desprenderse
durante el proceso de rebaje texturado. Para consolidar las uniones inyectó
resina Epoxi (50% resina epoxi-50% endurecedor).
Todos los problemas relacionados con la adhesión del mortero al substrato pétreo han podido deberse a (1) una deficiente preparación y/o aplicación de la mezcla, (2) la escasez de anclajes de acero inoxidable, y (3) la preconsolidación (suave) con un consolidante hidrorrepelente. De todos ellos, la segunda de ellas es considerada como la más importante, sin que ello quiera decir que el efecto de las otras dos no haya ayudado al desarrollo de estos problemas (que no obstante han sido puntuales). Recomendamos que este aspecto se tenga particularmente en cuenta en futuras intervenciones.
Columnas 1 y 3 finalizadas
Durán Suárez, J. (1995). Estudio de consolidantes y protectivos para restauración de material pétreo. Tesis Doctoral. Universidad de Granada. 369 pp.
Durán Suárez, J. García Casco, A. y Rodríguez Gordillo, J. (1996). Alteracion Petrea en Estacion Experimental Ambiental (ensayos no acelerados). VI Congreso Nacional y Conferencia Interancional de Geología Ambiental y Ordenación del Territorio, Granada, p19-34.
Félez, C. (1979) El Hospital Real de Granada. Los Comienzos de
Gallego y Burín, Antonio (1995) Granada. Guía Artística e Histórica de
García-Casco, A. y Durán-Suárez, J.A.
(1994) Estado de Conservación y Proyecto
de Restauración del Patio de
Guardia Olmedo, J., Gómez Moreno, J.M., López Guzmán, R. y Prieto Moreno, J. (1986) Arte y Deterioro en los Monumentos Granadinos. Catedral, Chancillería y Palacio de Carlos V. Universidad de Granada, 140 p.
Horie, C.V. (1987) Materials for Conservation. Organic Consolidants, Adhesives and Coatings. Butterworths, London, 281 p.
Lazzarini, L. y Laurenzi-Tabasso, M. (1986) Il Restauro della Pietra. Ed. Dott. Antonio Millani, Padova, 317 p.
Rossi-Doria,
P.R. (1986) Mortars for restoration. Matériaux
et Constructions, vol. 19, nº 114, 44-448.
Sebastián, E., Rodriguez Gordillo, J.,
Soriano, J. y Velilla, N. (1990) Estudio de los materiales, procesos de
alteración y propuestas restauradoras en el patio de
Foto 1. Columna 1: Vista frontal. |
Foto 2.- columna 1: Vista lateral izquierda. |
Foto 3. Columna 1: Vista posterior |
Foto 4.- Columna 1: Vista lateral derecha |
Foto 5. Columna 2: Vista frontal. |
Foto 6: Columna 2: Vista lateral izquierda. |
Foto 7. Columna 2: Vista lateral derecha. |
Foto 8: Columna 2: Vista posterior. |
Foto 9. Columna 3: Vista frontal. |
Foto 10: Columna 3: Vista lateral izquierda. |
Foto 11. Columna 3: Vista lateral derecha. |
Foto 12: Columna 3: Vista posterior. |
Foto13. Columna 2. Basa realizada con piedra de Sierra Elvira (intervención anterior). |
Foto 14. Basa realizada con cemento (intervención anterior).Se aprecian las grietas en el cemento de reintegración. |
Foto 15 Columna 3. Detalle del fuste realizado con cemento. Destaca una gran grieta. |
Foto 16 Columna 1. Detalle de la fractura del cemento de reintegración debido a la diferencia en las propiedades del mortero y la calcarenita. Faltas en la reintegración. |
Foto 17 Detalle del fuste de la columna 1. Falta del mortero de reintegración que ha arrastrado parte del sustrato pétreo. |
Foto 18 Columna 3. Fuste. Arenización de la calcarenita producida por el ataque químico de soluciones acuosas. |
Foto 19 Detalle de la arenización. |
