EL NUEVO MALESTAR EN LA CULTURA
II Jornadas sobre Filosofía y Patologías de Civilización

Granada, jueves 04- viernes 05 de octubre, 2012
Sede: Departamento de Filosofía II, Facultad de Filosofía y Letras (Edificio de Psicología)
. Aula Magna.

 
 
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Departamento
      de Filosofía II

 

 

 

 

 

 


Nos encontramos en época de crisis. Pero no se trata sólo de una crisis económica, como reza el tópico político: se trata, ante todo, de una crisis de espíritu, es decir, de valores, de fines vitales, de coordenadas orientativas.

Las grandes corrientes filosóficas del siglo XX, y sus expresiones en el presente, vienen realizando una profunda revisión de la existencia europea y occidental, en un esfuerzo por señalar el modo en que nuestra civilización ha entrado, progresivamente, en una decadencia que afecta al suelo profundo del espacio socio-cultural. Al hacerlo, no han dudado en diagnosticar, allí donde sólo se creía ver progreso, los síntomas de una enfermedad, a veces llamada nihilismo, otras muerte de la razón autónoma. Pues las comunidades, las culturas en su totalidad, también experimentan desfallecimientos que malogran la salud de su desarrollo.

Decir que Europa, y Occidente en general, están amenazados en su salud no significa proyectar, sin más, las categorías de la medicina o de la psicología. Las enfermedades de civilización que nos acosan no son reductibles a aquello que puede ser atribuido a los individuos concretos. Son modos supraindividuales de decaimiento, de desvitalización, de pérdida de la potencia vital que yace, como una flecha lanzada al futuro, en la historia civilizatoria de un conjunto de pueblos. Siendo ontológicas, afectan a la visión del mundo que una comunidad porta en el subsuelo de sus decisiones precisas, afectan al sustrato sobre el que crece su íntima autocomprensión, de donde surgen efectos inmediatos y proyectos de futuro. La debilidad de Occidente, en este sentido, atraviesa su política precisa y su forma de organización material, siempre visibles. Pero, en su base, es también tectónica, de profundidad no material. Y sus rasgos no son, por ello, directamente observables. Estando ahí, en el fondo, necesitan una mirada serena que trascienda los hechos observables y alcance este invisible en lo visible en que consiste el modo de vida, o la forma de existencia, que gobierna desde la trastienda.

La impermeabilidad de la sociedad al discurso y al tipo de crítica que son propios de la filosofía, por un lado, y el encierro de la misma disciplina filosófica en el reducto académico, por otro, han hecho hasta ahora inapreciables e inútiles tales investigaciones. Sólo el técnico en estrategias, sean de mercado, de retórica o de ascenso en el poder, parece tener el derecho a pensar. Pero el pensamiento es, ante todo, tarea del filósofo, que es, en su fuero interno, todo ser humano.

Es hora de que el pensamiento crítico que acompaña al filosofar rompa su blindaje y se exprese. Y no sólo desde la academia, sino en el amplio espacio de la sociedad en su conjunto. Estas jornadas, organizadas por un grupo de estudiosos de los Departamentos de Filosofía de la Universidad de Granada, sólo pueden, en esta tarea de largo aliento, proporcionar un pequeño grano de arena.

La asistencia es gratuita. También objeto de agradecimiento para quienes están acostumbrados a dialogar en solitario.