Gazeta de Antropología
Gazeta de Antropología, 1990, 7, artículo 02 · http://hdl.handle.net/10481/13681
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Publicado: 1990-06
De la etnología en Francia. Entrevista con Martine Segalen
Ethnology in France: Interview with Martine Segalen

Martine Segalen
Centre d'Ethnologie Française, CNRS. París.

Entrevista por José A. González Alcantud
Asociación Granadina de Antropología. Granada.

Traducción de Rafael Briones Gómez


RESUMEN
La antropóloga entrevistada es directora del Centre d'Ethnologie Française, del CNRS. El texto pasa revista a algunos aspectos históricos y actuales de la investigación antropológica en Francia.

ABSTRACT
Martine Segalen is a female anthropologist, director of the Centre d'Ethnologie Française, in the CNRS, Paris. This text reviews some historical and current aspects of anthropological research in France.

PALABRAS CLAVE | KEYWORDS
etnología en Francia | Martine Segalen | historia de la antropología | investigación etnológica | ethnology in France | history of anthropology | ethnological research


El Centre d'Ethnologie Française constituye una sección del CNRS, el gran «patrón» de la investigación experimental y social en Francia, cuyo equivalente pobre en España sería el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El CEF se encuentra asociado a una institución de gran tradición entre los etnógrafos franceses, el Museo Nacional de Artes y Tradiciones Populares, entre cuyos impulsores se encontraron en el pasado figuras tan señeras de la antropología como A. van Gennep o G. H. Rivière. Estas instituciones, CEF y Museo, aúnan, por tanto, dentro de un mismo edificio, ubicado en el muy parisino Bois de Boulogne, dos tareas importantes para la Etnología: el estudio de los fenómenos sociales y la conservación de la cultura material. Madame Martine Segalen, nuestra entrevistada, fue elegida no hace mucho directora del CEF. Segalen es uno de los principales etnólogos franceses cuyos intereses científicos se han centrado en la propia Francia. Sus publicaciones son numerosísimas, y están consagradas preferentemente al estudio de la familia rural francesa, habiendo aparecido en editoriales de tanto renombre como PUF o Du Seuil.

Gazeta de Antropología. Madame, este centro de investigación que usted dirige debe ser modélico. Su larga tradición y la cantidad y calidad de los investigadores que trabajan en él nos lo hace suponer. Es un lugar privilegiado de observación del estado actual de la etnología francesa. Dígame: ¿Persiste en Francia la vieja rivalidad entre folcloristas y etnólogos como en los tiempos de Marcel Mauss y Arnold van Gennep?

Martine Segalen. No, yo no creo que pueda decirse esto ahora. En los tiempos de Mauss y van Gennep, es decir en los años 1930-1940, incluso en los cincuenta, puesto que van Gennep murió a finales de esa década, existía una distinción que era que los folcloristas estudiaban la cultura popular de su país, y los etnólogos, siempre en la terminología francesa, eran los investigadores que se interesaban por las sociedades no europeas. Los folcloristas han aportado, pues, una inmensa cantidad de conocimientos sobre la cultura popular de Francia, esencialmente sobre la cultura de los campesinos, sobre sus saberes, objetos y sociedades. Actualmente no se puede decir que existan investigadores folcloristas; incluso los que trabajan en el campo del folclore -como yo lo llamaría- se autodenominan etnólogos: alguien como Nicole Belmont, por ejemplo, del Laboratorio de Antropología Social, que trabaja sobre el folclore, es o se considera etnólogo o antropólogo. Así que no hay una rivalidad propiamente dicha, por una parte; por otra, creo que el campo de intereses de los etnólogos se ha desplazado. Hasta los años cincuenta y sesenta se trataba de un campo bastante bien delimitado que estudiaba la cultura popular tradicional en vía de desaparición, todo lo que iba a desaparecer a causa de la modernización, de la industrialización, de la urbanización. Ahora esa sociedad ha desaparecido y los etnólogos intentan comprender las sociedades y las culturas de lo contemporáneo, o sea, los fenómenos que clásicamente se estudiaban, como eran lo doméstico, el parentesco, la religión, la enfermedad, la medicina, pero en el contexto actual con todas sus complejidades. Lógicamente yo diría que no hay rivalidad porque ya no hay folcloristas; existen sólamente gentes que se interesan en grados diversos por la articulación con el pasado de los fenómenos contemporáneos.