Foto 20 Columna 1. Detalle de capiteles y arranques de los arcos. Se observan manchas y detritus de paloma. |
Foto 21. Columna 3. Capitel. Se observan manchas y detritus de paloma. |
Foto 22. Columna 1. Detalle del fuste se aprecia la existencia de musgo sobre la calcarenita. |
Foto 23. Columna 1. Detalle de la superficie del fuste. Acumulación de suciedad y polvo sobre la lechada producto de la contaminación atmosférica. |
Foto 24. Columna 1. Clavos oxidados (intervención anterior). |
Foto 25. Eliminación mecánica del cemento de intervenciones anteriores. |
Foto 26. Eliminación mecánica del cemento y la lechada. |
Foto 27. Columna 1. Llaga. Se observan clavos oxidados. |
Foto 28. Columna 2. Aplicación de la papeta en la basa de caliza de Sierra Elvira. |
Foto 29. Columna 2. Limpieza química y mecánica superficial. |
Foto 30. Columna 1. Limpieza química y mecánica superficial. |
Foto 31. Sistemas de limpieza: Compresor, cepillos y papeta. |
Foto 32. Columna 1. Testigo de limpieza en el fuste. |
Foto 33. Columna 1. Inyección de consolidante en los orificios practicados en el perimetro de la base. |
Foto 34. Pruebas de mortero. Color y resistencia mecánica. |
Foto 35. Columna 1. Realización de orificios para la colocación de pernos. |
Foto 36. Columna 1. Pernos de sujeción de morteros de reintegración. |
Foto 37. Columna 1. Detalle de los pernos de anclaje. |
Foto 38. Despegado del molde de látex realizado a partir de la columna 15. |
Foto 39. Vertido de yeso en el cajón del molde. |
Foto 40. Desmontaje de las piezas de yeso. |
Foto 41. Columna 3. Colocación de la parte inferior del molde. |
Foto 40. Columna 3. Rellenado del molde. |
Foto 43. Columna 1. Reprodución de la basa. |
Foto 44. Columna 1. Proceso de reintegración. Mortero aplicado con espátula y nivel. |
Foto 45. Columna 3. Instrumento para la distribución homogénea del mortero. |
Foto 46. Columna 3. Aplicación del mortero de restauración en el fuste. |
Foto 47. Columna 3. Alisado de la superficie del mortero con planas. |
Foto 48. Columna 1. Sujeción del mortero del primer tambor. |
Foto 49. Columna 3. Detalle de la basa momentos antes de colocar el molde. |
Foto 50. Plancha metálica utilizada para el rebaje y texturado de las columnas. |
Foto 51. Columna 1 una vez concluida la restauración |
Foto 52. Columna 2 una vez concluida la restauración |
Foto 53. Columna 3 una vez concluida la restauración. |
Foto 54. Vista general de las 3 columnas una vez restauradas. |
Foto 55. Vista lateral de las 3 columnas una vez restauradas. |
Foto 56. Columna 1. Capitel una vez restaurado. |
Foto 57. Columna 2. Capitel una vez restaurado. En la moldura superior se aprecia las reintegraciones de soporte con mortero de restauración. |
Foto 58. Columna 3. Capitel una vez restaurado. |
Foto 59. Columna 3. Detalle. Se observa el acabado y texturado del mortero de restauración. |
Foto 60. Columna 2. Detalle. Se aprecia la porosidad y textura de la piedra original. |
Foto 61. Columna 1. Zona superior con el tambor original y zona inferior con el tambor reintegrado, con mortero de unión en la junta. |
Foto 62. Columna 1. Detalle tras la restauración. |
Foto 63. Columna 1. Detalle posterior. |
Foto 64. Columna 2. Detalle de basa y fuste. |
Foto 65. Columna 3. Detalle de basa y fuste. |
Última modificación: 13 febrero 2020 16:58