Gazeta. Insistamos en las enemistades reales o figuradas. Durante mi estancia en París he tenido ocasión de escuchar diversas anécdotas sobre las relaciones personales entre grandes patricarlas de la Etnología como R. Jaulin y C. Lévi-Strauss, o entre los ya mencionados van Gennep y Mauss. Sus enemistades teóricas nos son conocidas por sus libros, no así las personales que circulan de boca en boca. La pregunta creo que tiene interés para desentrañar la emersión del pensamiento, de las escuelas, etc. ¿Qué fue antes la oposición personal o la oposición intelectual? ¿O fueron paralelas?

Segalen. No tengo elementos para responder sobre estas rivalidades o enemistades personales. De lo que yo conozco sólamente sé del caso del fundador de este Museo y centro de investigación, Georges Henri Rivière. Fue una personalidad extraordinaria, y se cuenta que si creó el Museo fue entre otras cosas porque quería tener una buena situación en relación al doctor Rivet, quien había creado el Museo de Trocadero y del que había sido adjunto en ese museo. Hay ciertamente historias de rivalidad personal. Otro caso es el de Marcel Maget, más que el de Marcel Mauss; Maget ha sido uno de los grandes etnólogos que han contribuido a transformar el folclore en ciencia etnológica; había leído mucho a Robert Redfield. Pues bien, Georges H. Rivière y M. Maget tenían una enemistad personal muy fuerte; Rivière poseía una personalidad que puede explicar en parte el futuro de este museo: No quería más que gente muy entregada, preferentemente mujeres que no estuviesen casadas o sin niños, que pudiesen dar todas sus energías al museo. Pero, yo no puedo responder a una pregunta tan grave como esta de las enemistades... Algunas veces las enemistades han permitido la producción de textos totalmente extraordinarios. No sé si usted ha leído las peleas entre Pierre Clastres y Godelier, por ejemplo, son cosas fantásticas; se puede decir que esto hace avanzar la teoría en cierta forma; el mismo Godelier se vio obligado a reflexionar más cuando Clastres murió.

Gazeta. Desaparecieron los folcloristas, pero permanecieron los etnólogos amateurs, generalmente eruditos de pueblo, maestros y profesores de secundaria, médicos... ¿Acepta el mundo académico la producción de esos investigadores? O formulando la pregunta de otra forma, ¿existen buenos trabajos de los etnólogos amateurs? Finalmente, ¿hay una relación más estrecha entre los amateurs y los etnólogos de la periferia?

Segalen. En el siglo XIX, los etnólogos, es decir, los que eran folcloristas eran amateurs, porque no había en Francia cátedras, no había enseñanza del folclore, al contrario de lo que ocurría en otros países como Alemanía, Suiza o Suecia. Paul Sébillot, por ejemplo, fue un notable folclorista que nunca vivió de su trabajo como tal. Pues bien, ahora en Francia ser etnólogo profesional es o estar en el CNRS o estar en la Universidad; etnólogos amateurs propiamente dichos yo diría que hay pocos. Actualmente tenemos una tercera categoría que son la gente que trabaja para el Ministerio de Cultura en las direcciones provinciales; esta categoría de investigadores está muy ligada al gran cambio de la regionalización. Los etnólogos regionales existen, pues, en muchas provincias y regiones, aunque no en todas. También es verdad que hay personas que intentan federarse en asociaciones locales con el fin de constituir museos... Los etnólogos amateurs están más bien agrupados en torno a la defensa del patrimonio. Los profesionales están forzosamente en contacto con los amateurs, puesto que cuando se hace trabajo de campo, por definición , se va a buscar a esta gente. Pero, la dificultad real consiste en que hay muy pocos puestos de etnólogos profesionales en Francia; es muy lamentable. Respecto a la calidad del trabajo todo depende de los casos... Lo que sí podemos decir es que comprobamos una cierta sensibilización hacia la etnología entre determinados cuerpos profesionales como el de enfermeras. Aquí tenemos una investigadora del Laboratorio, Françoise Loux, que trabaja mucho con la profesión de enfermería. También ocurre en la enseñanza secundaria, o incluso en la primaria, donde se intenta sensiblizar a los maestros, sobre todo aquellos que trabajan con niños de procedencias no europeas. Pero desgraciadamente es muy poco lo que se hace. Es muy difícil para la gente que no son profesionalmente etnólogos el poder sobrevivir.

Gazeta. En la misma línea, explique el funcionamiento y la naturaleza de la Mision du Patrimoin Ethnologique.

Segalen. La Mision del Patrimonio Etnológico fue creada en 1979. Ha tenido un papel muy importante en la orientación de la investigación y yo diría que en la cristalización de un cierto número de temas de investigación, que el CNRS no ha querido o no ha podido llevar a cabo. El CNRS selecciona a sus investigadores por sus proyectos individuales, pero no por una política global de investigación. En cambio, la Misión, en sus diez años de existencia, se ha convertido en el único lugar, o uno de los pocos, donde los etnólogos pueden obtener contratos para estudiar cosas tan importantes como el parentesco, los saberes industriales, los saberes naturalistas, la artesanía, los saberes domésticos y su transmisión, etc. Así la Misión ha tenido un papel directivo muy profundo, suscitando la investigación, y además ha tenido un segundo papel muy importante, con su presencia a nivel regional y local y su presupuesto, lo que le permite decir sí o no a la creación de tal museo o de tal proyecto de investigación. También ha tenido un rol en el agrupamiento de los etnólogos locales, que están en el límite del amaterismo, al obligarlos a federarse, a organizarse, porque la Misión no quería (¿cómo diría yo?) financiar un proyecto individual en tal sitio, sino que mirando el mapa de Francia se pensaba que allí debía crearse un polo de investigación; esto ha provocado el surgimiento de agrupaciones de intereses en Rhônes-Alpes, o en lo que se llama PACA, es decir, Provence-Alpes-Côte d'Azur. De ahí su lugar fundamental en la constitución del nuevo paisaje etnológico francés.

Gazeta. Abundando en la cuestión de la formación de los nuevos etnólogos, en España hubo un tiempo, quizás algunos todavía lo entiendan así, en que el aspirante a antropólogo debía hacer una investigación monográfica, basada en un trabajo de campo de un año de duración en una comunidad rural. Entre nosotros se ha convertido en un lugar común hablar, a propósito de la inevitable monografía, de rito de pasaje. ¿Cómo se contempla en Francia en la actualidad esa iniciación etnológica?

Segalen. Yo diría que, primeramente, los jóvenes etnólogos ahora están muy bien formados, posiblemente mejor de lo que lo estaban los de hace veinte años. Veo muy bien cómo se plantea esto en la Universidad París X-Nanterre, a la que yo pertenezco. Allí la formación en etnología comienza dos años después del bachillerato, en la Licence; desde ésta los estudiantes deben hacer un trabajo personal, para después hacer la maîtrise que precede al Diploma de Estudios Profundizados (DEA), y finalmente la tesis de Tercer Ciclo. En la maîtrise se pide a los estudiantes "europeístas" la realización de un trabajo de campo. Quiere esto decir que los africanistas van a hacerlo si pueden o si no tienen medios para ir a Africa hacen trabajos de bibliografía, mientras que nosotros exigimos el trabajo de campo, y por el nivel exigido en Nanterre los estudiantes deben emplear unos dos años, al final de los cuales entregan una memoria de unas cien páginas. No se les pide que vayan a un pueblo, porque las monografías de pueblos tuvieron éxito aquí en los años cincuenta, pero no hoy día. Pienso en los trabajos hechos por algunos de mis alumnos, por ejemplo, sobre la fiesta de Santa Catalina entre los grandes modistos u otro trabajo sobre los peleteros de París. Es un trabajo de campo que es al mismo tiempo un trabajo de iniciación, pero que es algo más que iniciación. En otro tiempo, en la época en que yo hacía mis estudios, los campos franceses servían de lugares de iniciación para los africanistas; o sea, que se les llevaba a un pueblo y este pueblo servía un poco de conejillo de indias, por decirlo así. Pero los europeístas se han rebelado contra ésto, argumentando: ¡caramba!, llegan con un montón de estudiantes y nos pisan y estropean el terreno. Pero se puede afirmar que los etnólogos de Francia, al no tener el terreno demasiado lejos, hacen trabajo de campo desde el principio, con toda certeza.

Gazeta. Bretaña y Occitania constituyen los principales dominios de la etnología francesa interior contemporánea...

Segalen. Eso no es verdad... Yo pienso que esa creencia es falsa, porque esto acreditaría la idea de que se estudían sólo las regiones que tienen una identidad fuerte. La identidad de estas regiones está últimamente en plena renovación, y además hay etnología en todas las regiones de Francia; pienso en Alsacia, en el centro, en la región Rhônes-Alpes, en el sur, etc. Es completamente falso que sólamente existan Occitania o Bretaña; es más, Bretaña es una región poco estudiada en relación con otras. En segundo lugar la manera como usted me pregunta da a entender que la etnología consiste en el estudio de la cultura popular. Hay muchísimos trabajos y reflexiones sobre qué es la cultura popular, muchas discusiones con los historiadores, muchas cosas escritas en los años setenta y ochenta. Está claro, en todo caso, que actualmente la etnología no es necesariamente el estudio de las capas, digamos, subalternas, oprimidas, dominadas, ya sean campesinos u obreros; hay ahora una etnología de la clase burguesa e incluso proyectos de estudios sobre la nobleza en la Francia actual; así que se ha separado completamente de lo popular.

Gazeta. Bien, tratemos, pues, de un tema no periférico. Hace pocos años aun poseía París en pleno dentro de la ciudad unos mercados, les Halles, enormemente bulliciosos y populares; estaban albergados, además, en unos pabellones (le pavillon Baltard) extremadamente interesantes desde el punto de vista de las artes contemporáneas, ya que eran modernistas. Y sin embargo, fueron demolidos después de una sonada polémica. En su lugar se levantó una de esas faraónicas obras del París moderno, el Forum de les Halles, caracterizado por el orden racionalista, la asepsia, la limpieza, las boutiques, los vigilantes jurados...¿Piensa usted que ese tránsito de "lo popular" a "lo burgués" en el caso de les Halles ha empobrecido la vida urbana del barrio?

Segalen. El etnólogo se interesa por lo edificado, pero se interesa ante todo por la relación entre los hombres y la edificación. ¿Qué se puede decir del pabellon Baltard? El pabellón Baltard no era un lugar de residencia, era un lugar de trabajo, de intercambio. Se han realizado trabajos sobre les Halles tradicionales, puesto que la etnología se interesa mucho por las ferias y mercados, cualesquiera que sean los lugares que los rodeen. Ahora bien, el hecho de que un alcalde tenga una cierta política urbanística no tiene nada que ver con la etnología; simplemente se constata que hay lugares que en una época son considerados patrimonio y en otra no. Lo mismo se podría decir de Haussmann que arrasó las calles de París para abrir grandes avenidas. En el barrio en que yo trabajo, en Nanterre, se arrasaron en los años cincuenta kilómetros de pequeñas casas unifamiliares para construir grandes edificios para alojar a muchísima gente. Esto no era por desprecio hacia la gente que estaba allí, sino que era por necesidades de la sociedad francesa. Bien, acto seguido, ¿qué hace el etnólogo? Estudia la vida en las casas unifamiliares, y más adelante la vida en los grandes edificios, y dice que las relaciones sociales son de esta o de otra manera. Esta es la única respuesta que puedo darle, porque la política urbanística del ayuntamiento es una cosa y el trabajo de etnólogo otra.

Gazeta. ¿Cuáles son los principales problemas teóricos, y en consecuencia las principales líneas de investigación, de la antropología francesa? Los andaluces, por ejemplo, hemos optado casi exclusivamente, por el estudio de la fiesta, por la importancia que tiene en la cultura regional.

Segalen. Usted plantea una cuestión muy crucial. Pienso que ha habido tal diversificación de trabajos de etnología en Francia en los últimos veinticinco años que no podemos hablar de líneas acumulativas. Es una ciencia que se ha formado, sobre todo en el apartado africanista, en torno a teorías sobre qué es el estado, qué es la nación, cuál es el rol del parentesco en sociedades sin estado, etc. Hay, pues, teorías y gente que discute dentro de ese cuerpo de teorías. No tenemos una sola línea directriz. Yo, por ejemplo, trabajo sobre el parentesco, y ahí ha habido intentos por meterse en las cuestiones generales planteadas por LéviStrauss y Françoise Hebétier, o sea sobre el parentesco en las sociedades complejas. Pero no sólo existe este apartado. tenemos muchísismos trabajos sobre la identidad, sobre lo religioso, lo mágico y lo sagrado. Creo que lo que caracteriza el período actual es que los etnólogos que trabajan sobre Francia están muy atentos y se preocupan mucho por tener un diálogo con los etnólogos que trabajan sobre el mismo tema en otras áreas culturales. Pero no tenemos todavía trabajos acumulativos ni una teoría única. Además cuando se trabaja con lo contemporáneo, con las ciudades, es necesaria la colaboración entre varias disciplinas, con la geografía humana, con la sociología, con la historia. Le repito, no hay una sola línea teórica. Y lo que contribuye a hacer poco acumulativo este saber es lo siguiente: los folcloristas, hasta los años 1940-1950, tenían como ambición el establecer grandes mapas etnográficos, para establecer regularidades. Su problema era: ¿dónde existe tal costumbre en Francia? Por ejemplo: ¿se queman antorchas en tal fiesta? Su finalidad era tener corresponsales regionales que respondieran a su cuestión, y luego hacer mapas y decir si existe o no existe tal costumbre. Pero, efectivamente esto era muy pobre desde el punto de vista de la información sociológica. En cambio, desde hace unos diez años los investigadores trabajan sobre microterrenos, y por tanto su saber no llega a pasar al peldaño superior. Este es el gran problema actual...

Gazeta. La generalización...

Segalen. Efectivamente. Yo veo, por ejemplo, que los historiadores se plantean cuestiones como la Francia del período 1939-1949, y establecen redes de corresponsales, como los folcloristas de los años cuarenta, enviándoles cuestionarios y pidiéndoles que encuentren fuentes locales de información. Sin embargo, en etnología no se hace. No se tienen redes de corresponsales, porque se cree que no es necesario saber si una fiesta existe o no para conocer su sentido. Lo interesante es sumergirse dentro de la fiesta, ver cuáles son los actores sociales, su sentido simbólico, etc.

Gazeta. Libros como el de M. Ozouf sobre las fiestas de la Revolución francesa pusieron sobre el tapete hace pocos años la colaboración entre antropología e historia. Tengo entendido que esta colaboración ha sido muy fecunda en Francia. ¿Es cierto?

Segalen. Es sobre todo la historia la que ha importado los conceptos, o al menos los intereses de la antropología. La historia era positivista, se interesaba por la política, y explicaba las cosas en términos de consecución: esto ocurrió antes, esto después, etc. Y se llegó a un momento en que, por un cúmulo de circunstancias, se comenzó a interesar por la historia del pueblo: cómo comía la gente, cómo dormía, cómo se vestía, etc., etc. Así fue la fecundación. De otro lado, los etnólogos que estudian un pueblo o una ciudad o lo que sea tienen necesidad de comprender los elementos de la sociedad en una continuidad histórica, lo que los diferencia de los etnólogos exotistas que estudian sociedades de las que se dijo que carecían de historia, o simplemente sobre las que no había documentos inmediatos. No obstante, me doy cuenta de que hay muchos africanistas que trabajan sobre la historia de la colonización y utilizan documentos históricos. Los etnólogos de nuestras sociedades han utilizado abundantemente la documentación histórica; para personas como yo que trabajan sobre el parentesco y la familia, el tiempo y su proceso deben ser tenidos en cuenta. Así que por fuerza se hace uno historiador en un cierto momento.

Gazeta. Usted es una gran especialista en parentesco, pero con una peculiaridad: lo estudió en sociedades complejas como la bretona. El estudio clásico para las sociedades "simples" es Les structures élémentaires de la parenté de C. Lévi-Strauss; en este libro Lévi-Strauss proponía la posibilidad de desvelar las estructuras del parentesco en las sociedades complejas, urbanas principalmente. ¿Es ésto posible? ¿Está acabado el trabajo de Lévi-Strauss?

Segalen. ¿Quiere usted decir que no tiene fin? Mi objetivo no es ciertamente ese, porque Lévi-Strauss es en realidad un filósofo de la sociedad que busca invariables a través de las culturas humanas. Yo no tengo ni la misma ambición ni la misma capacidad. Me intereso más modestamente en microproblemáticas como la oposición igualdad/desigualdad. Actualmente lo que me gustaría, ya que tengo tres trabajos de investigación sobre la igualdad en regiones igualitarias, es reflexionar un poco qué es una sociedad igualitaria y qué ocurre para que los hijos sean desiguales. O también en una sociología más contemporánea de la familia, me veo abocada a ir a reuniones donde se habla de la uniformidad demográfica europea, donde se explica que los europeos son todos iguales, hacen lo mismo, algunos países con un poco de retraso, como España, etc. Y yo, sin embargo, estoy todavía convencida de la diversidad de culturas europeas. A mí me gustaría trabajar en esos temas. Como puede observar eso no se parece en nada a las hermosas perspectivas levistrausianas.

Gazeta. De entre esos grandes viajeros, filósofos y etnólogos de tradición francesa se suele citar mucho, de unos años a esta parte, a Victor Segalen. Sabemos que usted posee una cierta relación de parentesco con Segalen.¿Incidió ese parentesco en su decisión de consagrarse profesionalmente a la etnología?

Segalen. Hoy día, Victor Segalen es citado por todos los etnólogos. El año pasado se le dedicó un Coloquio. De alguna manera ha alcanzado la fama de LéviStrauss, ya que al mencionarlo, por ejemplo, no hay siquiera necesidad de señalar la fecha y la página. Se dice Segalen ha dicho esto y basta. Su experiencia es una especie de paraíso para todos los etnólogos que van a buscar lo lejano, lo del más allá, lo exótico, aunque la trayectoria de Segalen, tal como yo la conozco, sin haber estudiado todas sus obras en profundidad, es que el exotismo fue a buscarlo en el fondo de sí mismo, embargándolo una suerte de desesperanza que lo llevó a la muerte rápidamente. Por mi parte no voy a compararme con Victor Segalen, puesto que él fue un escritor extraordinario y yo soy una simple investigadora de base. Personalmente, después de hacer Ciencias Políticas, comenzé una carrera comercial en los grandes almacenes. Aborrecí el comercio; tuve ganas de hacer otra cosa y me interesé mucho por los indios de México, pero mis avatares personales y familiares han hecho que me centre en Francia, y, luego, mis maestros han sido demógrafos del Instituto de Estudios demográficos, como Alain Girard que escribió un gran libro sobre la elección de cónyuge, que ha relanzado la sociología de la familia. Yo me clasifico entre los investigadores que hacen trabajo de campo, lo que ayuda a otros a hacer síntesis. Así pues, mi relación con Victor Segalen es muy lejana.

Gazeta. Salgamos del área francesa. El estudio de las culturas mediterráneas requirió la atención durante los años sesenta y setenta, si no en la misma posguerra, de la antropología inglesa y de Estados Unidos. Esta situación ha cambiado mucho hoy, incluso por la manifiesta hostilidad de los autóctonos, o lo que es más, de los intelectuales indígenas; a ello ha contribuido la emersión de los nacionalismos. ¿Qué opina usted, como etnóloga y ciudadana, de una antigua potencia colonial?

Segalen. En mi opinión esa situación se da más en los antiguos países coloniales, no en los mediterráneos, si exceptuamos Argelia, Túnez y Marruecos. Esa reacción se da en Afganistan, pero no en la sociedades mediterráneas de Europa.

Gazeta. No opino igual. Le pongo el ejemplo andaluz: En Andalucía hay algunas personas del pequeño mundo de la antropología que se han opuesto por escrito y verbalmente de manera muy virulenta a los trabajos realizados por extranjeros. Esta hostilidad se cumple en el caso concreto del libro del señor Pitt-Rivers sobre Grazalema, alguna de cuyas críticas aparecieron paradójicamente en revistas de Estados Unidos.

Segalen. Un andaluz que critica el trabajo hecho por un extranjero en Andalucía... Eso puede estar exacerbado por nacionalismos locales, pero si no se sale de esto no saldremos adelante. Yo, por ejemplo, tengo un apellido bretón porque por casualidad me casé con alguien que lo tenía, y eso te puede facilitar o no el trabajo entre los campesinos de Bretaña.Es verdad que hay gente que se presentan como nacionalistas o fundamentalmente como bretones, y que vienen a decirte: qué viene ésta a hacer aquí, esta extranjera en nuestra casa. Es cierto que se encuentran también este tipo de reacciones. Considero que es algo enfermizo, porque esto llevaría a decir que nosotros hacemos sólamente etnología francesa, que no se pueden estudiar más que cosas nuestras, en nuestro perímetro. Observo la misma reacción en la constitución de los museos locales, en los que se llega a absurdos tales como a decir que los muebles de tal pueblo no podrán ser expuesto en otro pueblo. Desde ese momento no acabaremos nunca, ya que no podremos conservar los muebles, ni exponerlos adecuadamente.

Gazeta. Pienso que esas reacciones se dan sobre todo en los países más conflictivos políticamente y en aquellos en que los autóctonos han sido estudiados en exceso por gentes ajenas a su cultura.

Segalen. Probablemente. También es verdad que siendo países que se han desarrollado económicamente más tarde, los españoles o los protugueses puedan tener la sensación de que son los salvajes estudiados por los norteamericanos. Justamente, discutía hace poco con una etnóloga norteamericana que me decía que Francia está poco estudiada por los ellos porque tienen un poco de miedo. Y además, porque Francia aparece como un país de gran cultura, lo cual no quiere decir que España no aparezca también como un país de gran cultura, pero se tiene más una imagen de país atrasado, exótico, etc. Jesús Contreras y otros colegas de Barcelona me cuentan que los etnólogos norteamericanos son de una ingenuidad extraordinaria."Cuando vuelven de campaña comentan: He estado en tal pueblo; tienen electricidad, tienen televisión...Pero, ¿qué se creen esos americanos?". En fin, guardando las proporciones, podemos nosotros, en cuanto etnólogos de Francia, tener las mismas reacciones, ya que yo, por ejemplo, conozco muchos etnólogos que trabajan en Francia al haber tenido que dar mi opinión sobre su trabajo para la solicitud de becas. Se trata de gente que vienen y de los que jamás se oye hablar en Francia. Nunca jamás toman contacto con sus colegas franceses. Vuelven a Estados Unidos, publican su asunto y no se toman la molestia de hacérnoslo conocer. Creo que en el momento en que el investigador local da a conocer sus trabajos a otros colegas es cuando deja de estar aislado en su torre de marfil.

Gazeta. No se puede tampoco generalizar la situación excesivamente, ya que en la misma Andalucía, la crítica a Pitt-Rivers no es cortapisa para que próximamente un grupo de etnólogos de la región y de fuera de ella lo homenajeen con motivo de su jubilación. Confundir crítica con cuasixenofobia está contraindicado para el debate intelectual. Y puesto que el homenaje se lo hará una revista, El Folk-lore Andaluz, que, junto con la Gazeta de Antropología, es una de las dos únicas que están consagradas al tema etnólogico en Andalucía, tratemos de problemas similares en Francia, como la revista que ustedes publican desde hace años en este Centro, Ethnologie Française.

Segalen. No es sencillo de explicar, porque tenemos pocas revistas de ámbito nacional. Las revistas de historia marchan mucho mejor. Una gran revista como Annales incluso gana dinero. Hace falta, para que nuestras revistas alcancen un cierto equilibrio, que tengan alrededor de mil o mil doscientos suscriptores por número. No estoy segura de llegar a esta cifra. Porque o bien tenemos editores que distribuyen mal las revistas, y entonces no se trata de un problema de calidad nuestra sino de distribución, o bien las bibliotecas universitarias tienen los créditos cortados. L'Homme tiene un campo mayor, puesto que trata de la etnología del mundo entero. El problema de Ethnologie Française no es un problema de materiales, porque ahora se piensan los números con antelación muy bien. Es más bien un problema de equilibrio económico, de subvenciones que en cada ocasión tenemos que buscar. Ahora acaba de pasar por un período difícil, al haber cambiado de editor, lo que siempre es un trance para una revista.

Gazeta. He visto que su nuevo editor es Armand Collin... En la nueva orientación observo una tendencia hacia los números monográficos; por ejemplo, el último número está dedicado sóla y exclusivamente a los fascismos y la etnología de los racismos.

Segalen. Eso es. Se ha hecho un gran esfuerzo editorial, presentando la portada más atractiva, etc. También se intenta hacer cada vez más números centrados en un tema, para de esta forma interesar a un cierto público en una determinada cuestión. Pero es igualmente necesario que una revista como la nuestra guarde una cierta parte para artículos diversos, ya que hace falta para que los jóvenes investigadores puedan darse a conocer publicando sus trabajos; ahora mismo, por ejemplo, estoy leyendo un trabajo de uno de mis estudiantes sobre la pastelería artesanal; es interesante y habrá que publicarlo. De otro lado, la exigencia de la revista es construir números, o sea, no esperar que los artículos lleguen sino el planificarla previamente.


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